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Decenas de centroamericanos solicitan asilo en la frontera de Estados Unidos, muchos tendrán que esperar

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TIJUANA

Mientras se preparaban para presentarse en el Puerto de Entrada de San Ysidro, un grupo de solicitantes de asilo de Centroamérica se reunieron en la cerca fronteriza en Playas de Tijuana a primeras horas del domingo 29 de abril, animados por partidarios en ambos lados de la frontera.

La reunión creció a cientos de personas, con algunas banderas hondureñas ondeando, cantos, ramos de flores amarillas, y algunos de los miembros más jóvenes subiendo a la parte superior del muro de metal. Otros se sentaron en silencio, agarrando a los niños, preguntándose qué les esperaba en Estados Unidos.

No fue hasta las 4:30 p.m. cuando el primer grupo de 50 miembros de la Caravana Pueblo Sin Fronteras, en su mayoría mujeres y niños, entraron al Puerto de Entrada de San Ysidro, acompañados de abogados y activistas.

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Pero su destino estaba lejos de tener certidumbre: Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos anunciaron apenas dos horas antes que el personal no podría procesar a nadie “sin la documentación de entrada apropiada”.

“Dependiendo de las circunstancias del puerto en el momento de la llegada, esas personas pueden necesitar esperar en México mientras los funcionarios de CBP trabajan para procesar a aquellos que ya están en nuestras instalaciones”, según el comunicado emitido por Kevin McAleenan, comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. “A medida que haya espacio y recursos suficientes disponibles, los oficiales de CPB podrán llamar a individuos adicionales al puerto para su procesamiento”.

Los centroamericanos no serían el primer grupo obligado a esperar en México. Cuando miles de haitianos buscaron ingresar a San Ysidro en 2016, el CBP trabajó con funcionarios mexicanos para aceptar números limitados cada día para no saturar la capacidad de procesamiento del puerto.

A pie, autobús y tren, los participantes de la caravana han estado viajando a través de México desde que salieron de la ciudad fronteriza de Tapachula el 25 de marzo, con el objetivo de llegar a la frontera entre Tijuana y San Diego. La mayoría son de Honduras y hablan de violencia pandillera y extorsiones en su país de origen.

El sábado 28 de abril, mientras se detenían cerca de la frontera con Estados Unidos en Plaza Viva Tijuana, muchos parecían listos para seguir adelante a pesar del cansancio.

Reina Isabel Rodríguez, de 52 años, viajó desde El Salvador con sus dos nietos. “Temo que me separen de ellos”, dijo.

Ella es una de las docenas de participantes de la Caravana de Pueblo Sin Fronteras que busca asilo del gobierno de EE.UU., sin importarle las feroces críticas del presidente Trump.

Sin embargo, es posible que algunos miembros deban permanecer en Tijuana por un tiempo más antes de que puedan ser procesados por las autoridades de EE.UU. en el Puerto de Entrada de San Ysidro, según la Aduana y Protección Fronteriza de EE.UU.

Pete Flores, director de operaciones de campo en San Diego, dijo que “dependiendo de las circunstancias del puerto en el momento de la llegada, los individuos pueden necesitar esperar en México mientras los oficiales de CBP trabajan para procesar a aquellos que ya están dentro de nuestras instalaciones”.

Los que esperan pedir asilo son un pequeño porcentaje de un grupo de viajeros que en un momento aumentó a más de 1,700 miembros, de acuerdo con los organizadores. Dijeron que alrededor de 400 participantes de la caravana, muchos de ellos mujeres y niños, habían completado el viaje a Tijuana y algunos grupos pequeños ya comenzaron a entregarse en el Puerto de Entrada de San Ysidro.

David López estaba entre docenas de inmigrantes que estaban pensando en su próximo movimiento, el sábado por la tarde. López, de 25 años, quien hasta hace poco trabajaba como parte del personal de una escuela primaria, dijo que “el crimen organizado y el gobierno de nuestro país” lo habían impulsado a huir del área de Copán en Honduras, con su esposa y su hija de 3 años.

Madre e hija se presentaron en el Puerto de Entrada de San Ysidro hace 10 días, pero López se quedó atrás. Dijo que su esposa y su hija han sido liberadas mientras que su solicitud de asilo está bajo revisión y se han quedado con su familia en Carolina del Sur.

Se esperaba que el grupo del 29 de abril, fuera el más grande de esta caravana para acercarse a los funcionarios fronterizos de EE. UU., aunque se desconoce exactamente cuántos buscaron asilo.

El 27 y 28 de abril, los miembros de la caravana se reunieron en diferentes lugares cerca de la frontera con abogados voluntarios que escucharon sus reclamos y ofrecieron consejería, “para que la gente realmente sepa en lo que se están metiendo”, dijo Nicole Ramos, quien ha trabajado estrechamente solicitantes de asilo.

Durante años, se han llevado a cabo caravanas similares como una manera de mantener a los centroamericanos a salvo de bandas criminales y funcionarios corruptos mientras viajan a través de México con la esperanza de llegar a la frontera con Estados Unidos.

Pero esta caravana es una de las más grandes y, con mucho, la más visible, después de una serie de tweets del presidente Trump quejándose de que México está haciendo poco para evitar que lleguen a la frontera con Estados Unidos.

Aun así, algunos defensores de los inmigrantes han cuestionado los beneficios aportados por la caravana. “No creemos que sea un movimiento realmente bueno”, dijo el reverendo Patrick Murphy, que encabeza la Casa del Migrante de Tijuana, un refugio de 120 camas con vista a la ciudad. “¿Qué les sucederá a las personas que han hecho este viaje durante algunas semanas y que sean rechazadas por el gobierno de Estados Unidos?”

En un comunicado, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, dijo que el departamento ha estado “monitoreando de cerca la caravana”. Dijo que el departamento “alienta a las personas con asilo u otros reclamos similares a buscar protecciones en el primer país seguro que ingresen, incluido México”.

Pero Maureen Meyer, de la Oficina de Washington para América Latina, un grupo de defensa de los derechos humanos, dijo que “es ingenuo pensar que la mayoría de los centroamericanos querrán solicitar asilo en México”.

Aunque México “ha aumentado su capacidad para procesar y detectar potenciales solicitantes de asilo, aún le queda un largo camino por recorrer”, dijo. “Con los secuestros generalizados, los robos, las agresiones sexuales y otros delitos contra los migrantes en México, es difícil pensar que los centroamericanos vean a México como un lugar en el que se quieren establecer”.

La madrugada del domingo 30 de abril, había unos 80 simpatizantes de la caravana justo al norte de la frontera en el Parque de la Amistad, pero se esperaba que protestara un grupo antiinmigrantes llamado San Diegans for Secure Borders.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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