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Los retos de la vuelta a la escuela en Los Ángeles: los bajos resultados de los exámenes y la búsqueda de los alumnos desaparecidos

Parents watch as their students enter school yard gates.
Los padres se despiden y ven a sus hijos entrar en la escuela primaria Vena Avenue en Arleta en el primer día de clases en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)
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Las autoridades escolares de Los Ángeles comenzaron el nuevo año escolar el lunes con un sentido de urgencia por los bajos resultados de las pruebas estandarizadas, una lucha para obtener los mejores profesionales que ayuden a los estudiantes y la búsqueda en curso de unos 20.000 estudiantes “desaparecidos”.

El superintendente Alberto Carvalho respondió a estos enormes desafíos prometiendo un “año de aceleración” en el segundo sistema escolar más grande del país. Parte de esa iniciativa se llevó a cabo en un acto público el pasado viernes, en el que consejeros y administradores, incluido Carvalho, trabajaron por teléfono y salieron a la calle para identificar a los estudiantes que no se han vuelto a matricular o que nunca se han matriculado.

“Obviamente, no podemos enseñar al niño ausente”, dijo Carvalho el lunes al final del primer día de clases. “Por eso hemos puesto en marcha la iniciativa iAttend, que comenzó la semana pasada con nuestra primera jornada de recuperación, una jornada que se va a repetir mientras la necesitemos”.

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“Tenemos muchos niños perdidos en Los Ángeles”, dijo.

Muchos de estos estudiantes no estuvieron para hacer los exámenes estandarizados del estado del año pasado. Pero incluso para los estudiantes que asistieron a clase, los resultados son desalentadores, dijo Carvalho, refiriéndose a las pruebas estatales por su nombre formal, “Smarter Balanced.”

“Muy pronto, vamos a dar a conocer la información de Smarter Balanced del estado de California, y puedo asegurar que no va a ser bonita”, dijo Carvalho, que ha visto las puntuaciones pero aún no ha sido autorizado por el estado para darlas a conocer. “Va a reflejar todos los temores que hemos sentido, es decir, un descenso significativo en el rendimiento, particularmente en lectura y matemáticas, en todos los niveles”.

Y por esa razón, dijo, las familias y el personal deben dejar atrás sus temores sobre la seguridad de COVID-19 y priorizar el aprendizaje de los estudiantes. La seguridad del COVID se está manejando razonablemente, añadió, y la viruela del mono -la nueva crisis sanitaria que llama la atención- no presenta ninguna causa razonable de preocupación para las escuelas en este momento.

Carvalho insistió repetidamente en los puntos positivos del primer día: un índice de asistencia superior al del año pasado, un solo caso de traslado de los estudiantes por una descompostura del aire acondicionado y sólo un 1,5% de los autobuses con más de 15 minutos de retraso.

Y lo que es más importante, las 400 vacantes de profesores de aula fueron cubiertas con educadores cualificados con credenciales que han sido contratados para otros trabajos no relacionados con el aula. Mientras tanto, unos 500 nuevos profesores están en vías de convertirse en empleados permanentes para esas aulas.

Carvalho también dijo que ha ordenado la congelación de la contratación para cualquier puesto que no esté situado en un campus escolar. La burocracia tiene duplicaciones innecesarias y costosas, dijo.

“Actualmente estamos haciendo una evaluación de los niveles de personal”, dijo Carvalho. “Creo que, en algunas áreas, tenemos exceso de personal. En otras, no. Hay un problema de distribución de talento en nuestro sistema escolar”.

La mayoría de los padres y estudiantes entrevistados aceptaron la caracterización de Carvalho de un sistema escolar que vuelve gradualmente a la normalidad y se centra en la misión crítica de la educación.

Collin, de 5 años, estaba nervioso, pero ya había corrido a jugar con un niño que conoció mientras esperaba con sus padres en la fila para los nuevos alumnos de kindergarten.

Karla Donaldson había temido en un principio por la seguridad tras el tiroteo masivo de mayo en una escuela primaria de Uvalde (Texas). “Pero luego vi que todo está muy bien organizado”.

Varios padres querían saber sobre el Daily Pass, el ritual de detección de COVID-19 del año pasado, que exigía que los alumnos demostraran digitalmente que estaban al día en las pruebas semanales de coronavirus y que los padres dieran fe cada día de que la familia no estaba enferma. Cualquier síntoma provocaba una estancia en casa que probablemente duraría hasta 10 días o más.

El pase ya no es necesario, explicó la directora Ibia Gómez en inglés y español. También se han suprimido las pruebas semanales.

Sin embargo, se ha animado a las familias y a los empleados a que se sometan a pruebas opcionales. Si dan positivo, se les exige que informen de los resultados y se queden en casa. Según Carvalho, el número de estudiantes que han dado positivo en la prueba es de 1.055, de un total de 437.000, y 350 miembros del personal, de un total de 74.000, incluidos 24.000 profesores.

En un momento dado, Carvalho subió a un autobús escolar y aprovechó la oportunidad para avisar a Juliette Godoy, alumna de quinto grado, de que todos los autobuses están equipados con Wi-Fi. Su viaje de ida y vuelta desde Sylmar hasta la escuela magnet de Vena Avenue Elementary en Arleta dura más de una hora. Juliette agradeció la noticia y aprovechó la oportunidad para decirle al superintendente de las escuelas que el pollo a la naranja del distrito a veces no parecía totalmente cocinado.

Alberto M. Carvalho talks to a fifth-grade student.
El superintendente de L.A. Unified, Alberto M. Carvalho, habla con una estudiante de quinto grado, Jenesis Demery, de 10 años, en la escuela primaria Vena Avenue & Gifted/High Ability Magnet en el primer día de clases del distrito.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

En una clase de quinto grado en Vena, el superintendente participó en un juego para romper el hielo con tres estudiantes. Su veredicto: el helado estaba entre las cosas que amaban; los bichos -incluidos los “arácnidos”, como especificó un estudiante- estaban entre las cosas que odiaban.

Once de los 18 alumnos optaron por llevar mascarillas.

En Porter Ranch, en el norte del Valle, que sirve a una comunidad más acomodada, menos de la mitad de los estudiantes parecían llevar mascarillas

“Es un gran cambio después de dos años de COVID”, dijo Nicole Pifko, madre de un estdiante. “Todo el mundo está entusiasmado. Definitivamente siento un aumento de energía entre los padres y los estudiantes. Y es realmente increíble poder ver la cara de todos también, sin las mascarillas”.

Carvalho también visitó un programa de educación temprana en Marina del Rey. El sistema escolar espera atraer a miles de nuevos alumnos -y revertir en parte el fuerte descenso de las matriculaciones- mediante la ampliación de los programas de jardín de infancia de transición y de educación temprana, que se han beneficiado de una mayor financiación estatal.

El recién contratado superintendente -que lleva seis meses en el puesto- también se detuvo en la escuela Marlton, especializada en la educación de estudiantes sordos y con problemas de audición. Preguntó a la nueva directora, Danielle Frierson, qué necesitaba, y ella respondió: reparaciones en un laboratorio de audiología para las pruebas de audición de los alumnos.

El día de Carvalho terminó entre los estudiantes de alto rendimiento de la King/Drew Magnet High School of Medicine and Science.

Haley Henderson, alumna de 11º grado, dijo que todavía siente “cierta tristeza” por haber pasado el noveno grado en casa en un aprendizaje a distancia a causa de la pandemia. “Pero estoy muy emocionada de estar aquí, así que creo que eso llena ese vacío”.

La escritora del Times Paloma Esquivel contribuyó a este informe.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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