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El coronavirus está agotando los servicios del gobierno y estos vecinos dan un paso adelante para ayudar

 Cristin Lim hands out flyers in Mar Vista offering help to people during the coronavirus pandemic.
Cristin Lim reparte volantes en Mar Vista ofreciendo ayuda a las personas durante la pandemia de coronavirus.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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Un día después de que la Organización Mundial de la Salud declarara el brote de coronavirus como una pandemia, las amigas Annie Bickerton y Cristin Lim sabían que no podían esperar a que el gobierno ayudara.

Las dos milenios se movilizaron. Bickerton, de 33 años, acudió a Lim, de 24, con una idea.

“¿Puedes ayudarme a crear un sitio web para auxiliar rápidamente a los vecinos si la situación con el COVID se pone realmente mal?”, escribió Bickerton en un mensaje de texto a Lim.

En cuestión de horas, el dúo lanzó Westside Friends, una red de vecinos que se ayudan mutuamente durante el brote con compras de comestibles, comidas, farmacias, llamadas y otros recados.

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Sus habilidades se alinearon perfectamente.

Bickerton trabaja en políticas públicas y tiene un don para reunir a las personas. Ella organizó un grupo central de voluntarios.

Lim es una diseñadora independiente que siempre piensa en su audiencia. Creó un dominio web, diseñó y desarrolló el sitio web del grupo al igual que volantes impresos en inglés y español.

En cuestión de días, más de 350 personas se inscribieron como voluntarios.

“Nuestro gobierno ya está en máxima capacidad ahora”, dijo Bickerton. “Realmente necesitamos actuar como vecinos el uno para el otro en este momento y llenar los vacíos”.

Desde la izquierda, Annie Bickerton, Richard Tamayo y Cristin Lim colocan volantes ofreciendo ayuda a los vecinos de Mar Vista.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

A pesar de que se les dice que necesitan practicar el distanciamiento social, los californianos del sur, desde Santa Mónica hasta Santa Ana, están encontrando nuevas formas de unirse y recurrir a sus vecinos en busca de apoyo y orientación. Enfrentados a la dirección poco clara de los funcionarios del gobierno, las comunidades de todo el país están tomando medidas para cuidarse mutuamente, formando fuertes lazos de vecindad.

“Pienso que nos encontramos en un momento en el que vemos muchos sistemas desmoronarse y nos sentimos paralizados e indefensos ante eso. El que alguien ayude es algo tangible”, dijo Bickerton sobre Westside Friends. “Muchos de nosotros estamos leyendo las noticias, nos ponemos ansiosos y nos preguntamos qué vendrá, pero podemos recurrir a nuestros vecinos y ofrecernos comprar comestibles adicionales. Algo simple puede hacer una gran diferencia”.

Hasta el martes, Westside Friends había ayudado a más de 50 personas. Bickerton y Lim desplegaron más de 60 capitanes de cuadra en todo Westside que se comunican con sus vecinos inmediatos y sirven como punto de contacto para las solicitudes de ayuda. Crearon un número de teléfono donde la gente puede llamar para pedir ayuda. La pareja también lanzó un programa similar en el condado de San Bernardino.

Lim dijo que espera que se aliente a más personas a comenzar algo similar en sus propias comunidades. Ella hizo los volantes, el manual para el capitán de la cuadra y otra información disponible en el sitio web para que otros puedan copiar sus esfuerzos.

“Está en nuestras manos y nadie conoce su propio vecindario mejor que uno mismo”, subrayó. “Siento que cuanto antes las personas puedan organizarse y crear esta red, estarán mejor todos. Si encuentran inspirador lo que estoy haciendo, entonces hágalo también”.

The Westside Friends flyers include information on how to get help from neighbors during the coronavirus crisis.
Los folletos de Westside Friends incluyen información sobre cómo obtener ayuda de los vecinos durante la crisis del coronavirus.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Durante su primera semana, las personas que pidieron ayuda a Westside Friends tendían a ser personas discapacitadas, con enfermedades crónicas y ancianos. Uno necesitaba una entrega de comida, otro pidió que alguien recogiera sus recetas.

Otra más era una mujer inmunocomprometida. Ella no necesitaba ayuda, pero quería asegurarse de tener a alguien a quien llamar en caso de que la necesitara. Algunos de los que llamaron vivían fuera del área de Westside pero habían conseguido su número. Westside Friends les envió ayuda.

La siguiente ola de llamadas provino de personas que habían sido despedidas. Pidieron comida.

Para la tercera semana, dijo Bickerton, estaban trabajando para proporcionar recursos de salud mental y establecer llamadas o ‘chats’ para las personas que viven solas. Westside Friends también unió a más de 25 jóvenes voluntarios con personas mayores. Por ejemplo, un estudiante de USC ahora está haciendo entregas semanales de comestibles y yendo por pedidos a la farmacia para una persona mayor en Mar Vista.

Hasta ahora, la ayuda es mayor que la necesidad, señaló Bickerton.

En Santa Ana, es una historia similar.

Hace poco más de dos semanas, Nathaniel Cooper, de 38 años, reclutó a más de una docena de sus vecinos para servir como voluntarios en Washington Square, un barrio histórico en el centro de Santa Ana. Caminaban de puerta en puerta, dejando volantes en las puertas de los vecinos.

“Hasta ahora es como un rollo de papel higiénico glorificado”, dijo Cooper. Lo describió como algo bueno, pero espera que crezca en las próximas semanas, ya que se prevé que una ola de la enfermedad golpeará el Sur de California.

Hasta la fecha, el grupo ha atendido una llamada de alguien que quería saber cómo hacerse la prueba para COVID-19. Ese vecino recibió el número de teléfono del departamento de salud del condado de Orange. Un vecino se conectó con otro que podría ayudar con el cuidado de los niños.

En otros casos, las personas han ayudado a conectarse informalmente en la página de Facebook de la Washington Square Neighborhood Assn. Una vecina ofreció limones en su porche para llevar, otro comida para gatos gratis, una madre obsequió un juego de vías de tren de juguete.

Pero algunos están preocupados porque tales actos de bondad podrían conducir a la propagación involuntaria del virus.

En la ciudad de Nueva York, un miembro del concejo de Brooklyn fue citado diciendo que le preocupaba que los voluntarios que ayudaban a los vecinos pudieran poner en riesgo a algunos de los más vulnerables.

Bickerton señaló que Westside Friends ya proporciona pautas sobre cómo mantenerse a salvo a sí mismo y a los demás durante las entregas, como dejar los comestibles en las puertas y lavarse las manos con frecuencia. Ella dijo que el grupo continuará adaptándose y respondiendo a los riesgos involucrados.

“Pero incluso una entrega de comestibles implica el manejo por parte de una cadena de personas que podrían transmitir enfermedades. Cada vez que se maneja un paquete o se abre una puerta, corremos el riesgo”, advirtió. “También corremos el riesgo de dejar atrás a los miembros de nuestra comunidad en un momento de increíble necesidad, desde tensiones en la salud mental hasta la pérdida de trabajo y el miedo a lo desconocido. No podemos darnos el lujo de no ayudarnos unos a otros”.

En Culver City, Dan O’Brien, que administra la página no oficial de Facebook de la ciudad, primero escribió una publicación solicitando voluntarios en la página del grupo. Hay más de 10.000 miembros.

“Si quieres ayudar, sólo di ‘yo’ en el espacio de comentarios”, publicó. Tuvo unos cientos de respuestas.

Fue entonces cuando O’Brien, un editor de televisión y cine, decidió coordinar voluntarios. Creó un documento de Google que los voluntarios pueden completar y están dispuestos a hacer. Más de 150 se registraron en los primeros días.

De alguna manera, este tipo de organización de base puede ser más eficiente que el gobierno, que a menudo enfrenta desafíos inherentes, manifestó O’Brien.

“No tenemos que lidiar con todos los obstáculos que deben enfrentar, asegurándonos de que todos los detalles estén cubiertos”, dijo.

Pero supervisar un grupo de miles de vecinos en Facebook presenta sus propios desafíos, reconoció O’Brien.

“A veces la página puede volverse política y rápidamente molesta”, señaló O’Brien sobre la página de Facebook. “Pero justo cuando estoy listo para dejarlo todo, alguien me pedirá ayuda y mil personas entrarán a brindarla”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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