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COVID-19: En L.A., los adultos mayores latinos y negros no tienen el mismo acceso a la vacuna que sus pares blancos

La enfermera matriculada Katherine Han vacuna contra el COVID-19 a Cornelius Kincy, de 69 años
La enfermera matriculada Katherine Han vacuna contra el COVID-19 a Cornelius Kincy, de 69 años, el viernes pasado, en Los Ángeles.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Los resultados plantearon nuevas preocupaciones sobre la desigualdad en el problemático despliegue de las vacunas para los mayores de 65 años y añaden presión a los líderes del condado para que hagan un mejor trabajo en la inmunización de las comunidades de color.

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Las personas mayores negras, latinas e indígenas americanas en el condado de Los Ángeles están recibiendo la vacuna contra el COVID-19 en una tasa más baja que los adultos mayores blancos, asiático-estadounidenses e isleños del Pacífico, según datos publicados este lunes.

Los hallazgos plantean nuevas preocupaciones sobre la inequidad en el problemático inicio de vacunación para personas mayores de 65 años, y agregan presión sobre los líderes del condado para mejorar la inmunización en las comunidades de color.

Solo el 7% de los residentes negros mayores de 65 años recibieron al menos una dosis de la vacuna, el porcentaje más bajo de cualquier grupo racial y étnico, y menos de la mitad de la cifra comparable para los residentes mayores blancos. Aproximadamente el 9% de los adultos mayores indígenas americanos y el 14% de los latinos han recibido al menos una dosis.

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En contraste, el 17% de los residentes mayores blancos recibieron al menos una inyección, al igual que el 18% de los estadounidenses de origen asiático y el 29% de los adultos mayores nativos de Hawái e islas del Pacífico.

Las personas mayores del condado de Los Ángeles que no formaban parte de los grupos prioritarios anteriores -trabajadores de la salud y residentes de centros de cuidados a largo plazo- se convirtieron en elegibles para la vacunación a partir del 20 de enero pasado.

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En el condado de L.A. se aplicaron más de un millón de dosis acumuladas. “Estamos alarmados por la desproporción que observamos entre los vacunados”, comentó la directora de salud pública del condado, Bárbara Ferrer, quien expresó su preocupación particular por la “flagrante insuficiencia en la inmunización hasta la fecha” para los residentes negros.

“Estos nuevos datos muestran que debemos facilitar mucho más la vacunación a los residentes y trabajadores nativos americanos, negros y latinxs, en sus comunidades, y por proveedores de confianza”, remarcó Ferrer el lunes. “Esta es una de las principales prioridades del Departamento de Salud Pública. Continuaremos trabajando con nuestros socios comunitarios para asegurarnos de que no solo estamos vacunando a todos rápidamente, sino también abordando la necesidad de brindar un acceso más fácil a los sitios del vecindario y mejor información precisa sobre las vacunas”.

Según Ferrer, el condado está comprometido a aumentar el número de centros de vacunación en las áreas más afectadas. En total, hay 365 sitios funcionando esta semana. Se agregaron diez para el lado este y el sur de L.A., lo cual elevó el número total en esas áreas a 14 y 35, respectivamente.

Ferrer añadió que el condado también está organizando equipos móviles para comenzar a vacunar, la próxima semana, a los residentes de viviendas y centros para adultos mayores en las áreas más afectadas. “Contaremos con trabajadores de salud comunitarios en las zonas más perjudicadas, quienes podrán acudir cuadra por cuadra para brindar información a los residentes sobre cómo vacunarse, ayudarlos a inscribirse y disipar mitos y otra desinformación sobre la inmunización”, detalló la funcionaria.

La disparidad entre quienes se aplican las vacunas no se limita al condado de L.A. En el más poblado del norte de California, Santa Clara, solo el 18% de las personas mayores latinas y negras recibieron al menos una dosis, mientras que el 28% de sus pares blancos y el 40% de los asiático-estadounidenses lo hicieron.

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La supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís, señaló que los grupos raciales y étnicos que sufrieron lo peor en términos de casos de coronavirus, hospitalizaciones y muertes, están recibiendo menos vacunas. “Esto es completamente inaceptable. Compartiremos algunos de esos cambios en el plan de vacunación en los próximos días para asegurarnos de que sea verdaderamente equitativo”, enfatizó. “Francamente, estoy decepcionada; nos pido a todos nosotros, a nuestros departamentos y nuestros proveedores médicos, que cumplamos con la responsabilidad de garantizar que la vacuna llegue a quienes más la necesitan”.

Si bien L.A., como en otras partes del estado, se enfrenta al simple hecho de que no hay suficientes dosis, según Solís el condado busca intensificar sus esfuerzos para garantizar que las disponibles sean distribuidas de forma equitativa.

Entre esas estrategias se encuentra el despliegue de equipos móviles de vacunación en viviendas para adultos mayores o administradas por el gobierno, así como en campamentos para desamparados “y otros lugares donde las personas no pueden acceder fácilmente al transporte”, para asegurarse de que los angelinos elegibles no se queden atrás, según Solís. “Estas son algunas de las primeras unidades móviles que se implementarán en el condado. Creemos que este modelo ayudará a abordar el problema de la movilidad y el acceso, una vez que ampliemos estos equipos”, expuso.

Si bien el condado tiene varios centros a gran escala que pueden inmunizar a miles de individuos por día, los funcionarios buscan establecer puntos de apoyo en todas partes, para que las personas puedan vacunarse más cerca de sus domicilios.

“El objetivo es, de hecho, tener eventualmente sitios de vacunación en todas partes, desde escuelas hasta centros comunitarios locales y proveedores de servicios confiables ubicados en los vecindarios”, añadió Solís. “El suministro sigue siendo nuestro mayor desafío, y la logística del almacenamiento en frío y la corta vida útil de estas vacunas también son obstáculos en nuestra campaña masiva”.

Los funcionarios esperan que el tema de la equidad reciba un impulso con la apertura de un sitio federal de vacunación masiva en Cal State L.A. que, según Solís, debería estar en funcionamiento para el 16 de febrero.

“La equidad no es solo una palabra de moda”, afirmó la funcionaria. “Debe ser un principio fundamental de la forma en que elaboramos políticas y prestamos nuestros servicios”.

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Solís dijo en un comunicado emitido el lunes por la tarde que otra táctica que podría emplear el condado es “potencialmente reservar citas para garantizar que quienes más lo necesitan reciban una dosis más pronto que tarde. La información y las instrucciones sobre cómo programar una cita de vacunación evidentemente no han llegado a quienes más las necesitan”.

Para abordar algunas de las desigualdades que enfrentan los residentes al vacunarse, Solís presentará el martes una moción a la Junta de Supervisores pidiéndoles que consideren cambiar la ruta de los servicios de autobús para brindar un acceso más directo a los grandes sitios de vacunación del condado. “Hasta que la vacuna esté disponible en todos los vecindarios, existen importantes inequidades, como el acceso al transporte, que deben abordarse”, resaltó Solís en la moción.

Según la supervisora Holly Mitchell, cuyo distrito incluye un gran porcentaje de residentes negros de Los Ángeles, el condado ha tenido una cantidad significativamente menor de vacunas de las que necesita, y administrar esa pequeña cantidad se complicó aún más debido al sistema estatal escalonado. “Nada acerca de este maldito virus es sencillo”, resaltó Mitchell en una entrevista.

También agregó que ella y otros líderes negros han estado enfatizando a los residentes negros la importancia de vacunarse. “Les pedimos: ‘Cuando aparezcas en la lista, sea cual fuere tu categoría, vacúnate’, para realmente tratar de superar el miedo que mucha gente negra tiene sobre el sistema de prestación de servicios de salud”.

Los seis nuevos centros de inmunización en clínicas locales y tiendas Rite-Aid en el sur de Los Ángeles son un intento de llevar las vacunas a los vecindarios de la gente. “La importancia de estar en la comunidad, en ese entorno, es que les pedimos que acudan a un recurso comunitario de confianza preexistente”, señaló.

Pero incluso cuando el condado añade sitios, no puede lograr un progreso significativo sin más suministro. “Tenemos que conseguir el producto para poder realizarlo”, reconoció Mitchell. “Hemos creado instalaciones para hacerlo. Nos hemos asegurado de que las áreas que naturalmente no tienen farmacias cuenten con otras entidades que puedan aplicar las dosis. Genial, ya hemos hecho todo eso, ahora necesitamos la vacuna”.

El concejal Marqueece Harris-Dawson, que representa al sur de L.A., criticó la forma en que se distribuyeron las vacunas. En una reunión reciente del Concejo Municipal, expresó su preocupación por la estrategia inicial del gobierno de enviar dosis a megacentros, como el montado en el Forum, de Inglewood. Sus electores, señaló, “no irán a ningún lugar con grandes multitudes” y criticó la composición demográfica de quienes son vacunados en el lugar, que no es representativa de la comunidad vecina.

Los grandes sitios de vacunación “tienden a reforzar algunas de las desigualdades que la pandemia ha expuesto”, remarcó Harris-Dawson, y sugirió enviar las dosis a los proveedores de atención médica que tienen un largo historial de confianza con los vecinos. Hace dos semanas, en una reunión del Concejo Municipal, el concejal solicitó que los funcionarios de la ciudad estuvieran listos para desplegar unidades móviles.

La semana pasada, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, afirmó que la ciudad había establecido un programa para “llevar clínicas móviles de vacunación a las comunidades que han sufrido la tasa más alta de enfermedad y muerte por COVID-19”. El programa, detalló, había comenzado en el distrito de Harris-Dawson, llevando las “dosis directamente a la comunidad, a las personas mayores que las necesitan pero que no necesariamente pueden caminar o conducir hasta un centro de vacunación”.

Los residentes latinos y negros se han visto afectados de manera desproporcionada por la pandemia. En el condado de L.A., los latinos registran 40 muertes diarias por cada 100.000 habitantes; para los residentes negros, la cifra es de 20, y para los asiático-estadounidenses, 17. Hay 14 decesos por cada 100.000 residentes blancos por día.

Según el concejal Kevin de León, los datos no son impactantes, porque las personas de color han enfrentado repetidas barreras para vacunarse. Los funcionarios deben centrarse en las comunidades con las tasas de mortalidad más altas, enfatizó. “Desafía la razón” que los residentes de áreas con bajas tasas de infección puedan ir a aquellas con altas tasas y vacunarse, ironizó. “Si en el vecindario se está incendiando una casa, hay que apresurarse con agua para apagar ese fuego. No llevarla a las otras casas, que no se están quemando. Sin embargo, así es como lo están haciendo”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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