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Las mujeres suspenden sus profesiones debido al COVID para cuidar a sus hijos. Puede que nunca se recuperen

A woman stands over a seated child working at a computer in a home office
Rebecca Biernat observa cómo su hijo Seamus, de 6 años, participa en una clase en línea desde su casa en San Francisco.
(Associated Press)
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Las madres con empleo externo, que se encuentran entre las más afectadas por la recesión del COVID-19, están regresando a la fuerza laboral en cantidades impresionantes, con la ayuda de la reapertura de escuelas y programas de guardería.

Pero la pandemia ha cobrado un alto precio a millones de madres en términos de seguridad laboral, equidad salarial y oportunidades profesionales a largo plazo, pérdidas que muchas probablemente nunca recuperarán.

Debido al aumento de responsabilidades en el cuidado de los niños provocado por el cierre de escuelas y guarderías, muchas mujeres explican que no tenían más remedio que dejar sus trabajos o asumir responsabilidades reducidas.

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En un número significativo, sufrieron recortes salariales, reducción de horas, disminución de los beneficios de jubilación y pérdida de ascensos.

Y contrariamente a la esperanza de que trabajar desde casa facilitaría a las mujeres equilibrar las nuevas demandas que se les imponen, son las madres que laboran en línea las que pueden estar luchando más o saliendo de la fuerza laboral, señaló Misty Heggeness, asesora y economista investigadora de la Oficina del Censo de Estados Unidos.

“Están muy agotadas porque, además de tratar de averiguar cómo hacer su trabajo en casa en un contexto en línea, también están cuidando a sus hijos. Y ese tipo de multitareas es extremadamente difícil”, indicó Heggeness, quien es madre de dos estudiantes de secundaria y ha estado laborando desde casa.

Ella y otros expertos temen que los efectos a largo plazo de la pandemia privarán a la economía de trabajadoras necesarias y retrasarán décadas de avances que las mujeres habían logrado profesionalmente, particularmente en las empresas estadounidenses, incluida la reducción de la brecha salarial con los hombres.

Aproximadamente un tercio de todas las madres en la fuerza laboral han reducido o dejado sus trabajos, o planean hacerlo, según una encuesta de Seramount, una firma consultora que se enfoca en la inclusión en el espacio laboral. Eso es aproximadamente 8 millones de trabajadoras.

A woman working in a home office as two children sit nearby.
Marian Millikan con sus dos hijos, Braden Millikan, de 7 años, y Sophia Millikan, de 10.
(Ian Millikan)

Marian Millikan, de 37 años, es una de ellas. “Después de 14 años con la misma compañía, casi lo lograba”, escribió sobre su objetivo de convertirse en socia de una firma nacional de contabilidad en Richmond, Virginia.

Cuando el COVID-19 cerró escuelas y guarderías en marzo de 2020, Millikan trabajaba a distancia mientras educaba en casa a sus dos hijos, entonces de 6 y 8 años.

Era la temporada alta del pago de los impuestos. Organizó reuniones de Zoom con los clientes entre los tiempos dedicados a las necesidades de sus hijos. Trabajaba por las noches y los fines de semana.

Su esposo ayudó, pero después de un mes y medio, cansada y emocionalmente agotada, Millikan fue a ver a su patrón para ver si se podían hacer algunos arreglos.

“Me dijeron: ‘Pero necesitamos que hagas todas las horas que realizas. Hay mucho trabajo pendiente’”, explicó en una entrevista.

A principios de mayo del año pasado, Millikan renunció, pero no sin antes sufrir por saber qué decisión tomar.

Parte de eso era que no quería decepcionar a la gente, comentó ella; siempre la felicitaron por hacer malabarismos con las exigencias de ser madre con una carrera empresarial. “No quería parecer que estaba renunciando cuando las cosas se pusieron difíciles, porque eso no es lo que deseaba que pasara”, comentó.

Desde entonces, Millikan se ha unido a una pequeña oficina con otros contadores. Gana mucho menos, pero indicó que tiene más tiempo con sus hijos y ha reenfocado su carrera en ayudar a las empresas de menor tamaño.

Los empleadores esperan que muchas más madres regresen a sus trabajos este otoño cuando las escuelas abran para clases presenciales. Las mujeres son fundamentales para poner fin a la escasez generalizada de mano de obra que ha frenado a las empresas y la recuperación económica general.

La cantidad total de mujeres con empleo e hijos menores de 18 años fue de casi 23 millones en julio, alrededor de 1 millón menos que hace dos años.

Para las mujeres con hijos en edad escolar, la tasa de desempleo, después de saltar al 13.4% en abril del año pasado, fue del 5.4% el mes pasado. Eso es un poco más bajo que la cifra comparable para todos los trabajadores, aunque los expertos temen que la variante Delta del coronavirus podría hacer retroceder las cosas.

Kelly Mann de Raleigh, Carolina del Norte, se encuentra entre las mujeres que acaban de regresar a la fuerza laboral, pero en un trabajo diferente. Recibe una cuarta parte de su salario anterior.

El año pasado, Mann fue una gerente de alto rango responsable de implementar el material didáctico de enseñanza remota de McGraw Hill para la región del Atlántico Medio. “Era una especie de trabajo de mis sueños. Puse las bases para este empleo durante años”, explicó.

Pero cuando sus tres hijas, de 11, 12 y 14 años, se enfrentaron repentinamente a la escuela en casa frente a una sola computadora, Mann dejó el trabajo.

“Sabía que no había ninguna posibilidad de que mis hijas navegaran por el aprendizaje en línea con sus diferentes horarios sin mi apoyo de tiempo completo”. Agregó que su esposo no podía dejar su empleo porque la familia necesitaba su salario más alto.

Mann estaba tan decepcionada con el manejo de la pandemia por parte del sistema de escuelas públicas que se convirtió en defensora del aprendizaje en persona y trasladará a dos de sus hijas a una escuela privada este otoño. Eso significa que ha tenido que empezar a ganar dinero de nuevo. Así que este mes comenzó un nuevo empleo como coordinadora de promoción para una organización sin fines de lucro que se enfoca en la educación.

A los 49 años, Mann comentó: “Estoy en la edad en la que, cuando dejas una profesión al nivel en el que estaba, volver a ingresar será extremadamente difícil”.

Laura Sherbin, economista de Seramount, señaló que los estudios muestran que relativamente pocas mujeres que se toman un tiempo libre prolongado recuperan las profesiones que alguna vez tuvieron.

“Tradicionalmente, ha sido muy difícil para las mujeres dejar el acelerador y poder volver a pisarlo, ya que los modelos de reclutamiento y los paradigmas en el mercado laboral realmente no lo permitían”, indicó Sherbin.

Muchos expertos esperan que cuando se publiquen los datos salariales actualizados por género, muestren un cambio significativo para las mujeres después de décadas de ganar terreno de manera constante.

En las décadas de 1960 y 1970, las mujeres ganaban menos de 60 centavos por cada $1 de ingresos promedios de los hombres, pero eso comenzó a aumentar en la década de 1980 y alcanzó un máximo de 82 centavos por cada $1 en 2019, según muestran los datos de la Oficina del Censo.

Para muchas madres, “su trayectoria de ingresos durante el total de su vida está atrofiada y en un camino radicalmente diferente porque están retrocediendo hoy”, indicó Heggeness, economista de la Oficina del Censo.

Y el aumento del trabajo a distancia desde el hogar puede ser de mucha menos ayuda para las carreras de las mujeres, en comparación con lo que la gente piensa, explicó.

“Si dan marcha atrás hoy, no están en la reunión cuando el jefe dice: ‘¿Alguien quiere ofrecerse como voluntario para liderar este nuevo proyecto?’”, agregó Heggeness. “No están presentes en la junta y, cuando hay un ascenso disponible, no son seleccionadas”.

Lo que le duele a Lakshmi Swamy, una cirujana oftalmóloga pediátrica de 41 años de Carolina del Norte, es el costo para los pacientes y la comunidad en general cuando los médicos y otros trabajadores de la salud tienen que reducir su actividad o dejar sus trabajos.

Antes de la pandemia, Swamy estaba tratando a bebés prematuros en cuatro hospitales en el condado de Wake, también se encontraba de guardia para emergencias por trauma ocho semanas al año, dirigiendo su propia práctica quirúrgica ambulatoria y haciendo trabajo de manera gratuita.

Cuando su hijo de 13 años comenzó a perder interés por el aprendizaje en línea, “su estado emocional simplemente se derrumbó”, señaló; Swamy creó un plan de estudios detallado y trabajó en estrecha colaboración con él de 8 a.m. a 3 p.m. de lunes a viernes.

La compensación fue un retroceso de su práctica ambulatoria. Tuvo que hacer su propia selección para concentrar el poco tiempo que tenía para trabajar en casos de alto riesgo.

Swamy enfatizó que hay una gran escasez de doctoras especialistas como ella, pero no ve cómo puede volver a su horario anterior.

“Está justificado en este momento porque esto es lo que mi familia necesita”, explicó. “Pero esa es la culpa que me mantiene despierta por la noche”.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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