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Celebridades culinarias encabezan un esfuerzo para alimentar a los migrantes en Tijuana

A volunteer with World Central Kitchen at El Barretal migrant shelter in Tijuana helps pass out the hot meals consisting of a three cheese enchilada and fruit.
(Nelvin C. Cepeda / San Diego Union-Tribune)
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SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

En la zona este de Tijuana, dos veces al día se abre un portón para que entre una pequeña camioneta blanca, cuyo cargamento lleva más que un mensaje alentador para los cientos de migrantes con hambre que se albergan en el improvisado refugio El Barretal. El esperado vehículo les lleva alimentos.

Desde hace dos semanas los voluntarios de World Central Kitchen llegan cargados de alimentos recién preparados y recogidos de todas partes de la ciudad: ensaladas, frittatas, enchiladas, ratatouille, sándwiches de jamón y queso en pan integral, entre otros muchos platillos.

Es el más reciente proyecto de la organización sin fines de lucro del famoso chef José Andrés, que se esfuerza por alimentar a los hambrientos, donde sea y como sea cuando la desgracia golpea. Desde su lanzamiento en Tijuana hace dos semanas, los voluntarios han estado entregando cerca de 3,400 comidas al día en un patio resguardado, principalmente para mujeres y niños.

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El pasado 12 de diciembre, los niños pedían cargar las cajas de manzanas y repartían porciones de la comida de mediodía: huevos revueltos servidos con frijoles refritos, coronados con cebollas caramelizadas, queso Monterrey Jack rallado, aguacate marinado con limón y crema de chipotle.

Yonari Perdomo, de 25 años, procedente de la región de Olancho, en Honduras, calificó la comida de “deliciosa”.

“Esta organización siempre trae muy buena comida”, comentó su esposa Melany Murillo, de 30 años, mostrando un embarazo de cinco meses. “No solo está buena, sino que está balanceada, con verduras, pan, huevos, frijoles y una vez al día obtenemos una manzana o una naranja”.

Andrés, un chef muy famoso con restaurantes desde Los Ángeles hasta Puerto Rico, creó World Central Kitchen tras una visita a Haití después del terremoto que sacudió a ese país en 2010. Desde entonces, sus equipos de voluntarios han respondido en terremotos, huracanes, aludes de lodo, incendios forestales, volcanes y un tsunami, todo con un solo propósito: brindar comidas saludables y balanceadas a las víctimas de desastres.

Cuando el huracán María devastó Puerto Rico en 2017, se aprestó a ir para allá y construir una red de 18 cocinas que servían hasta 150 mil comidas al día. Por ese esfuerzo Andrés fue merecedor del Premio Humanitario del Año James Beard y una nominación para el Premio Nobel de la Paz.

Lo de Tijuana no es un desastre natural sino humano, ya que la ciudad se vio abrumada con cerca de 6 mil migrantes que llegaron en noviembre como parte de una gran caravana centroamericana. Muchos de los migrantes habían planeado entregarse a las autoridades de Estados Unidos y solicitar asilo en la garita de San Ysidro, pero las autoridades estadounidenses dicen que no tienen las instalaciones para procesar rápidamente a un grupo tan numeroso de solicitantes y les exigen que esperen en México.

World Central Kitchen pensó ayudar y empezó por acercarse con funcionarios estatales y locales para ver dónde eran más necesarios, explicó el director ejecutivo Nate Mook.

“Estamos acostumbrados a responder y apoyar a muchas personas, esto es lo que hacemos”, indicó. “En este momento esta es una emergencia”.

La meta es construir una cocina en o cerca del refugio, que les permita a los propios migrantes cocinar sus alimentos bajo la supervisión de un chef pagado, por el tiempo que sea necesario, comentó Mook.

Conforme World Central Kitchen fue avanzando, otros grupos también han ofrecido comida a los migrantes, entre ellos la Armada de México que ha estado en el lugar, así como organizaciones religiosas y otros cuyas entregas reúnen largas filas de personas afuera del refugio.

Se decidió que los esfuerzos de World Central Kitchen se centrarían en las familias de la caravana, principalmente mujeres y niños, incluyendo a los padres y esposos que los acompañan. Hasta hace días, se servían alrededor de 1,600 almuerzos y 1,800 cenas.

“Les encantan los huevos, el arroz y los frijoles”, dijo Gregg Malsbary, quien se ausentó durante una semana de su trabajo como chef ejecutivo en la Universidad de Minnesota para supervisar los preparativos de comidas para los migrantes. “Desean verduras y frutas frescas”.

A diferencia de los mexicanos, los centroamericanos tienen poca afición por el chile y otros ingredientes picantes, por lo que los chefs planifican sus menús acordes a esta preferencia. “Es bastante moderado; los menús son muy suaves”, dijo Malsbary. Aunque desde luego cocinan con ingredientes que están disponibles localmente.

Un elemento reciente del menú fue una frittata al horno, con frijoles refritos guisados con ajo, tomate y especias. “La servimos con queso oaxaqueño gratinado, aguacate fresco y rematado con cilantro picado”, dijo. “Les encantó, les fascinó, dijeron que era el mejor almuerzo que habían tenido”.

Andrés, ciudadano americano nacido en España, ha sido un partidario abierto de los inmigrantes y un crítico enérgico del presidente Donald Trump; tanto que decidió salirse de un contrato de arrendamiento que tenía en 2015 para abrir un restaurante en el Hotel Trump International, después de que Trump criticara a los inmigrantes mexicanos durante su campaña.

Pero el personal y los voluntarios de World Central Kitchen se mantienen alejados de la política, incluso cuando Trump criticó repetidamente la caravana centroamericana.

“Independientemente de cuál sea la situación, tienen hambre”, señaló Samuel Bloch, quien supervisa el proyecto de Tijuana. “Nuestra operación aquí se centra en alimentar a las familias vulnerables”.

Si bien World Central Kitchen es el catalizador y organizador de los proyectos de alimentos de emergencia, se depende en gran medida de las redes de chefs y voluntarios locales. Entre los primeros puntos de contacto en Tijuana estuvo Javier Plascencia, miembro de una familia prominente de restauranteros de Tijuana y un conocido chef que ha sido clave para desarrollar la reputación culinaria de la ciudad.

Los Plascencia ofrecieron de inmediato un espacio dentro de una tienda todavía sin terminar que planea abrir en enero en la colonia Cacho para abastecer a los restaurantes Giuseppis. Esa opción se termina el viernes 21 de diciembre, pero apareció otra oferta de la familia Bórquez, dueños de los restaurantes Bol Corona, que permitió que World Central Kitchen trabaje en un restaurante que está cerrado en el centro.

“Tijuana tiene personas maravillosas que siempre están dispuestas a ayudar”, dijo Javier Plascencia. “No nos gusta ver lo que está sucediendo en Tijuana, especialmente con los niños que están afuera y sin hogar (...) esto era lo humano que se debía hacer”.

Otra partidaria clave ha sido Maribel Moreno, directora del Baja Culinary Fest, quien contactó a su red de amigos compuesta por restaurantes locales, chefs, proveedores de alimentos y muchos otros en ambos lados de la frontera. Entre los tijuanenses que participaron en la preparación de comidas hace días se encontraban chefs de restaurantes de lujo y empleados de un restaurante de tacos, que cortaban pimientos rojos y verdes para un ratatouille al compás de una música norteña.

Una mañana reciente, el personal voluntario de la cocina incluyó a dos adolescentes de Sunset Bay Academy, un internado terapéutico en Playas de Tijuana donde la mayoría de los estudiantes provienen de Estados Unidos; cortaron tomates, pepinos y lechuga, prepararon sándwiches de jamón y envolvieron cubiertos de plástico en servilletas de papel.

“Especialmente en las fiestas navideñas, es bueno poder hacer algo por los demás”, expresó Sarah Martynov, una estudiante de 17 años, de Atlanta.

Otros que también ayudaron fue un grupo de jubilados de Estados Unidos que viven en un enclave residencial costero cerca de Playas de Rosarito.

“Uno ve esto en las noticias, y aunque esté o no de acuerdo políticamente, la gente necesita comer”, señaló Kathleen Strauss, jubilada de su trabajo como enfermera en San Diego State University. “En lugar de estarse lamentando todo el tiempo por la situación, esta es una vía abierta para venir y ayudar”.

Para obtener más información visite: worldcentralkitchen.org o escriba a: maribel.mm.pr@gmail.com.

Dibble escribe para el U-T.

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