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COLUMNA: La vida como si fuera un laberinto

Los narcóticos se usan como una alternativa a la metadona para ayudar a los adictos a recuperarse del consumo de heroína.
(Joe Raedle/Getty Images)
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Rafael, el cuarto de cinco hermanos, tuvo las mismas oportunidades que los muchachos de su barrio. Fue a las mismas escuelas y se identificó con los mismos héroes; nunca fue brillante, no por falta de inteligencia, sino por falta de atención y motivación; nadie se tomó el tiempo para enseñarle con amor y disciplina.

Por alguna razón, este joven quedó rezagado y perdido entre la multitud que entraba y salía de casa. En la actualidad, de 26 años de edad, vive con su madre, en una cochera habilitada como habitación, donde consume sus días, sin oficio, ni beneficio, saltando de un trabajo a otro, sin amigos y sin una pareja con quien compartir su vida.

La vida se le ha vuelto humo a Rafael, vive pegado a un foco, fumando cristal; pasa noches en vela “atado” a su teléfono, o en una frenética e inútil actividad mental y física. A veces saca toda su ropa y la vuelve a acomodar, otras veces desarma aparatos eléctricos que jamás vuelven a quedar como estaban.

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A los tres días o después de una semana, sin parar, por fin el cuerpo se rinde y entonces duerme y duerme, se levanta con apetito y vuelve a dormir; medianamente repuesto, sale en busca de su veneno y de nuevo pasa días encerrado y esquivo. Su vida se ha convertido en un laberinto sin entradas, ni salidas.

Como suele ocurrir en estos casos, Rafael es inmune a sentimientos como el amor o la solidaridad, parece insensible ante todos y ante todo, le molestan los consejos de su madre y los comentarios de sus hermanos.

“Quiero que me dejen en paz, es mi vida y yo hago con ella lo que quiero”, es lo que suele decir envalentonado por la droga, en ningún momento piensa que está acabando con su mejores años y con la salud y los escasos recursos de su madre.

Hasta hoy sólo Dios podría hacer un cambio, pero se necesita mucho valor para rendirse y entregarle nuestro destino a un poder superior.

Escríbame, recuerde que su testimonio puede ayudar a otros. Mi email es: cadepbc@gmail.com

EL DATO
Grupo de Rehabilitación
Dirección: 9011 Telegraph Road, Pico Rivera
Juntas: De lunes a viernes, a las 7 p.m.

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