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Matrícula y retrasos en las cuotas -incluso tan nimios como $41- pueden echar por tierra la educación en colegios comunitarios

Students gather at Long Beach City College
Estudiantes de Long Beach City College, que condonó $2,1 millones en deuda a 7990 alumnos desde la primavera de 2020 hasta el verano de 2021
(Gary Coronado / Los Angeles Times)
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En la primavera de 2021, $600 se interpusieron entre Endele Wilson y su sueño de obtener una credencial de enseñanza de Long Beach City College.

Wilson, de 47 años, comenzó a tomar cursos en 2019, unos meses antes de la pandemia y justo antes de perder su empleo como maestro de música en una escuela primaria. Encaró varios trabajos como músico y encontró un turno nocturno en una gasolinera para mantener a sus ocho hijos.

Pero cuando estaba a unas 18 unidades de terminar, recibió una factura que lo detuvo en seco. No calificaba para la ayuda financiera, relató, debido a las bajas puntuaciones que había obtenido hace años en otro colegio comunitario. Confrontado con esos $600 en cuotas de inscripción impagas, no podía registrarse para las clases hasta que liquidara el saldo. “No sabía qué hacer”, recordó. “Incluso con dos trabajos, gano lo justo para sobrevivir”.

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La inscripción en los colegios comunitarios de California se desplomó casi un 20 % durante la pandemia, a alrededor de 1,3 millones de estudiantes desde el otoño de 2019 hasta el de 2021, según datos estatales. Los campus están preocupados por su futuro y los potenciales estudiantes con menos oportunidades de esas que ofrece la educación superior.

Para los funcionarios universitarios, las dificultades relacionadas con la pandemia impulsaron a los alumnos a elegir trabajos en lugar de educación, y las clases en línea eran barreras para las personas de bajos ingresos, sin recursos digitales.

Pero una nueva investigación sugiere que las políticas de las universidades en torno a los saldos impagos también pueden estar contribuyendo a la baja de la inscripción, al tiempo que crean un daño financiero perdurable para las instituciones y los estudiantes.

Un informe publicado el jueves por el Student Borrower Protection Center, un grupo de defensa sin fines de lucro centrado en la deuda estudiantil, intenta cuantificar el alcance del problema. Usando datos de tres distritos de colegios comunitarios de California e información demográfica de los estudiantes, los investigadores estiman que desde julio de 2020 hasta junio de 2021, unos 321.000 estudiantes de colegios comunitarios acumularon una deuda colectiva de $107 millones con sus campus.

Los investigadores proyectaron estimaciones para el sistema en función del porcentaje de estudiantes afectados en tres distritos diversos: Compton, Lake Tahoe y Peralta, en el norte del condado de Alameda. El informe se entregó conjuntamente a The Hechinger Report, una redacción sin fines de lucro que cubre temas de educación, y a The Times.

Además, The Hechinger Report obtuvo datos de siete distritos de colegios comunitarios, que representan 19 de las 116 entidades del sistema de California. Aunque hay variaciones en lo que cada distrito rastrea, los datos muestran decenas de miles de estudiantes endeudados con sus colegios comunitarios, en línea con la estimación de los investigadores. Los registros incluyen datos sobre una variedad de deudas institucionales de universidades y distritos, incluido Evergreen Valley College en San José, el distrito universitario de Contra Costa, de tres campus; el de Los Ángeles, de nueve, y los tres campus del distrito universitario comunitario de la costa, en el condado de Orange.

La aflicción por estas deudas no se siente de manera uniforme, afirmaron los investigadores. “Impactan a los estudiantes de bajos ingresos a un ritmo mucho mayor”, señaló Charlie Eaton, profesor asistente de sociología en la Universidad de California, Merced, y coautor del informe. “Estas deudas están ampliando las desigualdades en cuanto a quién obtiene un título, y provocan turbulencias financieras”.

Cuando los alumnos deben dinero a sus universidades, incluso pequeñas cantidades, se les puede prohibir la inscripción. Las entidades pueden remitir a los estudiantes a los recaudadores de impuestos estatales para embargar su reembolso de impuestos, o a compañías de cobros morosos, que a menudo tienen tarifas altas. Las universidades no suelen recuperar mucho dinero, y los exalumnos pueden perder su crédito.

Los estudiantes acumulan deudas por varias razones, según expertos y funcionarios universitarios. A veces, ingresan en un plan de pago para la matrícula y no pueden mantenerse al día. Otras, pagaron la matrícula en su totalidad, pero deben dinero por estacionamiento atrasado, biblioteca o tarifas de vivienda. A veces, los estudiantes deben una multa por no devolver una computadora o calculadora a tiempo.

Long Beach City College student Endele Wilson
Estudiante de LBCC, Endele Wilson no habría podido continuar su educación si su universidad no hubiera condonado un préstamo.
(Photo by Zyrah Holloway, courtesy of Endele Wilson)

La cantidad de estudiantes en esta situación probablemente creció durante la pandemia, dijo Eaton, aunque es difícil saber cuánto. No se sabe cuántos estudiantes querían volver a inscribirse pero no pudieron hacerlo debido a su deuda. La oficina del rector del Colegio Comunitario de California no rastrea esta información. Tampoco controla lo que le sucede a un estudiante endeudado. Tampoco regula cómo las universidades manejan las cuotas impagas.

El presidente universitario Eloy Ortiz Oakley reconoció el problema. “Demasiados estudiantes tienen dificultades, que hacen que incluso las deudas modestas sean una barrera para la inscripción en los colegios comunitarios”, destacó.

Agregó además que los estudiantes de colegios comunitarios que necesitaron asistencia financiera durante la pandemia son algunos de los “beneficiarios más merecedores” de ayuda federal y cree que merecen una inversión debido a su impacto general en la economía “También sabemos que por cada dólar que los contribuyentes invierten en estudiantes de colegios comunitarios, ven un rendimiento significativo de esa inversión durante la vida del estudiante”, añadió.

El costo de la universidad comunitaria varía según la cantidad de unidades que tome un estudiante y del precio de los libros de texto. Un campus de Los Ángeles estima un costo anual de más de $2300 en matrícula, cuotas de inscripción y libros en base a un curso de 14 unidades. Un campus en el norte de California estima $2500 para el año escolar. La suma no incluye gastos de transporte, vivienda y otras necesidades básicas.

Long Beach City College
La inscripción en los colegios comunitarios de California se desplomó casi un 20% durante la pandemia, y las investigaciones muestran que las políticas de deuda pueden ser un factor contribuyente. Arriba, Long Beach City College, el 16 de marzo.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

La matrícula de los colegios comunitarios puede ser gratuita para los estudiantes con buen desempeño académico que califiquen para subvenciones estatales y federales a través de la solicitud de ayuda financiera federal FAFSA. El Programa California Promise renuncia a las tarifas de inscripción, al igual que un programa específico de Los Ángeles.

Pero Eaton y sus colegas investigadores descubrieron que los estudiantes pueden enredarse en la burocracia de la ayuda financiera. Por ejemplo, algunas universidades permiten que los estudiantes se inscriban antes de que se apruebe y se desembolse su ayuda financiera. Si completan la documentación incorrectamente, pueden recibir menos dinero del esperado y les resulta luego imposible cubrir la brecha.

O, cuando los estudiantes se dan de baja a mitad del semestre, las escuelas deben devolver su ayuda financiera federal al Departamento de Educación, y los estudiantes deben reembolsar a la entidad, incluso si solo asistieron a clases durante unas pocas semanas. El Departamento de Educación actualmente ofrece exenciones para este proceso, si una universidad puede demostrar que alguien abandonó los estudios por un motivo relacionado con la pandemia, pero los datos disponibles muestran que muchos estudiantes no fueron condonados.

Unos 2100 estudiantes en el Distrito de Colegios Comunitarios de Los Ángeles que se retiraron entre el otoño de 2019 y el verano de 2021 debían dinero de reembolso de ayuda federal a su escuela, según datos de funcionarios del distrito producidos a principios de marzo. En total, los datos mostraron que los alumnos le debían al distrito $10 millones en total.

Compton College decidió saldar la deuda de 2702 estudiantes durante la pandemia para que siguieran matriculados, destacó su presidente, Keith Curry. El promedio de deuda perdonada fue de solo $41. “Si debes $41 y no vas a volver a clases por ese motivo, es problemático”, comentó.

Los colegios y universidades públicas de California tienen amplia discreción sobre cómo manejar el cobro de deudas de los estudiantes, y las prácticas varían. Algunos tratan de recolectar el dinero por su cuenta. Otros utilizan agencias privadas de cobro, o envían la deuda a la Junta Impositiva del estado para embargar los reembolsos de impuestos.

Aunque algunas escuelas suspendieron el uso de cobradores de deudas durante la pandemia, la práctica puede tener “efectos duraderos en su capacidad para rentar un apartamento, obtener un préstamo para un automóvil, obtener una tarjeta de crédito y participar plenamente en la economía”, comentó Eaton.

Mientras tanto, la oficina del presidente continuó con su “programa de compensación de impuestos”. Las escuelas participantes envían los nombres de los alumnos con saldos vencidos y la información se envía a la Junta Impositiva del estado. Luego, a los estudiantes se les pueden embargar sus reembolsos de impuestos estatales y cualquier premio de lotería. Según la oficina presidencial de la universidad, 21 distritos, incluidos Los Ángeles, Long Beach y Riverside, que atienden a unos 96.000 estudiantes, participan en el programa. Otros siete buscan participar.

Los funcionarios del Rio Hondo Community College en Whittier decidieron pausar la participación en el programa de compensación de impuestos para los estudiantes actuales antes del comienzo de la pandemia y no se reiniciará durante al menos tres años más, señaló Stephen Kibui, vicepresidente de finanzas y negocios. El campus generalmente recupera alrededor del 40% de lo que se debe después de permitir una tarifa administrativa del 25%, precisó.

La universidad también trabajó anteriormente con un cobrador de deudas, pero lo descartó cuando la tarifa del 33% le resultó demasiado alta y advirtió que estaba perjudicando el crédito de los estudiantes.

Por ahora, Rio Hondo emplea dinero de ayuda federal para cancelar la deuda actual de los alumnos, lo cual, según Kibui, beneficia tanto a los estudiantes como a la universidad. El campus perdió más de 8000 estudiantes desde 2018-2019, con una reducción de la matrícula de 33.500 a 25.000 personas. “La universidad tiene una gran necesidad de estudiantes”, reconoció Kibui. “No le sumamos ninguna dificultad financiera a ninguno de nuestros alumnos”.

Varios otros colegios comunitarios y universidades en todo el estado, incluido el distrito de colegios comunitarios de Los Ángeles (LACC, por sus siglas en inglés), han utilizado sus fondos de ayuda federal para perdonar la deuda de los estudiantes, con la esperanza de que estos permanezcan inscriptos o regresen quienes habían desertado. Las universidades de LACCD cancelaron alrededor de $20.2 millones en deudas estudiantiles, según un portavoz. Quedan poco menos de $10 millones en deuda de los dos años académicos anteriores, conforme registros del distrito.

Long Beach City College, por ejemplo, condonó $2.1 millones en deuda a 7990 estudiantes desde la primavera de 2020 hasta el verano de 2021, según el vicepresidente ejecutivo interino de servicio estudiantil, Nohel C. Corral. Las deudas individuales perdonadas oscilaron entre $100 y $5000.

Long Beach City College
Veintiún distritos de colegios comunitarios, incluidos Los Ángeles, Long Beach y Riverside, participan en un programa que embarga los reembolsos de impuestos estatales de los estudiantes sobre los saldos vencidos. Arriba, Long Beach City College.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

La decisión significó que miles pudieran continuar con su educación; Wilson fue uno de ellos. Para él, el momento era crítico. Si su deuda no hubiera sido condonada, “habría tenido que abandonar las clases”, reconoció. “Mi hipótesis es que si la gente deja durante dos semestres, no es tan sencillo volver a empezar; fácilmente podría haber desviado mi camino por completo”.

Esta historia fue reportada en asociación con The Hechinger Report, una redacción sin fines de lucro que cubre temas educativos. Butrymowicz, D’Amato y Kolodner reportaron para The Hechinger Report. Colleen Shalby es redactora de The Times.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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