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El LAPD etiquetó a estos hermanos como miembros de la MS-13. Los fiscales dicen que fueron incriminados deliberadamente

Gadseel Quiñonez and his brother Jose Quiñonez at the recycling center where they work.
Gadseel Quiñonez, 29, derecha, y su hermano José Quiñonez, 18, en el centro de reciclaje donde trabajan.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)
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Un jueves por la mañana del mes de febrero, dos hombres con traje tocaron a la puerta del apartamento del sur de Los Ángeles que Gadseel Quiñónez comparte con su hermano menor.

Los hombres eran del Departamento de Policía de Los Ángeles. Querían saber si Quiñónez, de 29 años, o su hermano pertenecían a alguna pandilla. No, les dijo. Les preguntaron si podían tomar fotos de sus tatuajes. Claro, dijo. No tenía nada que ocultar.

Meses después, tres oficiales de la policía de Los Ángeles fueron acusados de falsificar docenas de registros de pandillas, y la razón de la visita de esa mañana se aclaró: Quiñonez y su hermano, José, habían sido identificados falsamente como miembros de la pandilla MS-13, según una denuncia presentada por los fiscales del condado.

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Gadseel y José Quiñonez están entre las docenas de personas que los fiscales del condado dicen que fueron falsamente etiquetados como miembros o asociados de la pandilla por los oficiales Braxton Shaw, Michael Coblentz y Nicolás Martínez. Los tres están en la División Metropolitana de élite de la Policía de Los Ángeles.

Aunque los hermanos Quiñónez, como otras presuntas víctimas del caso, se identifican en la denuncia sólo por su nombre y la inicial de su apellido, confirmaron haber sido entrevistados por investigadores internos del Departamento de Policía de Los Ángeles y describieron las preguntas que les hicieron acerca de su domicilio y trabajo en el sur de Los Ángeles.

Un portavoz del LAPD no confirmó ni negó la identidad de ninguna de las presuntas víctimas, afirmando que hay una investigación en marcha por parte del departamento. Diecinueve agentes están siendo investigados. Un portavoz de la oficina del fiscal del distrito del condado de Los Ángeles se negó a hacer comentarios.

En una entrevista, el abogado de Shaw, Greg Yacoubian, dijo que era injusto calificar a los policías como “agentes deshonestos”. Shaw no hizo nada más de lo que se esperaba de él, manifestó Yacoubian, que era reunir información de las pandillas en partes peligrosas de la ciudad.

“Es inocente”, dijo Yacoubian sobre Shaw. “Aunque son temas complicados, puedo decir con un alto nivel de confianza que cuando todo esto pase, estará claro que no es culpable de ninguna responsabilidad penal”.

En 2018, Gadseel Quiñonez salía de un centro de reciclaje en la calle West 92 y Main, donde trabaja desde 2010, cuando una patrulla lo detuvo, recordó. Su hermano, de 16 años en ese momento, estaba en el coche. José había llegado a Los Ángeles cinco meses antes desde Guatemala, donde aún viven su madre, su padre y otros cuatro hermanos.

Uno de los oficiales, un hombre blanco, alto, corpulento y con la cabeza rapada, abrió la puerta del lado del pasajero, agarró el brazo de José y lo sacó del auto, recordó José. Él y su hermano fueron esposados y puestos de pie contra una valla mientras los agentes registraban el BMW negro de Gadseel, según dijeron los hermanos en entrevistas separadas. Los policías hicieron preguntas en inglés y José trató de entender lo que se le decía, recordó.

Gadseel reconoció al oficial blanco: Unos meses antes, dijo, el mismo hombre lo detuvo cuando salía de una licorería en la calle 88 Oeste y Broadway. El agente le ordenó salir del auto a punta de pistola, registró su automóvil y le interrogó sobre el dinero que encontró dentro, recordó Gadseel. Cuando intentó explicar que el dinero era del negocio de reciclaje donde trabajaba, el oficial le dijo que “se callara”.

Esa vez, los agentes le preguntaron a Gadseel y a José si pertenecían a una pandilla dijeron los hermanos. No, les respondieron. Los oficiales le preguntaron a Gadseel si era dueño del auto, recordó. Les dijo que sí.

Cuando Gadseel preguntó por qué los habían detenido, los oficiales dijeron que él y su hermano parecían miembros de una pandilla y que habían oído rumores de que tenía un arma, relató. Finalmente, el jefe de la planta de reciclaje salió y habló con los policías, quienes dejaron ir a los hermanos.

Después, Gadseel le indicó a José que “tenía que comportarse, seguir las reglas” para no tener problemas con la policía, dijo José. Fue su primer encuentro con un policía americano, y lo dejó asustado y confundido, recordó.

Los hermanos no podían recordar el mes concreto de 2018 en el que fueron detenidos e interrogados. Pero según una queja presentada por los fiscales del condado, Shaw, junto con Martínez, llenó dos tarjetas de entrevista de campo el 30 de julio de 2018, que falsamente etiquetaron a un “Gadseel Q.” como un miembro de la pandilla MS-13 apodado “Squealer”, y a un “Jose Q.” como un miembro de la pandilla MS-13 apodado “Sneaks”.

Los organismos de aplicación de la ley utilizan estas tarjetas para rastrear a los presuntos miembros y asociados de las pandillas. CalGang, un centro de intercambio de información sobre pandillas en todo el estado se basó en la información de las tarjetas del LAPD hasta julio, cuando el procurador general de California, Xavier Becerra, cuya oficina supervisa la base de datos, revocó el acceso a ese banco de datos del LAPD. El jefe del LAPD Michel Moore había ordenado en junio a sus oficiales que no introdujeran más nombres en la base de datos.

CalGang es una base de datos notoriamente obscura, y ninguna de su información es de dominio público. Gadseel y José dijeron que no sabían o incluso no sospechaban que habían sido identificados como pandilleros hasta que un reportero los contactó.

“Cuando tienen pruebas de que alguien hizo algo, tienen el derecho de arrestarte o meterte en la cárcel o investigarte”, dijo Gadseel en español. “Pero cuando no hay pruebas y siguen deteniéndote, o siguiéndote o vigilándote, esperando que caigas, no es está bien. No tienen derecho”.

Yacoubian, el abogado de Shaw, dijo que algunas - pero no todas - las personas identificadas como miembros de pandillas en las tarjetas del LAPD fueron ingresadas en CalGang. Una vez que los oficiales de la División Metropolitana llenaron las tarjetas en el campo, éstas fueron enviadas a varias divisiones del LAPD donde los especialistas en el cumplimiento de la ley de pandillas examinan la información y deciden a quién agregar a la base de datos, según Yacoubian, quien se retiró del LAPD como teniente antes de comenzar a ejercer la abogacía.

Yacoubian cuestionó si alguna de las personas supuestamente identificadas erróneamente como miembros de pandillas sufrió “acciones adversas”, diciendo que a diferencia de un informe policial, las tarjetas de campo son una herramienta de recopilación de información que, por sí misma, no puede ser utilizada para procesar a alguien. Y como las tarjetas y la base de datos no son públicas, los empleadores no pueden ver los registros cuando sopesan la posibilidad de dar un trabajo a alguien, añadió.

Yacoubian describió las tarjetas como una herramienta útil para combatir las pandillas que proliferan en las zonas más pobres de la ciudad. “Dejar de utilizar esa herramienta va a tener un impacto en las comunidades minoritarias de bajos ingresos”, manifestó. “Ellos son realmente quienes van a perder en todo esto”.

Las tarjetas que Shaw llenó sobre los hermanos Quiñónez están entre las 43 que se le acusa de falsificar.

En abril de 2018, el oficial escribió una tarjeta para “Kivon W.”, a quien describió falsamente como un miembro de la pandilla 77 Swams conocido como “Dub Bird”, dijo que tenía un cisne y el número 77 tatuados en su cuello, según la denuncia.

Kivon Williams le revel´ó al Times que tiene tatuajes de una paloma y la fecha “10/17” en su cuello, lo que significa el mes y el día en que conoció a su novia. Williams, al igual que los hermanos Quiñónez, dijo que investigadores internos de la policía de Los Ángeles vinieron a su casa del sur de Los Ángeles este año, lo entrevistaron y tomaron fotos de sus tatuajes.

Williams comentó que no ha sabido nada del departamento desde entonces. No sabe si sigue en la base de datos de pandillas o qué debería hacer para limpiar su nombre.

Josh Rubenstein, un portavoz de la policía de Los Ángeles aseguró que el departamento está eliminando nombres de la base de datos a medida que avanza su investigación interna, pero se negó a tratar casos individuales.

Gadseel Quiñonez no sabe si permanece en la lista de presuntos miembros de pandillas y asociados. No le preocupa, dijo. Sabe quién es. Dejó Guatemala de niño para ir a Memphis, Tennessee, y una vez que llegó allí, “empecé a trabajar”, enfatizó. “Y trabajé el doble de duro para salir adelante”.

“Nunca me pasó por la cabeza unirme a una pandilla”, aseguró. “Nadie gana con eso”.

Vino a Los Ángeles hace 10 años y tomó el empleo en el centro de reciclaje donde todavía trabaja. Es padre de un niño de 5 años y cuida de su hermano pequeño, quien también labora en la planta de reciclaje.

“El que nada debe, nada teme”, dijo. El que no tiene nada que esconder no tiene nada que temer.

José, ahora de 18 años, está entrando en su último año en la escuela secundaria Dymally en el sur de Los Ángeles. Dejó Guatemala para encontrar trabajo aquí y enviar dinero a casa, explicó en español fuera del centro de reciclaje donde clasifica botellas y tritura vidrio, de lunes a miércoles, de 8 a.m. a 4 p.m.

Un día, le gustaría trabajar como abogado. O tal vez como oficial de policía. “Para poder ayudar a la gente”, dijo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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