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Bienvenido al verano de las renuncias: por qué tantas personas le dicen adiós a sus empleos

Office worker packs his belongings.
(Pekic vía Getty Images)
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A finales de mayo, Sarah Lynch dijo basta. La diseñadora de marca, de 31 años, había trabajado en Coursera, la empresa de educación en línea, durante cinco años. En la pandemia, el negocio en auge del aprendizaje virtual hizo que Lynch estuviera más ocupada que nunca y terminara totalmente agotada.

“Amo mi empresa y amo mi trabajo, pero no podía seguir adelante”, aseguró Lynch. “Realmente ya no tenía energía ni disfrutaba de lo que estaba haciendo, no podía concentrarme”.

Luego, Coursera comenzó a cotizar en bolsa. Como muchos trabajadores en los niveles superiores de la escala de ingresos, cuyos ahorros se vieron impulsados por un mercado alcista, Lynch se encontró sentada sobre un colchón financiero por primera vez en su vida gracias a sus acciones. “Reconozco que es un gran privilegio tener este colchón ahora, ya que puedo tomarme el tiempo libre que en verdad quería”, afirmó Lynch. “No tengo otro trabajo en espera después de esto. Vengo de un entorno de clase trabajadora, donde no puedes simplemente renunciar a un empleo si no tienes otro”.

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La profesional está ansiosa por dedicar tiempo a trabajar en su portafolio de diseño, reducir la velocidad en sus días, leer varios libros y tomar clases de cerámica. “No he tenido un descanso en 10 años”, comentó Lynch, desde que se graduó, en la recesión, hizo una maestría y consiguió un buen empleo. Ahora está reconsiderando su futuro: “¿Realmente quiero estar siempre agotada?”.

Lynch es parte de la tendencia profesional más candente del verano de 2021: renunciar al trabajo.

Más de 3.9 millones de personas renunciaron en abril, según la Oficina de Estadísticas Laborales, lo que marca la tasa más alta de abandono (la proporción de gente que renuncia con respecto al empleo total) desde que la agencia comenzó a recopilar esa información, en 2000. La cantidad de ofertas de trabajo también alcanzó un récord, con 695.000 más puestos vacantes que trabajadores desempleados.

Los trabajadores de industrias que suelen tener un alto nivel de rotación, como el comercio minorista, el almacenamiento y el servicio de alimentos, están renunciando en gran número. Los servicios profesionales y comerciales, una categoría general que incluye muchos de los empleos administrativos del país, experimentó el segundo aumento más alto de dimisiones; hubo 94.000 trabajadores más que dejaron sus trabajos en abril que en marzo.

Descifrar las tendencias y el significado de las cifras nacionales puede ser difícil, y renunciar no es una opción que sea tomada a la ligera para la mayoría de los trabajadores. En la industria hotelera o en Hollywood, donde casi todos los empleados han estado desocupados durante gran parte del año pasado, volver a trabajar sigue siendo una prioridad.

Pero los expertos en recursos humanos sostienen que la fuerza laboral de cuello blanco tiene múltiples razones para estar pendiente de la oleada de renuncias este verano.

Anthony Klotz, profesor de administración en la Escuela de Negocios Mays, de Texas A&M, ha investigado los aspectos psicológicos de las renuncias durante gran parte de su carrera y señaló que las cifras apuntan a una demanda acumulada de un cambio. Casi seis millones de personas menos renunciaron a sus empleos en 2020 que en 2019, según las estadísticas de BLS, que Klotz atribuye a los trabajadores que se “refugiaron en casa” cuando la pandemia sacudió la economía mundial.

Después de un año de estrés sin precedentes, los trabajadores también están agotados y reexaminan cómo vivir sus vidas. “La gente ha tenido epifanías durante 2020”, afirmó Klotz. “Todos queremos disfrutar de la vida, la libertad y la felicidad, y muchos de nosotros nos hemos dado cuenta de que nuestro empleo no es la mejor manera de conseguirlo”.

A la vez, el auge del mercado de valores, la reducción de los gastos durante el confinamiento, la ampliación de los beneficios de desempleo y el estímulo financiero han significado que segmentos de la fuerza laboral tengan cuentas de ahorro saludables, o por lo pronto menos deudas de las que preocuparse si dan ese gran paso.

Brett Wells, director de análisis de Perceptyx, una compañía que trabaja con varias empresas Fortune 500 para sondear las opiniones y los sentimientos de los empleados, afirmó que su compañía sigue de cerca si los trabajadores están pensando en renunciar. “Cuando alguien dice que se va a ir, lo hace”, señaló. “Hemos notado ese aumento, por una variedad de razones”.

La principal razón para querer irse, apuntó Wells, es el deseo de flexibilidad, tanto en horas como en la capacidad de trabajar desde casa. “Eso está a la vanguardia a medida que las oficinas comienzan a funcionar otra vez”, detalló. “Si las organizaciones no cumplen con esas demandas, veremos que la gente se irá en mayor cantidad”.

Wells dijo que los escalones más altos de la gerencia tienden a quedarse estancados en la idea del “oficinismo”: que el trabajo en persona es intangiblemente superior. Esa actitud se manifiesta en el liderazgo corporativo, independientemente de la edad o la cohorte generacional de los líderes, según la investigación de Perceptyx.

Después de los rangos ejecutivos, los trabajadores de la Generación Z -los que se encuentran en los primeros años de sus carreras- son los más propensos a querer regresar a la oficina, afirmó Wells. A pesar de ser nativos completamente digitales, estos trabajadores más jóvenes dicen en encuestas que son los que más temen perderse el desarrollo profesional trabajando de forma remota.

Un grupo en particular ya ha abandonado la población activa en cifras récord: las madres trabajadoras. “Las hemos visto salir en masa, en oleadas mucho más grandes”, tanto de puestos de liderazgo de primera línea como de alto nivel, precisó Wells, a medida que aumentaron las demandas de manejar la crianza de los hijos, la enseñanza y el trabajo desde casa. Independientemente de si son padres o no, Perceptyx también descubrió que los hombres están más entusiasmados con regresar a la oficina, y las mujeres expresan el deseo de volver un día menos a la semana, en promedio, que sus pares varones.

Pero este verano puede representar una continuación de las tendencias que se han estado construyendo durante años, consideró Tami Simon, quien lidera el negocio de consultoría global en la firma de consultoría de beneficios y recursos humanos Segal. “Creo que a veces tenemos la tendencia a simplificar demasiado estos problemas”, reflexionó. Los cambios demográficos en la fuerza laboral estadounidense significan que, al igual que los baby boomers están comenzando a dejar la fuerza laboral en un mayor número, los milenios están llegando a sus mejores años laborales, cuando tienen la mayor movilidad laboral de sus carreras.

“La buena noticia es que las organizaciones son excelentes para innovar, pero deben ser tan innovadoras en términos de cómo administran y retienen a los empleados como lo son en el núcleo de su negocio”, expuso Klotz, el profesor de Texas A&M.

Según las conversaciones que mantuvo con la gente este año, cree que podemos ver un cambio hacia semanas laborales más cortas a medida que los empleadores intentan adaptarse a las demandas cambiantes. “Varias personas no quieren trabajar 40 horas a la semana, quieren hacerlo 20 o 30, entendiendo que el salario es menor”, dijo Klotz. “Uno podría pensar: ‘Oh, estos son milenios, que no quieren trabajar tanto’, pero muchas de las personas con las que hablo están cerca de la jubilación y aseguran que podrían trabajar otros 10 años por 30 horas, pero no 40”.

Klotz también notó que algunas empresas cambian para ofrecer sabáticos de un mes al año, que eviten el agotamiento de sus empleados, y consideran brindar opciones de trabajo desde casa, más flexibles, como parte de una estrategia de retención de empleados.

“Desde el punto de vista de la investigación, una de nuestras necesidades fundamentales como seres humanos es la de autonomía”, remarcó Klotz. Los empleadores que ahora exigen volver al trabajo en persona están “pidiéndonos que renunciemos a esta necesidad fundamental, que satisficimos durante la pandemia” trabajando desde casa.

Pero los cambios en los beneficios y las estructuras laborales no serán suficientes para mantener a quienes desean un cambio importante. “He pensado en eso, honestamente”, expresó Krystine Altamirano, una miamense de 28 años que trabaja en contabilidad en una firma de capital privado y planea renunciar en agosto, ya que su contrato le exige dar aviso con 90 días de anticipación.

La decisión de renunciar no fue fácil para Altamirano, quien pensó que tenía una clara trayectoria profesional en finanzas antes de que la pandemia le diera tiempo para repensar todo. “Me he estado exigiendo mucho, como todos los demás que hacen esto, todos aquellos que tienen trabajos estresantes simplemente los llevan adelante y, eventualmente, se jubilan”, añadió Altamirano.

Pero en la primavera, se dio cuenta de que no podía continuar. “La vida no debería ser tan estresante todo el tiempo… El capitalismo se ha vuelto cada vez más perjudicial para la salud mental de las personas”.

Ahora quiere cambiar de carrera por completo, tal vez dedicarse a la educación, y planea descubrir qué hacer después de tomarse un tiempo libre y vivir de sus ahorros.

Saber que forma parte de una oleada de renuncias en este verano es un consuelo. “Creo que es genial que sea algo tan común ahora”, concluyó Altamirano. “Me hace sentir que no soy la única”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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