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Columna: Los mexicanos han luchado por una mejor California durante 171 años. Estos libros muestran de qué manera

Chicanos marching along desert road near the Salton Sea during a 1971 protest
Chicanos marchando por una carretera desértica cerca de Saltón Sea, durante una protesta en 1971 desde Calexico a Sacramento.
(Los Angeles Times Archive/UCLA)
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Aumento de casos de COVID-19. Una sequía que simplemente no cesa. Precios récord de la gasolina. El 2021 en California es tan, bueno, espantoso que ni siquiera nos está dando las festividades para relajarnos y reagruparnos para lo que ya se perfila como un 2022 de terror.

No es de extrañar que tantos hayan abandonado el Estado Dorado para siempre, y tantos más busquen en Zillow viviendas en Idaho, Tennessee o Texas.

Déjelos ir. Necesitamos una California de luchadores, no de personas que se rinden. De gente que no tiene miedo de lidiar con problemas épicos, maldita sea. Entonces, a medida que se avecina el próximo año, debemos idear una nueva estrategia sobre cómo seguir adelante en lugar de simplemente sentarnos o rendirnos.

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Por eso todos debemos aprender a pelear como mexicanos.

Desde que California formó parte de Estados Unidos hace 171 años, las luchas de mi raza en busca de la buena vida han servido como notas graves para la melodía del estado: profundase, fundamentales, pero rara vez apreciadas. Por lo general, los poderes fácticos nos han superado y subestimado, pero nuestra voluntad indomable nos ha ganado victorias reñidas que pueden servir de inspiración para todos durante estos tiempos difíciles.

Cuatro libros publicados en 2021 capturan este espíritu. Cada uno destaca diferentes batallas de las comunidades mexicoamericanas de California, pero todos nos ofrecen el mismo desafío hoy: Luche a su manera, en sus propios términos, pero luche.
Fotografía 2. “Sangre y oro: La leyenda de Joaquín Murrieta” reinventa la historia del antihéroe original de California.

"Blood and Gold: The Legend of Joaquin Murrieta" book
“Sangre y oro: La leyenda de Joaquín Murrieta” reinventa la historia del antihéroe original de California.
(Gustavo Arellano / Los Angeles Times)

La única novela en esta lista también está basada en el furioso mexicano original de California. “Blood and Gold: The Legend of Joaquín Murrieta” es una reinvención del icónico minero de oro convertido en forajido, cuya búsqueda por parte de las fuerzas del orden del estado y el espeluznante destino como una cabeza preservada que se muestra para asustar a generaciones de anglos, ha inspirado múltiples libros, canciones, novelas baratas, murales y películas.

El autor Jeffrey J. Mariotte es un escritor experimentado de wésterns, y el coautor Peter Murrieta es un renombrado showrunner de Hollywood, por lo que su novela de 600 páginas recorre su saga llena de acción con el vigor de Louis L’Amour (y con una gran vuelta de tuerca de la trama al final). Los historiadores todavía debaten cuánto sucedió realmente, si es que sucedió algo, de la historia de Murrieta, pero eso no viene al caso para Mariotte.

“Eso es lo que pasa con las leyendas y la ficción”, señala en una nota. “Lo que es verdad no es tan importante como lo que podría ser, en las circunstancias adecuadas, percibirse como verdad”.

Lo que suena como un hecho en “Blood and Gold” es que Murrieta y sus compatriotas mexicanos tenían todo el derecho de hacer estragos en California durante la fiebre del oro debido a la pérdida de tierras y los linchamientos que sufrieron. Aunque solo los nerds de la historia recuerdan a Murrieta hoy en día, fue una inspiración para los mexicoamericanos durante la década de 1970 por sus acciones, y su campaña contra los racistas, así como un sistema de poder corrupto, es una campaña en la que todos deberíamos alistarnos, exceptuando los robos y asesinatos, por supuesto.

Si quiere ver sangre, le sugiero “Lost Stories of West Coast Latino Boxing”, el tercero de una trilogía de libros cortos de Gene Aguilera que usa la historia del deporte en el sur de California como metáfora de la experiencia latina. Basándose en la colección personal de fotografías, carteles, programas y revistas del autor, este breve tomo ofrece solo un par de párrafos y fotografías de reconocidas estrellas locales como Oscar De la Hoya, Art Aragon y Fernando Vargas, que Aguilera cubrió en libros anteriores. “Lost Stories” se centra en cambio en héroes olvidados como Solomon García Smith, un medio irlandés y medio mexicano de Los Ángeles que fue el primer campeón mundial latino en la historia cuando ganó el título de peso pluma en 1893.

El resultado parece más un anuario que cualquier cosa con ambición literaria, pero está bien. Aguilera brinda a los lectores la amplitud y profundidad del espíritu de lucha latino en su sentido más literal, pero también lo vincula con sus paralelos en el mundo real.

“El boxeo refleja uno de los principios básicos de la vida”, escribe en la introducción. “A veces se gana, y a veces se pierde”.

Si sucede esto último, los pugilistas que destaca se levantan y vuelven a intentarlo.

Anaheim High Colonists football
“Los Colonos de Anaheim: Una historia del fútbol americano”, de Dennis Bateman.
(Gustavo Arellano / Los Angeles Times)

Encontrará mucha resistencia en “Rewriting the Chicano Movement: New Histories of Mexican American Activism in the Civil Rights Era”. La colección de ensayos académicos editados por los profesores de UC Santa Bárbara, Mario T. García y Ellen McCracken, destaca incidentes y escenas en la historia mexicano-americana que generalmente se pasan por alto incluso en los cursos de Estudios Chicanos.

Aprendemos sobre el Social and Public Art Resource Center (SPARC), la antigua base de la legendaria muralista Judy Baca, y obtenemos una historia oral de Mita Cuarón, una heroína no reconocida de los Chicano Blowouts de 1968. El capítulo más conmovedor trata sobre el movimiento en el condado de Fresno durante las décadas de 1960 y 1970, donde estudiantes de pueblos rurales de todo el Valle Central llegaron a la gran ciudad para obtener un título universitario solo para encontrar una sociedad fuera del sur profundo.

“Lo que los mexicanos encontraron [ahí]”, comentó el autor Patrick Fontes, “fue un área totalmente fundada por blancos para blancos; de hecho, entraron en una tierra extranjera”.

Pero los chicanos persistieron y prometieron regresar a sus lugares de origen para mejorarlos. Hoy, el Valle Central se está volviendo políticamente púrpura lentamente, como uvas madurando en una vid.

El ajetreo es uno de los rasgos comunes que tienen los protagonistas de todos estos libros, y eso ha sido durante mucho tiempo el sello distintivo del equipo de fútbol de mi alma mater, Anaheim High. Sus pruebas y tribulaciones se tratan en “The Anaheim High Colonists: An American Football History” de Dennis Bateman. Nuestra escuela fue una potencia del fútbol americano en el condado de Orange durante décadas, hasta 1996, cuando ganamos una parte del título de la Liga de Orange en mi último año. La temporada siguiente, Anaheim High se embarcó en una racha de 24 derrotas de la que el programa no se ha recuperado del todo.

¿Qué cambió? El cuerpo estudiantil, que una vez fue abrumadoramente blanco de clase trabajadora y ahora es abrumadoramente mexicano de clase trabajadora. Hoy, el equipo de fútbol americano Anaheim Colonists juega en la segunda división más baja de fútbol americano de 11 hombres en la sección sur de la Federación Interescolar de California.

Bateman, comprensiblemente, podría haberse lamentado de esta caída de prestigio en sus páginas. En cambio, conecta a los jugadores latinos de hoy con sus predecesores al señalar una actitud combativa y compartida, así como una actitud de nunca morir contra equipos que son inevitablemente más grandes, más altos y más rápidos.

“La inspiración de todas esas glorias pasadas y presentes”, escribe Bateman en su conclusión, “sirve como guía para aquellos que usarán el azul y el oro en el futuro”.

Lo mismo puede decirse de los mexicanos que traen ese ajetreo, y luchan en California.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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