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¿Fue la colisión del COVID-19 y el HIV la responsable de la variante Ómicron?

Un trabajador médico con equipo de protección habla con una mujer
Nomautanda Siduna aconseja a Pretty Mkhabela, una mujer seropositiva, sobre cómo mantenerse lo más segura posible en medio de la amenaza adicional del COVID-19 en Ngodwana, Sudáfrica.



(Bram Janssen / Associated Press)
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La variante Ómicron, ahora presente en al menos 23 países de todo el mundo, probablemente fue incubada en el cuerpo de una persona con un sistema inmunológico golpeado por el VIH u otra condición inmunocomprometida que puede causar una infección prolongada por coronavirus, según el científico sudafricano que detectó el mutante genético de rápida propagación.

Según Tulio De Oliveira, la aparición de Ómicron en un paciente que no pudo eliminar el virus rápidamente es “el origen más plausible” de la variante que genera preocupación en el mundo por estos días.

Hay buenas razones para pensar que así fue. Investigadores de Estados Unidos y Europa han visto surgir coronavirus con mutaciones aterradoras en pacientes con COVID-19 cuyas defensas naturales han sido suprimidas por medicamentos para combatir el cáncer, controlar trastornos autoinmunes, como la artritis reumatoide, o evitar el rechazo de órganos trasplantados.

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De Oliveira ha estado advirtiendo durante meses que las personas con mayor probabilidad de generar tales mutaciones en el África subsahariana son los aproximadamente ocho millones de individuos con VIH no reconocido o mal tratado. En su mayoría jóvenes, sin vacunar y con el sistema inmunológico debilitado, estos individuos podrían “convertirse en una fábrica de variantes para todo el mundo”, expuso.

En junio, su equipo relató la aparición de más de 30 cambios genéticos en muestras de SARS-CoV-2 tomadas de una sola mujer sudafricana con VIH avanzado no controlado. Las mutaciones que observaron, incluidas varias que podrían erosionar la protección de las vacunas y estimular la transmisión de la enfermedad, aparecieron durante un período de seis meses.

Ahora, a De Oliveira le preocupa que un escenario similar haya dado lugar a Ómicron. La semana pasada, alertó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que su equipo había detectado una variante con decenas de nuevas mutaciones que circulaba en Gauteng, la provincia más densamente poblada de Sudáfrica, y en la vecina Botswana. Las muestras que estudiaron los expertos fueron recolectadas entre el 12 y el 20 de noviembre.

Más de 30 de las mutaciones que vieron estaban en el código de la proteína de pico crucial del virus, la llave que abre la cerradura de las células humanas e inicia la infección. Muchos de los cambios le eran familiares a De Oliveira, gracias a su estudio de pacientes de VIH con infecciones prolongadas por coronavirus.

La variante Ómicron parece haber jugado un papel clave en impulsar el aumento dramático de nuevos casos entre los estudiantes, la mayoría de ellos adultos jóvenes, en la Universidad Tecnológica de Tshwane, en Gauteng, afirmó De Oliveira, director del Centro de Respuesta e Innovación Epidémicas en la Universidad de Stellenbosch.

Con Johannesburgo como centro, la provincia de Gauteng es el núcleo de la epidemia del VIH en Sudáfrica. Es el hogar de aproximadamente el 20% de los 7.5 millones de personas de Sudáfrica que viven con el virus de inmunodeficiencia adquirida.

En todo el país, 2.2 millones de personas están infectadas con el VIH sin detectar, tratar o controlar. El sistema inmunológico de estos pacientes está “muy fuertemente suprimido”, remarcó el Dr. Jonathan Li, un especialista en enfermedades infecciosas de Harvard, que fue uno de los primeros en detallar las mutaciones extensas del coronavirus en un paciente inmunodeprimido. Bajo el ataque del VIH, sus células T no brindan el apoyo vital que las células B del sistema inmunológico necesitan para eliminar la infección. “La gran cantidad de mutaciones que surgieron de repente aquí es realmente una reminiscencia de lo que hemos visto”, expresó Li. “Si tuviera que adivinar, diría que probablemente así es como surgió Ómicron”.

El Dr. Bruce Walker, inmunólogo y director fundador del Ragon Institute, en Cambridge, Massachusetts, advirtió contra la estigmatización de los pacientes cuyas afecciones pueden dar lugar a variantes. Pero el surgimiento de Ómicron de un paciente con infección prolongada es una apuesta bastante certera, dijo. “Sabemos que en el contexto de un compromiso inmunológico severo, el virus puede permanecer en el cuerpo de una persona durante mucho tiempo, y cuanto más tiempo pueda hacer copias de sí mismo, el virus puede cometer errores y salir airoso en lo que queda del sistema inmunológico de ese paciente”, señaló.

La nueva variante no tendrá una huella reveladora de cómo o dónde empezó, agregó. Pero “estadísticamente hablando, hay una variedad de causas de inmunosupresión. Y en el sur de África, una de las principales causas es el VIH”.

En un ensayo publicado en la edición del jueves de la revista Nature, De Oliveira y tres colegas sudafricanos advirtieron que “África se está quedando completamente atrás”, ya que los países ricos del mundo acaparan vacunas, medicamentos y suministros para pruebas contra el COVID-19. Si esos países no ayudan a las naciones africanas a controlar tanto el VIH como el COVID-19, escribieron los científicos, socavarán sus esfuerzos para extinguir la pandemia en todo el mundo.

Si bien casi el 40% de la población global ha sido completamente vacunada contra el COVID-19, la tasa para África es menos del 7%, escribieron los científicos. En Sudáfrica, el 24% del público lo está, según Our World in Data.

Para complicar las cosas, el progreso irregular del continente en la obtención de vacunas hizo que los funcionarios de salud pública se centraran primero en los pacientes de edad avanzada. El resultado es que prácticamente todos los adultos jóvenes de África siguen sin vacunarse. Y dado que el 80% de las personas con VIH en todo el continente tienen menos de 50 años, se han vacunado muy pocos pacientes que corren el riesgo de albergar una infección prolongada por coronavirus.

En una entrevista, esta semana, De Oliveira declaró que podría haber otras explicaciones para la repentina aparición de una variante con tantas mutaciones.

Es posible que Ómicron haya estado circulando durante meses en otro lugar, acumulando constantemente cambios genéticos (estaba presente en los Países Bajos el 19 de noviembre, casi una semana antes del anuncio de De Oliveira). Si la variante maduró en países donde la secuenciación genética es inusual o no existe, podría haber pasado desapercibida hasta que llegó a Sudáfrica -la potencia de secuenciación genética del continente-, ya cargada de mutaciones, comentó.

Walker, quien calificó la detección de Ómicron como “una actuación de primer nivel” por parte de los científicos sudafricanos, señaló que, venga de donde venga, el mundo no puede permitirse que la pandemia se propague sin control en ningún continente. “Está en la naturaleza del virus mutar”, remarcó. “No es que si no hubiera infecciones por el VIH, no tendríamos que preocuparnos por esto”.

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