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Los artistas blancos difunden el ‘Black Lives Matter’, pero con resultados mixtos y vergonzosos

Sarah Paulson
Sarah Paulson es una de las estrellas que participó en el anuncio de servicio público “I Take Responsibility”, o ‘Asumo la Responsabilidad’.
(Ricardo DeAratanha / Los Angeles Times)

Desde #BlackoutTuesday hasta “I Take Responsibility”, los esfuerzos de las estrellas contra el racismo han sido criticados y reprimidos. Eso no es excusa para permanecer en silencio.

Celebridades, personalidades influyentes, comentaristas y simplemente mucha gente común y corriente de raza blanca están teniendo un largo y muy público momento de perplejidad.

A medida que las protestas contra el racismo y la brutalidad policial siguen creciendo en todos los estados y el mundo, los blancos con llegada en los medios (yo incluida) estamos atrapados entre la Escila del silencio y el Caribdis de los potenciales gritos.

Cuando el video de la muerte de George Floyd bajo la rodilla de un oficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin, motivó a cientos de miles de personas a protestar en las calles, muchas celebridades, algunas de ellas blancas, dieron a conocer su opinión. En medio de la cobertura temprana de estas protestas, que se centraron principalmente en los saqueos y el daño a la propiedad en lugar de en los manifestantes pacíficos, muchos de estos defensores fueron denunciados por apoyar la violencia.

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A medida que los medios cambiaron su enfoque y dejaron en claro que las protestas eran mayormente pacíficas, más estrellas del mundo del entretenimiento y en las redes sociales comenzaron a denunciar la brutalidad policial y a apoyar el movimiento Black Lives Matter. Aquellos que expresaban su apoyo en un llamamiento para poner fin a la violencia -lo cual implicaba que los manifestantes tenían la culpa de esa violencia- a menudo eran censurados; quienes no decían nada también eran criticados, pero por su silencio.

En las protestas por la muerte de George Floyd, muchos ven un ajuste de cuentas largamente esperado para una nación en crisis.

Días atrás, el #BlackoutTuesday se convirtió en un gran fracaso cuando las personas influyentes de las redes sociales y las estrellas redefinieron “lo menos que puedo hacer” llenando sus cuentas de redes sociales con placas negras. La iniciativa, pensada dentro de la industria de la música, fue creada por dos especialistas en marketing de música Negra, que pidieron que las plataformas como Spotify, Apple y TikTok dejaran de funcionar normalmente durante un día para mostrar apoyo a la comunidad que de muchas maneras las creó. Cuando una gran variedad de individuos participó en la propuesta agregando los hashtags #BlackLivesMatter y #BLM a sus publicaciones, el aluvión de placas negras terminó ahogando las publicaciones de activistas y organizadores, muchos de los cuales todavía participaban activamente en las protestas.

Finalmente incluso la querida activista Emma Watson fue criticada por participar en lo que muchos vieron como -en el mejor de los casos- un mal planeado intento, que finalmente silenció las voces Negras y los reportes desde las primeras líneas de las protestas.

Influencers en redes sociales, muchos de ellos jóvenes e inexpertos para abordar cuestiones más allá de sus vidas personales o cualquier nicho que hayan establecido, fueron alentados a usar sus plataformas para apoyar las protestas y el movimiento Black Lives Matter, y a aquellos que no lo hicieron se les dijo que si no tenían nada constructivo para decir, simplemente debían dejar de comunicar (causando que muchos consideren la definición y la necesidad de contar con “influenciadores”).

Los anfitriones de programas de TV nocturnos, que a menudo actúan como socorristas culturales en tiempos de crisis, estuvieron entre los primeros atrapados por la perplejidad. Jimmy Fallon se disculpó por aparecer con la cara Negra en un sketch de “Saturday Night Live” del año 2000 e invitó al presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), Derrick Johnson, a “The Tonight Show”, para discutir el daño que tales representaciones han causado. Jimmy Kimmel tomó el toro por las astas y abordó la profundidad de su propio privilegio blanco, mientras que Stephen Colbert condenó las tácticas violentas que muchos policías usaron durante las manifestaciones.

Pero no se puede evitar el hecho de que, a excepción de Trevor Noah, la TV de la noche es, y siempre ha sido, un bastión de blancura. Es por eso que la respuesta temprana de Noah a las protestas -“Piense en esa inquietud que sintió al ver que la tienda Target era saqueada”, dijo Noah. “Trate de imaginar cómo debe ser para los estadounidenses Negros ser saqueados todos los días”-, y su reciente insistencia en que Joe Biden defina qué entiende por “reforma policial”, han sido tan poderosas.

Miles de personas llenaron las calles de Hollywood y West Hollywood el domingo, denunciando la injusticia racial y apoyando los derechos de los LGBTQ en una marcha llamada All Black Lives Matter.

Más recientemente, un grupo de mujeres blancas de alto perfil, incluidas la senadora Elizabeth Warren, Hillary Clinton, Julia Roberts y Gwyneth Paltrow, cedieron sus cuentas de Instagram a #SharetheMicNow (compartir el micrófono), mientras que otro grupo de celebridades blancas participó en un video de servicio público (PSA, por sus siglas en inglés) en el cual cada una habló de “Asumir la responsabilidad” por su complicidad en el racismo sistémico de nuestro país.

Los resultados fueron de heterogéneos a vergonzosos. El concepto de “compartir el micrófono” está bien hasta cierto punto, y uno espera que quienes siguen en redes sociales a mujeres blancas famosas se conviertan en seguidores de mujeres Negras no tan famosas. Pero ese tipo de acción sólo funciona si es sostenida, es decir, si las mujeres Negras obtienen sus propios micrófonos. En cuanto al video de “Asumir la responsabilidad”, bueno, incluso en estos tiempos condicionados por Zoom, es prácticamente imposible mirar sin avergonzarse.

Pero criticar a los participantes, o la elección de sus gafas para el video, tampoco es útil. Cuando les preguntan a personas como Aaron Paul y Bryce Dallas Howard si quieren unirse al anuncio de la NAACP, destinado a que la gente blanca que se identifica orgullosamente como no racistas reconozcan su papel implícito en una sociedad racista, ¿se supone que deben decir que no? Bryce Dallas Howard, quien ha criticado públicamente “The Help”, una película que protagonizó, por centrarse en los blancos y no ser un contenido para ver ahora, ¿se suponía que debía decir que no? ¿Cómo alguien puede negarse a participar en un PSA contra el racismo?

No se puede. Como muchos han sugerido desde la emisión del anuncio, uno podría tener cuidado de no imponer un espíritu de “salvador blanco” en sus comentarios, pero no puede pedir ver el corte final del director. Así que sólo hace lo mejor posible y se queda en silencio mientras todos lo condenan por ello. Uno escucha las críticas, no las toma como algo personal, y luego lo hace mejor la próxima vez.

Porque tiene que haber una próxima vez. O una primera vez. Como persona blanca, no se puede esperar emojis de corazones y aplausos cada vez que uno habla en contra de un sistema del cual se ha beneficiado, involuntariamente o no. Sí, es posible que tenga que exprimir su coraje para hacerlo, pero eso no lo convierte en un acto intrínsecamente valiente. Uno habla porque es correcto y porque la supervivencia de este país y de su alma inmortal dependen de ello.

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El miedo a ser criticado o “incomprendido”, o ser visto como “político” no es una excusa legítima. Permanecer en silencio por temor a meter la pata es aún peor. Si no sabe cómo discutir el racismo en este momento, es hora de aprender, incluso si eso significa educarse a partir de los errores. Sí, puede ser juzgado en Twitter, pero salvarse de ello no es un derecho garantizado por la Constitución; no ser objeto de brutalidad policial ni ser detenido ilegalmente sí lo es.

Durante el movimiento #MeToo, muchos hombres se sintieron muy incómodos, atrapados entre un deseo legítimo de apoyar a las mujeres y la necesidad defensiva de señalar que no todos los varones son depredadores; queriendo castigar a esos sujetos terribles, pero también preocupados de que el #MeToo estuviera yendo demasiado lejos, denunciando una franja de comportamiento demasiado amplia.

Pero las quejas sobre sentirse incómodo y argumentar que se trataba de “unas pocas manzanas podridas” no resistieron entonces y tampoco lo hacen ahora; es posible que la mayoría de los agentes de policía no participen activamente en abusos racistas, al igual que la mayor parte de los ejecutivos cinematográficos no pueden aprovecharse activamente de todas las mujeres que los rodean. Pero la cultura está diseñada para proteger a las manzanas podridas y para, en algunos casos, hasta recompensarlas. Entonces, si no está dispuesto a desmantelar esa cultura, usted es parte del problema.

Si necesita puntos clave para la conversación, mire “13th”, de Ava DuVernay; eso le hará sentirse incómodo y también endiabladamente enojado. Mientras la mayoría de nosotros no prestábamos atención, se tomaron decisiones y se aplicaron políticas que crearon una situación que la mayoría de nosotros no apoyamos. Tenemos que empezar a buscar mejor y a hablar más, aunque sólo sea para señalar las palabras de personas más preparadas que nosotros para articular el problema y las soluciones, y decir: “Lo que ella dijo, lo que él dijo; eso es lo que debe suceder. Eso es lo que yo creo. Eso es lo que yo también quiero”.

Hace años, una amiga mía perdió a su padre inesperada y trágicamente. Todos éramos muy jóvenes y muchos de nosotros no teníamos idea de cómo ayudarla en ese momento terrible. Años después, ella me dijo: “No recuerdo nada de lo que me dijeron, pero sí me acuerdo de quienes no dijeron nada”.

Es difícil. Todos estamos ensimismados, inseguros y limitados por nuestra experiencia personal, y se nota. Pero no sea una de esas personas que no dice nada.

Si usted es alguien con una plataforma pública, o incluso si no lo es, debe hablar. De forma considerada y sin miedo al fracaso, porque el único fracaso real en este punto es el silencio.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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