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Kamala Harris, la esperanza de Rocío Rebollar

Rocío Rebollar, frente al muro que la separa de su familia que se encuentra en Estados Unidos.
Rocío Rebollar, frente al muro que la separa de su familia que se encuentra en Estados Unidos. Ella fue deportada a pesar de no tener antecedentes criminales.
(Tijuana Press)
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Tan cerca, y tan lejos...

Parada junto a la valla que divide México de Estados Unidos, desde Tijuana, Rocío Rebollar añora volver a su hogar. Ese de donde la arrancaron el 2 de enero de 2020, cuando fue deportada.

Y mientras camina en la franja fronteriza lleva las fotos de sus hijos en las manos, que ahora son para Rocío solo pedazos de papel que no suplen los recuerdos de aquellos días en los que Karla, Xitlaly y Gibrám celebraban con ella en San Diego, cumpleaños, el día de la madre, Thanksgiving, y las fiestas decembrinas.

Hoy, esos días parecen muy lejanos, y se desvanecen como los sueños, ya que hace poco más de un año ella fue deportada aquella fría mañana de principios de enero, en la que sin tregua y en solo minutos, al llegar acompañada de sus hijos, su abogada, y los medios de comunicación que seguíamos el caso al edificio federal Edward J. Schwartz, Rebollar fue expulsada a Tijuana.

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Sin embargo, en medio de la pandemia, su soledad se hace más grande y el dolor más intenso. Los protocolos de salud, y las recomendaciones que Estados Unidos da a sus ciudadanos de no cruzar la frontera terrestre para viajes no esenciales, hacen que esta separación de sus hijos sea un calvario para ella.

“Todo es triste. La separación, no ver a su madre y yo no estar con ellos. No poder ver a mis nietos. Verlos físicamente, porque no es lo mismo verlos por el celular”, dice Rebollar mientras suspira al ver fotos de los pequeñitos que con sus gritos, y sus juegos alegraban sus días cada vez que su hija Karla le pedía que se los cuidara.

Rocío Rebollar junto a su hijo Gibram Cruz, quien sirve en las fuerzas armadas de Estados Unidos.
(Rocío Rebollar.)

“Yo viví más de la mitad de mi vida en Estados Unidos. 31 años. Y esto ha sido muy difícil, Tijuana es una ciudad muy peligrosa y el miedo me mantuvo encerrada por 6 meses, casi sin salir”, cuenta sobre su experiencia recién llegada a una ciudad que desconocía, y donde tiene a una hermana que le permitió vivir un tiempo con ella.

Rebollar, es una mujer creyente. Tiene fe, y se aferra a ella. Cree en los milagros. Dice que Dios ya la perdonó. Y ahora busca otro perdón, el del gobierno federal de Estados Unidos.

“Tengo muchas esperanzas. He orado mucho para que todo salga bien y me den ese perdón federal y yo pueda regresar a mi casa, y retomar mi vida”, cuenta con nostalgia.

Los motivos de su deportación

La historia en Estados Unidos de Rocío Rebollar, originaria de Guerrero, comenzó cuando llegó indocumentada a California en 1988. Se instaló en San Diego. Y en 1995, cuando trabajaba en un hotel de esa ciudad, fue detenida en una redada y expulsada del país. Lo hizo en forma voluntaria. Pero regresó de nuevo ilegalmente a California, porque sus hijos pequeños estaban acá. Desafortunadamente años después, volvió a ser expulsada en dos ocasiones más, (en 2005, y en 2009) Y en ambos casos reingresó a suelo norteamericano sin tener documentos migratorios.

“Lo hice porque no podía dejar solos a mis hijos. Era el sostén de la familia, y tenía que estar con ellos”, dice convencida de que su rol de madre era lo esencial. Quería darles mejor vida a sus hijos que la que ella tuvo en Guerrero.

Tras su deportación, Rocío Rebollar ha recurrido a la tecnología para convivir con su familia que se encuentra en California.
(Rocío Rebollar.)

Sin embargo, durante la administración de Donald Trump, la agresiva política de deportaciones, pasó por encima de aquellos criminales que eran prioridad en la época del presidente Barack Obama. Bajo las órdenes del gobierno Trump los procesos pendientes debían cumplirse.

Su hijo forma parte de las fuerzas armadas

Rebollar, quien tiene un hijo en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, apeló al servicio de Gibrám Cruz, un joven teniente de 31 años que forma parte del equipo de inteligencia, y cuya labor pensaron sería un factor importante para apoyar y proteger la estancia de su madre en suelo norteamericano.

“Mi hijo está sirviendo al gobierno. Arriesga su vida. Estuvo 6 años en misiones en otro país. En Italia. Y también en otros lugares donde en una ocasión estuvo a punto de perder su pierna. Son cosas que la gente no sabe. Lo más triste, es que arriesga su vida para proteger a Estados Unidos, y no pudo proteger a su propia familia. No pudo proteger su casa”, comenta con lágrimas en los ojos, sentada en una banca en ese parque junto a la cerca fronteriza que la separa de los que tanto quiere. Y agrega que además la voz de su hijo Gibrám fue silenciada. Sus superiores, al ver la atención que el caso de su madre generó en los medios tanto en inglés como en español en los días previos a su última deportación en enero de 2020, le prohibieron volver a hablar con la prensa. Y el año pasado lo mantuvieron más de 6 meses en Qatar sin poder contactarla. Además, le niegan los permisos para salir del país, ni siquiera le permiten visitar a su madre.

Rocío Rebollar junto a sus nietos.
(Rocío Rebollar)

La vicepresidenta Kamala Harris y el caso Rebollar

A pesar de tanto dolor, Rebollar tiene la esperanza de que un día volverá junto a los suyos a San Diego. En 2019, cuando su caso migratorio estaba en una de las etapas más críticas, su abogada Tessa Cabrera, contactó a la oficina de la entonces senadora por California, Kamala Harris, para pedir su apoyo e intervención en el caso de Rebollar.

Rocío recuerda esos momentos...

“Mira, cuando la senadora me estaba apoyando era como alguien muy importante que estaba alzando su voz por mí. Pero ahora cambiaron las cosas. Ella es la vicepresidenta y está en uno de los puestos más altos que una mujer pueda tener. Y ella como familia de migrantes, sabe el sufrimiento que significa la separación de las familias”, dice Rebollar.

Y sobre esa comunicación que tuvieron con Harris, la abogada de Rocío, Tessa Cabrera conserva los correos electrónicos que con frecuencia intercambiaban con Harris. Y durante una entrevista con Cabrera en sus oficinas de San Diego, nos mostró el expediente con esa información, que hoy cobra especial importancia porque podría revivir el caso Rebollar.

“Es muy importante porque ahora la senadora es la vicepresidenta del país. Tiene el poder de tomar interés en el caso otra vez, y corregir el terible error que cometieron en la administración anterior al deportarla sin tener antecedentes criminales”.

A su vez, Rebollar reconoce haber cruzado como indocumentada pero argumenta que nunca se favoreció con ninguna ayuda del gobierno. Y para esta madre desesperada, ni las leyes ni la valla que divide México de Estados Unidos, lograron separar su corazón del hogar donde dejó a los que ama.

“Nunca abusé del sistema. No pedí ayuda pública. Generaba dinero porque tenía mi negocio. Saqué tres hijos universitarios, compré mi casa que, aunque se dice fácil, en Estados Unidos no es sencillo. Yo era una persona que estaba generando dinero”, cuenta convencida de haber hecho lo correcto.

Y aunque en el proyecto migratorio que durante los primeros días presentó la administración de Joe Biden se describe la posibilidad de permitirle a ciertas personas deportadas bajo la administración Trump, un camino hacia la residencia, lo cierto es que aún no está detallado.

Además en los primeros días de febrero se informó que el presidente Joe Biden revisaría algunos de los casos de veteranos y familiares de militares deportados bajo las agresivas políticas del ex presidente Donald Trump. Pero aún no queda claro cuando habría algún alivio para aquellos inmigrantes en su situación.

La abogada Tessa Cabrera habla sobre las opciones legales de Rebollar.

“Su única opción es pedir discreción de este gobierno. Algo así como “Humanitarian Parole”, o permiso por razones humanitarias, que es lo que le permitiría regresar al país. Y para lograrlo, su caso tendría que ser de interés público. Por eso, la familia solicita ayuda por redes sociales para firmar una petición que apoye el retorno a su hogar, con su familia”, dice Cabrera mientras abre en su pantalla la petición en línea en la plataforma Change.org, titulada “Can you spare a minute to help Rocío Rebollar?”. Por ahora han reunido más de 4.000 firmas, y tienen como próxima meta 5.000.

Mientras tanto, Rebollar quien ahora renta un cuarto en casa de una amiga, y continúa viviendo en Tijuana esperanzada en volver, sigue trabajando en su negocio de venta de productos naturales haciendo llamadas telefónicas y por redes sociales. Ocasionalmente hace video llamadas con sus hijos y sus nietos que constantemente preguntan: “¿Por qué abuelita vive del otro lado de la frontera”? “¿Por qué no podemos ir a su casa”?

Sentada en la banca de ese parque que la hace sentirse más cerca de su hogar del que la separan 15 millas de distancia y una valla fronteriza, Rocío cuenta: “No me he adaptado a vivir aquí y la verdad no creo que pueda. No he visto a mis nietos por un año. Ya crecieron y no estoy ahí. A mi hijo tampoco. Y a mis hijas solo una vez. Este sufrimiento parece no tener no fin”.

La muerte de su madre

Y a todo ese sufrimiento agrega la muerte de su madre a mediados de 2020, como consecuencia del daño sufrido tras una caída en su casa en San Diego. Rocío y la abogada Tessa Cabrera intentaron tramitar un permiso ante las autoridades migratorias en la garita de San Ysidro, para que ella pudiera estar al lado de su mamá cuando agonizaba, pero se lo negaron.

“Tenía la esperanza de que me lo dieran, pero cuando estuvimos ahí, en la línea, llevamos el papel, el documento del hospital donde explicaban que solo le quedaban unos días. No me lo dieron. Me lo negaron. Dijeron que por la deportación no me lo podían dar. Lloré de impotencia, lloré de tristeza, porque tenía la esperanza de por lo menos poder despedirme de mi madre”, contó con lágrimas en los ojos.

La historia de Rocío, también atrajo la atención de un equipo de productores franceses que en marzo del año pasado recorrían la frontera mexicana documentando historias de deportados como la suya. Eligieron 3, y titularon el documental “ON THE LINE, LES EXPULSÉS DE LA AMÉRIQUE”, que en Francia ya salió a la luz y fue premiado, y pronto podría exhibirse en México y Estados Unidos, en una importante plataforma digital. Rocío incluso nos contó que tiene una invitación a Francia para el mes de abril para una presentación especial. Sin embargo, la contingencia por la pandemia del COVID19, podría impedirle viajar.

Mientras tanto, ni el frío de un día de febrero de 2021 en el que Rebollar camina en la frontera que marca los límites entre San Diego y Tijuana, le impide mirar fijamente hacia el norte, esperando que allá alguien voltee hacia el sur y reviva su caso.

Piensa en Kamala Harris.

“Esperemos que no se olvide porque yo estoy confiando en Dios y creyendo en su promesa”, dice Rebollar.

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