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Los niños se disculpan con sus familiares moribundos por contagiarles el COVID-19

A medical team in face shields, masks and other protective gear treats a patient on a hospital bed.
Un equipo médico intuba a un paciente con COVID-19 en el Centro Médico de la Universidad de Loma Linda el 15 de diciembre de 2020.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)
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Mientras los hospitales de California se preparaban esta semana para el aumento de pacientes con COVID-19 que se infectaron en Navidad, las autoridades relataron historias dolorosas de los últimos momentos de los moribundos con sus familias.

“Una de las conversaciones más desgarradoras que comparten nuestros trabajadores de la salud es cuando los niños se han disculpado con sus padres y abuelos por llevar COVID a sus casas y haberlos enfermado. Y estas disculpas son solo algunas de las últimas palabras que los seres queridos escucharán cuando mueran solos”, dijo la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís. “Por favor, por sus seres queridos, quédense en casa. Manténganse a salvo. Mantengan a sus seres queridos con vida”.

Las autoridades creen que el pico actual fue impulsado en parte por las reuniones familiares en torno al Día de Acción de Gracias y la Navidad que permitieron a los jóvenes, que eran más propensos a estar fuera, difundir COVID-19 a sus familiares mayores.

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“La situación es más grave que nunca, por lo que voy a compartir algunas historias de nuestros hospitales locales”, dijo Solís. “Morir por COVID en la clínica significa morir solo. No se permite a los visitantes entrar en los sanatorios por su propia seguridad. Las familias están compartiendo sus últimas despedidas por medio de tabletas y teléfonos móviles”.

El Dr. Mark Lepore, médico de la unidad de cuidados intensivos del Centro Médico del Condado de Ventura, dijo la semana pasada que una gran cantidad de familias están llevando a sus seres queridos gravemente enfermos al hospital demasiado tarde.

“Les preocupa que cuando se queden internados no salgan con vida”, destacó Lepore.

Lepore dijo que se ha visto obligado a mantener conversaciones duras con los pacientes gravemente enfermos cuando llegan, explicándoles el tratamiento que pueden recibir para mantenerlos con vida, como ponerlos boca abajo para facilitarles la respiración y administrarles oxígeno presurizado mediante una mascarilla cuando sus niveles de oxígeno en la sangre descienden demasiado.

Pero si eso no funciona, expuso Lepore, ha preguntado a los pacientes si quieren que se les coloque un ventilador - lo que implica insertar un tubo en su tráquea conectado a una máquina para ayudarles a respirar y ser sedados - o si prefieren simplemente estar cómodos mientras mueren.

La probabilidad de sobrevivir a COVID-19 una vez que un paciente es puesto en un respirador es de entre el 20% y el 60%. La discusión es difícil, subrayó Lepore. “Y si se llega al punto, en que después de ponerle un respirador, su corazón se detuviera, no le haríamos RCP porque no funcionaría - ya que la enfermedad se habrá arraigado”, explica Lepore a los pacientes.

Lepore dijo que era imperativo que las personas buscaran atención médica si tenían dificultad para respirar. “Incluso si los hospitales están llenos, hay que ir a buscar atención o llamar al médico”, indicó. La gente puede comprar un dispositivo llamado oxímetro de pulso para controlar sus niveles de oxígeno en la sangre, y si el nivel es inferior al 90%, eso significa que debe llamar al departamento de emergencias, señaló Lepore.

“Cuanto más tiempo se espere por esta enfermedad, menos posibilidades tendremos de darle algunas de las terapias que pueden ayudarle a superar esto”, añadió.

Un médico de un hospital público del condado de Los Ángeles dijo que las familias que no pueden estar allí para sus seres queridos moribundos quedan devastadas.

Trabajando en la UCI, donde hay poco que los cuidadores puedan hacer para salvar a los pacientes extremadamente enfermos, el médico dijo que ha escuchado “a las familias llorar por teléfono, en agonía de que su ser querido se está muriendo”. “...La forma en que la mayoría de la gente se va es porque falleció. Pasamos nuestros días llamando a los familiares para hacerles saber que su ser querido ha agotado todos los tratamientos médicos y que va a morir a pesar de nuestros mejores esfuerzos”.

Solís señaló que más de 200 personas en el condado de L.A. morían a causa de COVID-19 diariamente, y que los hospitales estaban a punto de tener que racionar la atención, donde los médicos elegirían qué pacientes reciben tratamiento y cuáles no.

Debido a problemas de personal, un hospital privado del condado de Los Ángeles declaró el lunes un desastre interno, lo que significa que el sanatorio está tan abrumado que la sala de emergencias se encuentra cerrada a todas las ambulancias que llegan, según la Directora de Servicios de Salud del condado de Los Ángeles, la Dra. Christina Ghaly.

La Directora de Salud Pública del Condado de L.A., Bárbara Ferrer, rogó el lunes al público que se quedara en casa tanto como fuera posible. Al salir del hogar para acceder a los servicios esenciales, instó a la gente a traer toallitas desinfectantes para que puedan limpiar sus teléfonos, llaves, estaciones de trabajo y manijas de las puertas - cualquier cosa que toquen y que otros hayan tocado.

Ferrer también emitió una nueva recomendación para que la gente que debe salir - y vive en un hogar con una persona mayor o alguien con condiciones médicas subyacentes - comiencen a usar mascarillas en casa para protegerse.

“Debido a que hay tanta difusión del virus, también recomendamos que las personas mantengan cubiertas sus caras mientras están dentro de la casa”, dijo Ferrer. Cualquiera que trabaje fuera o si es el que hace los encargos esenciales en la familia, debe llevar una mascarilla en el hogar “esto añadirá una capa de protección mientras atravesamos la oleada”.

La gente, además, debe asegurarse de que las superficies que se tocan con frecuencia se desinfecten, que los utensilios no se compartan y, si es posible, que los dormitorios y los baños no se compartan con los más vulnerables.

“Este es el momento de ser extremadamente cautelosos y muy cuidadosos. No podemos aligerar nuestros esfuerzos todavía - no ahora, y no durante las próximas semanas. Cada minuto, 10 personas en el condado de Los Ángeles, en promedio, dan positivo en la prueba de COVID-19”, expuso Ferrer.

Ferrer reiteró que los individuos infectados pueden transmitir el virus a otros durante dos días o más antes de que ellos mismos muestren algún síntoma. Al menos entre el 10% y el 12% de las personas contagiadas con el virus son hospitalizadas, y más del 1% de las diagnosticadas con el virus terminan muriendo, explicó Ferrer.

“El impacto perjudicial de esta oleada para nuestras familias y hospitales locales es el peor desastre que este condado ha experimentado en décadas”, manifestó Ferrer.

Ferrer dijo que los funcionarios han hecho mucho en los últimos meses para tratar de controlar el virus - prohibiendo las reuniones, inspeccionando los lugares de trabajo, emitiendo multas. “Pero ha sido insuficiente, porque el mayor factor de todo esto se reduce a que los individuos tomen las medidas adecuadas”, destacó Ferrer. “Tenemos que asegurarnos de que todos sobrevivan para beneficiarse de la vacuna”.

“Ahora no es el momento de reunirse con amigos en su casa para ver el partido. No es el momento de ir a dar un paseo sin cubrirse la cara. Solo hace falta un error, y pronto, otras cinco, diez o veinte personas se infectarán”, enfatizó Ferrer. “La forma más importante de detener el virus es evitar las interacciones con otros y protegernos en todo momento”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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