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Para los surfistas estadounidenses, los Juegos Olímpicos han sido sido una experiencia surrealista

Caroline Marks of the United States rides a wave during a training session.
La surfista estadounidense Caroline Marks se desliza en una ola durante una sesión de entrenamiento en la playa de surf de Tsurigasaki, en la prefectura de Chiba.
(Francisco Seco / Associated Press)
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Según sus propias palabras, Fernando Aguerre trabajó 22 años para conseguir que el surf se incluyera en los Juegos Olímpicos. Así que cuando el primero de los 40 competidores llegó a las olas de la playa de Tsurigasaki, en la prefectura de Chiba, muy temprano la mañana del domingo, fue un momento especial.

“Fue una sensación muy emotiva para mí”, dijo Aguerre. “Esto no volverá a ocurrir. El primer día de surf olímpico”.

Algunos de los surfistas sintieron lo mismo.

“Nunca soñé con surfear en las olimpíadas. Hasta hace muy poco fue aceptado en los Juegos Olímpicos”, dijo la estadounidense Carissa Moore, cuatro veces campeona del mundo, que ganó la primera parte de la competencia olímpica.

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“El otro día estaba pasando por la sala de registro y vi la camiseta. Me emocionó mucho ver grabado mi nombre y los anillos olímpicos en ella. Es un momento muy especial para formar parte del surf y estar aquí en este escenario mundial. Me siento muy honrada y afortunada”.

Los otros tres clasificados estadounidenses también avanzaron.

“Es surrealista ponerse la camiseta olímpica”, dijo Caroline Marks, de 19 años. “Me siento muy orgullosa y honrada de estar aquí y representar a mi país. Ha sido muy divertido”.

Kolohe Andino fue el primer surfista estadounidense en quedar segundo en su serie para avanzar. Se enfrentará a su compañero de equipo John John Florence, dos veces campeón del mundo, en una eliminatoria individual el martes.

La ecuatoriana Dominic Barona marcó el debut olímpico del surf tatuándose los anillos en la muñeca antes de partir hacia Tokio, aunque tuvo que ponerse una camiseta de manga larga en su casa para que su madre no se diera cuenta.

“Me lo hice porque esto es para toda la vida. Somos los primeros atletas olímpicos en el surf, así que quería guardar este momento para siempre”, dijo. “No sé cómo se sentirá ella al respecto. Pero esto es muy importante para mí. Cada vez que salga al agua, veré el tatuaje”.

“Formar parte de esto es un honor. Todavía no me lo creo; parece que cada día estoy soñando”, manifestó.

El peruano Lucca Mesinas fue más allá, llevando la bandera de su país en la ceremonia de apertura del pasado viernes, convirtiéndose oficialmente en olímpico antes que su deporte.

“Es increíble, un sueño hecho realidad”, dijo. “Estoy alojado en la Villa Olímpica y poder ver a todos los atletas allí es una locura. Y aquí también, surfear con los mejores surfistas del mundo es extraordinario”.

El brasileño Italo Ferreira, uno de los favoritos a la medalla de oro, aprovechó al máximo su debut olímpico, obteniendo puntuaciones de 7.00 y 6.67 en la primera ronda, de giros bruscos y maniobras técnicas.

En la competencia femenina, la australiana Stephanie Gilmore, siete veces campeona del mundo, obtuvo una puntuación de 14.5 en dos olas. Estaba entre las primeras de las 20 mujeres en el agua, lo que a veces puede ser una desventaja. Pero ella lo agradeció.

“Necesitaba empezar pronto porque surfear en la primera ronda iba a convertirnos oficialmente en atletas olímpicos”, dijo.

Su compañera de equipo Sally Fitzgibbons ganó su competencia con una puntuación de 12.5.

“Todo se siente como un sueño surrealista, a diario me pellizco”, añadió la costarricense Brisa Hennessy. “Ha sido un sueño caminar entre los mejores atletas del mundo. Una oportunidad y una experiencia únicas”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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