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Disminuyen las calificaciones y la asistencia entre los estudiantes más pobres de Los Ángeles

A mother and three children pose outside their home
Norma Quijas, centro, con sus hijos, Valeria Quijas de tercer grado, Keyla Quijas de séptimo grado y Carlos Pérez afuera de su casa en Bell. Las calificaciones de Keyla han disminuido desde que se cambió a la escuela en línea debido a la pandemia.
(Al Seib / Los Angeles Times)
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Las calificaciones de D y F han aumentado en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles entre los estudiantes de secundaria y preparatoria en una señal preocupante del precio que el aprendizaje a distancia, y la crisis del coronavirus, está cobrando a los niños, especialmente a aquellos que son miembros de familias de bajos ingresos.

La caída en las calificaciones, que también está afectando a otros sistemas escolares, se reveló el lunes cuando el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles publicó una tabla basada en evaluaciones provisionales de 10 semanas. Las malas calificaciones aumentaron en las comunidades de bajos ingresos del distrito, que también es donde las tasas de asistencia de los estudiantes son más bajas y donde la pandemia de COVID-19 ha golpeado con especial fuerza.

“Las cifras de asistencia y las evaluaciones provisionales no reflejan el deseo o la capacidad de los estudiantes”, dijo el superintendente de escuelas de L.A. Austin Beutner en declaraciones transmitidas el lunes. “Están ansiosos por aprender y tan capaces como lo eran antes del cierre de las instalaciones escolares. Pero la lucha para hacer frente al COVID-19 y al aprendizaje en línea para los niños y sus familias es muy real”.

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Los datos sobre las calificaciones hicieron otro anuncio aún más doloroso, aunque los líderes de la junta escolar lo presagiaron la semana pasada: los campus no reabrirán para la mayoría de los estudiantes antes de enero, expuso el superintendente. Incluso ese momento podría resultar dudoso, dijo Beutner, a menos que la pandemia de coronavirus ceda y que las agencias estatales y locales ofrezcan más orientación y recursos.

La caída en las calificaciones sugiere que “las formas tradicionales de medir el aprendizaje deben repensarse”, comentó Janelle Scott, profesora de la Escuela de Graduados en Educación y del Departamento de Estudios Afroamericanos de UC Berkeley. “Evaluar a los estudiantes en este momento es esencialmente calificar los recursos de su hogar, lo que incluye no solo la estructura física y la disponibilidad de un espacio para conectarse a las clases, sino también adultos que puedan apoyar y complementar las ofertas remotas”.

Las bajas calificaciones brindan más evidencia sobre el daño de la pandemia a la educación, dijo Elisha Smith Arrillaga, directora ejecutiva de Education Trust - West, un grupo de investigación y defensa con sede en Oakland.

“Esto complica significativamente la graduación de la escuela preparatoria, la preparación universitaria y profesional, y las admisiones universitarias”, manifestó. “Los estudiantes de California experimentarán el impacto de COVID-19 en los próximos años”.

El hijo de Teresa Rodríguez, Iván, estudiante de noveno grado en Bell High School, nunca ha traído a casa una calificación reprobatoria, pero hasta ahora, obtuvo una F en teatro. Sus otras notas son mejores, pero a Rodríguez le preocupa su mal desempeño académico.

“Hay días en los que me dice que ni siquiera quiere iniciar sesión”, dijo. “Lo obligo, por supuesto, pero todo es muy negativo. Y siempre está tomando descansos para ir al baño”.

A ella le preocupa su cambio de actitud hacia el aprendizaje y, en el futuro, hacia la universidad.

“Estaba tan emocionado de graduarse de la escuela preparatoria”, dijo Rodríguez. “Siempre ansioso por caminar solo a la escuela, hacer nuevos amigos, tener un nuevo ritmo de vida. Y perdió todo eso”.

Rodríguez comprende que no hay respuestas fáciles, incluso si pudiera, no está segura de estar lista para enviar a sus hijos de regreso al campus debido a problemas de salud familiar.

Las calificaciones de Keyla Quijas, estudiante de séptimo grado en el Maywood Center for Enriched Studies, han bajado de A y B a C, D y F, reveló su madre, Norma Quijas.

“Le hablé de sus calificaciones y me respondió: ‘Mamá, no es lo mismo estar en casa que en la escuela’”, dijo su madre. “Siento que ella no está aprendiendo en absoluto. Es estresante para mí. Me siento ahí con ella. Sé que los profesores están haciendo todo lo posible, pero no es lo mismo”.

Quijas también tiene una hija en tercer grado: “Pierden el interés después de un par de horas de sentarse frente a la computadora”.

Las calificaciones decrecientes también han surgido en el Distrito Escolar Unificado de Carlsbad, un sistema escolar del condado de San Diego que tiene menos de un tercio de estudiantes que viven en la pobreza que el Distrito Unificado de Los Ángeles. El porcentaje de D y F en Carlsbad se ha más que duplicado, subiendo al 14.3%, dijo el superintendente Benjamin Churchill.

Se están reportando aumentos similares en las malas calificaciones entre los sistemas escolares en el Área de la Bahía de San Francisco.

A diferencia de algunos sistemas escolares, L.A. no dio a conocer las cifras detrás de los aumentos de año con año en calificaciones de D y F.

Para todos los distritos, el informe de 10 semanas sirve como un sistema de alerta temprana que los maestros y los funcionarios del distrito están utilizando para orientar la asistencia a los estudiantes con dificultades.

Beutner anunció el lunes que el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles está expandiendo las tutorías individuales en persona a grupos de hasta tres, para llegar a más estudiantes. Todos los participantes, incluidos los profesores, deberán realizarse una prueba de coronavirus, incluso si la han tenido recientemente. Se espera que este crecimiento gradual de los servicios en persona llegue a varios miles de los 460.000 estudiantes K-12 del distrito. Las autoridades sanitarias permiten servicios presenciales a alumnos con necesidades especiales, hasta del 25% de la matrícula.

El distrito también acelerará la evaluación en persona de los estudiantes con necesidades especiales y permitirá que los equipos deportivos comiencen el trabajo de acondicionamiento al aire libre con distancia física y sin ejercicios en equipo. Estas actividades ampliadas surgen de nuevos acuerdos con el United Teachers Los Angeles, que representa a maestros, enfermeros, consejeros y bibliotecarios.

Los próximos dos meses deben dedicarse a un esfuerzo total para prepararse para una apertura esperada en enero, dijo Beutner.

Como parte de ese esfuerzo, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles se unió a otros seis grandes distritos escolares de California el lunes para pedir a los funcionarios estatales y locales que desarrollen “un estándar común de salud, educación y prácticas de los empleados para que las escuelas tengan un camino claro para abrirse de la manera más segura”.

Los distritos pidieron “pruebas de vigilancia periódicas” para el virus entre los estudiantes y el personal sin costo para los participantes o los distritos escolares. También pidieron planes para ayudar a los empleados que estarían en riesgo al regresar al campus o que pondrían en peligro a un miembro de la familia al hacerlo.

Los legisladores estatales expresaron preocupaciones superpuestas en una carta del lunes a Mark Ghaly, secretario de la Agencia de Salud y Servicios Humanos del estado.

La semana pasada, los funcionarios estatales no pudieron decirle al comité de educación de la Asamblea qué escuelas de California han reabierto o han tenido brotes de COVID-19, y mucho menos los factores que habrían contribuido a una infección en una comunidad escolar.

Estos datos deben recopilarse y analizarse, dijo el asambleísta Patrick O’Donnell (D-Long Beach), quien firmó la carta.

Beutner calificó la falta de recopilación de tales datos como “imprudente” y señaló los esfuerzos en curso del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles para contar y publicar sus propios datos de prueba.

Un informe del analista legislativo del estado dijo que varias agencias estatales y del Condado brindan orientación a veces contradictoria a las escuelas sobre la mejor manera de mantener seguros los campus.

Las reglas estatales de COVID estipulan que el condado de Los Ángeles no puede abrir campus públicos y privados K-12 a todos los estudiantes porque las tasas de infección por coronavirus son demasiado altas, con el Condado en el Nivel 1 púrpura más restrictivo del estado. En contraste, los campus en Orange, San Diego y los condados de Ventura, donde las tasas de infección son más bajas, están autorizados para abrir.

Los campus en el condado de San Bernardino no pueden abrir. En el condado de Riverside, las escuelas también deben permanecer cerradas a menos que puedan abrir antes de un aumento de casos de COVID en ese Condado.

“Lo primero es lo primero”, dijo Beutner. “El nivel general de COVID en esta comunidad tiene que estar en un nivel más seguro... No hay nadie más frustrado por esto que yo”.

La situación con las calificaciones de los estudiantes encarna esta frustración.

“No es su culpa, tampoco de sus familias o del maestro”, agregó.

En la primavera, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles se unió a otros distritos de California para dar a los estudiantes una calificación aprobatoria en todas las clases. Y no se redujo ninguna calificación después del cierre de los campus el 13 de marzo. Desde entonces, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles ha trabajado para que el aprendizaje en línea sea universalmente accesible, para proporcionar un horario de cursos consistente y para crear lecciones en línea más atractivas. Los maestros de L.A. han tomado múltiples sesiones de capacitación en instrucción en línea, al mismo tiempo que modificaron planes de lecciones y cursos.

Y el proceso de calificaciones se ha reanudado.

“Están sucediendo cosas extraordinarias en las aulas”, dijo Beutner. “Pero es un hecho que algunos estudiantes tienen dificultades en línea”.

Incluso varios logros importantes se han visto atenuados por la realidad. Los esfuerzos de acceso universal del distrito -hacer que las computadoras y los puntos de acceso a Internet estén disponibles para todos los estudiantes- se han visto socavados por focos de recepción inadecuada de Wi-Fi en todo el Condado, especialmente en áreas de bajos ingresos.

En las “comunidades más necesitadas”, destacó Beutner en la entrevista, “la lucha es más difícil”. Señaló que la señal de Wi-Fi “puede no ser tan potente en algunas partes de las comunidades como en otras”.

Beutner dijo que habló con un profesor de preparatoria que es muy dedicado y se encuentra desconsolado por los estudiantes que llegan tarde a clase, que apagan las pantallas durante la clase de Zoom, que no entregan las tareas y por las familias que no devuelven las llamadas.

“Él sabe que a la mayoría de estos estudiantes les iría mejor en un salón de clases en la escuela con la estructura que proporciona, la comodidad de los amigos y el enfoque y la rutina de su enseñanza”, dijo Beutner.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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