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La maduración física y mental de Lonzo Ball es aparente para su entrenador, Luke Walton

Los Angeles Lakers guard Lonzo Ball (2) in the first half of an NBA basketball game Tuesday, Nov. 27, 2018, in Denver.

Los Angeles Lakers guard Lonzo Ball (2) in the first half of an NBA basketball game Tuesday, Nov. 27, 2018, in Denver.

(David Zalubowski / AP)
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Es justo ver con algo de escepticismo la declaración de Lonzo Ball en Denver, que a pesar de su lesión en el tobillo, él podía seguir jugando y que no fallaría juegos.

La historia de Ball no respaldaba su insistencia esa noche. Ball ha estado propenso a fallar semanas o incluso meses debido a lesiones que no parecían graves al principio.

“La temporada pasada, tal vez me hubiera quedado fuera por un par de semanas”, dijo Ball. “Definitivamente valió la pena estar en el gimnasio durante el verano y preparar mi cuerpo”.

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La evaluación de Ball fue correcta, él regresó a la duela el siguiente juego ante los Pacers de Indiana y no se veía impedido por la lesión.

Para el entrenador de los Lakers, Luke Walton, eso es una señal de la maduración física y mental de Ball.

“Entre más creces y maduras, entiendes a tu cuerpo y entiendes con cuáles [lesiones] puedes jugar aún”, explicó Walton. “Pienso que cuando falla medio juego y regresa la noche siguiente listo físicamente y mentalmente, son muestras que está creciendo como jugador”.

Ball falló 30 juegos durante su temporada como novato, algunas por lesiones en sus rodillas y un hombro.

De tal palo, tal astilla

LeBron James sonrió cuando recordó el momento en el que sus hijos le mostraron sus camisetas de básquetbol. Bronny, el hijo mayor de James, planeó vestir la camiseta de su padre al jugar para Santa Monica Crossroads Middle School. Bryce, su hijo menor, planeó vestir el número 6, la que vistió con el Heat de Miami.

“No sé qué tanto durará”, dijo de Bronny al elegir el número 23. “Pero definitivamente me hizo sentir orgulloso”.

Bronny anotó 27 puntos en su primer juego en que Crossroads vencieron a Culver City 61-48.

“Tendieron sus uniformes la noche anterior, además de sus zapatos como si fuera el primer día de clases”, dijo James. “Entonces bueno para nosotros estar en una nueva escuela, nueva comunidad y un nuevo vecindario”.

La familia de James opinó en su decisión de ser parte de Lakers. Con cada uno de sus movimientos, su esposa e hijos lo han acompañado. Sus hijos ya estaban lo suficientemente grandes para que también dieran sus opiniones.

“Es la mejor parte de todo, ver a mis hijos crecer y verlos jugar deportes y a mi hija en clases de baile y natación, cosas de esa naturaleza, además de estar en gimnasia… y apoyarlos”, dijo James. “La parte más difícil es cuando estoy viajando y ellos están haciendo esas cosas también. Cuando estoy aquí y ellos están trabajando, me relajo un poco”.

Cuando se le preguntó si es el tipo de padre que le grita a los referís durante los partidos de niños, James dijo que depende en el juego.

“Me estreso algunas veces cuando estoy en sus juegos, pero en gran parte el estar ahí apoyándolos es genial”, dijo.

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