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La artista Karla Díaz convierte el insomnio en cuadros oníricos en Luis De Jesús

Karla Diaz, wearing a bright dress with a green and black geometric print, sits beside her watercolor paintings.
Karla Díaz se sienta ante una pared cubierta con sus pinturas de acuarela en su estudio de Wilmington.
(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Un hombre vestido de marrón está de pie ante una hilera de árboles, el color de sus ropas y la robustez de su postura evocan la solidez del bosque que tiene detrás. A su izquierda, un devastador incendio escupe llamas en un cielo color naranja.

Si todo esto parece un sueño, pues lo es. “El Árbol y el Tragafuegos” - “The Tree and the Fire Eater”, en inglés- fue pintado por la artista de Los Ángeles Karla Diaz y surge de sus sueños, así como de sus recuerdos. ¿El hombre-árbol? Es ella como figura que una vez encarnó en un sueño. El devorador de fuego se inspiró en “Dragón”, un hombre -y auténtico devorador de fuego- que conoció en el pueblo natal de su familia en el estado mexicano de Colima. Su verdadero nombre era José y esperaba convertirse algún día en camionero.

A bright watercolor shows a fire eater blowing a flame, as well as trees and a man who resembles a tree.
El Árbol y el Tragafuegos” de Karla Díaz comenzó como un sueño.
(Karla Diaz / Luis De Jesus Los Angeles)

Díaz es una artista de Los Ángeles que quizá sea más conocida por sus obras de performance y activismo social.

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En 2002, junto con su compañero Mario Ybarra Jr. (su marido), fundó Slanguage Studio, una organización artística comunitaria y colectiva de arte híbrida que manejan desde su estudio en Wilmington. Ese proyecto ha facilitado la creación de arte y oportunidades de tutoría para los jóvenes de Los Ángeles, que a menudo se convierten en colaboradores en residencias, así como en proyectos de curaduría (incluida una exposición, “Possible Worlds”, celebrada en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles en 2011).

Díaz también ha trabajado como artista de performance con una inclinación de activismo social, sobre todo en un proyecto de larga duración titulado “Prison Gourmet”, en el que recrea algunas de las comidas improvisadas que preparan los reclusos a partir de alimentos del economato, como un “tamal” hecho de Cheetos triturados. (Una puesta en escena tuvo lugar en el Museo de Arte de El Segundo en 2019).

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Pero sus nuevas pinturas en acuarela, expuestas hasta la próxima semana Luis De Jesus Los Angeles en el centro de la ciudad, surgen de un espacio más íntimo.

En 2017, Díaz sufrió un derrame cerebral que la obligó a reaprender habilidades que había pasado toda una vida desarrollando. “Realmente tuve que aprender a dibujar y hacer todo eso”, dice. “Me costó mucha fisioterapia y tratamiento neurológico. ...Es devastador. Te despiertas y, de repente, todos los años de educación, así como las demás cosas, tienes que volver a aprender”.

A bright watercolor shows three women, one covering her face, holding a man's severed head.
Karla Díaz, “Decapitación de Juan”, 2021.
(Karla Diaz / Luis De Jesus Los Angeles)

El derrame cerebral también la dejó con un persistente insomnio para el que ha probado casi todos los remedios, ya sean medicamentos recetados por su médico o brebajes caseros recomendados por amigos. Frustrada por la persistencia de su desvelo, empezó a utilizar las horas nocturnas para pintar, no con la intención de fabricar una serie de lienzos dignos de museo, sino simplemente para pasar las horas que estaba despierta.

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Sobre trozos de papel blanco, puso salpicaduras de acuarela brillante y luego las utilizó como telón de fondo para los dibujos a tinta que han llegado a servir como un registro surrealista de sus sueños y sus recuerdos.

La artista dice que siempre ha tenido sueños muy vívidos y que durante mucho tiempo ha tomado notas sobre algunos de los más peculiares. “A veces me despertaba y lo describía en palabras para poder transmitir la sensación o las imágenes”, comenta. “Como ‘sentí miedo’. O ‘bailando folclórico’. O ‘agarré una metralleta y empecé a disparar a la gente’”.

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Para sus cuadros sobre el insomnio, empezó a dibujar a partir de ese archivo. También comenzó a sacar de la memoria: de una infancia dividida entre México y Estados Unidos, de la larga enfermedad de su madre que la dejó postrada en la cama, de las fotos familiares a las que les faltaban piezas misteriosas, de las leyendas urbanas que escuchó cuando vivía en Boyle Heights en la década de 1990. Entre ellas: que los alienígenas espaciales pilotan el dirigible Goodyear.

Esta última historia se representa con un efecto maravilloso en el cuadro de 2021 “Goodyear”. Muestra el dirigible contra un cielo apocalíptico de Los Ángeles, los extraterrestres atrapan a una mujer indefensa en un rayo, mientras la policía intenta detener a un joven en la calle.

La brillante paleta de colores de Díaz procede de su interés por la artesanía mexicana, así como por los cómics. De hecho, los cómics fueron formativos: leía montones de ellos cuando era niña. “Me perdía en estas historias y en estos personajes”, señala. “Creo que eso forma parte de mi inspiración”.

A bright watercolor shows the Goodyear blimp drawing a woman into its hold with a tractor beam and a scary-looking alien.
Karla Díaz, “Goodyear”, 2021, juega con la leyenda urbana de que el dirigible Goodyear está pilotado por extraterrestres.
(Karla Diaz / Luis De Jesus Los Angeles)
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La artista dice que la producción de sus cuadros sobre el insomnio tiene que ver menos con la investigación meticulosa que con el deleite de los instintos.

Comienza con un lavado de color provocado por una emoción o un recuerdo. “Me digo: ‘Este color me remonta a la época en que era niña’, o ‘Estos colores me recuerdan a mi madre’ o ‘Me acuerdo de mi abuela’”, señala. “O quizás me traen a la memoria el sabor de un mango”.

A partir de ahí, dibuja rápidamente. “Hay una borrosidad en ellos, igual que nuestros sueños”, comenta. “Se tienen que hacer de una forma inmediata y urgente”.

Y cuando termina, tiene sueño. “Los días que no lo hago”, dice, “es una locura: no puedo dormir”.

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Lo que comenzó como una forma de lidiar con su insomnio ha crecido hasta convertirse en algo mucho más profundo, permitiéndole luchar también con la impotencia y el malestar desencadenados por el accidente cerebrovascular. “En cierto modo ha sido muy catártico”, subraya Díaz. Por la noche, a veces se encuentra llorando y riendo.

También la ha liberado artísticamente. “No iba a compartirlas”, menciona. “Era solo para mí en este espacio terapéutico”.

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Pero al dejar de lado las expectativas, se ha encontrado explorando un territorio nuevo y vibrante, un espacio que empezó a llamar la atención más ampliamente cuando publicaba las imágenes en Instagram (@karladiaz76).

A watercolor shows a woman in a glamorous red dress holding a chicken in front of a store called Pollos La Estrella.
“Pollos La Estrella”, 2021, de Karla Díaz, se inspiró en un sueño sobre una estrella de telenovela y un mercado de pollos.
(Karla Diaz / Luis De Jesus Los Angeles)

En una exposición individual de 2018 en la ya desaparecida Coalición de Artes Creativas para Transformar el Espacio Urbano (conocida como CACTUS) en Long Beach, Díaz mostró una serie de obras inspiradas en viejas fotos familiares. Las piezas consistían en retratos de miembros de la familia que cosía directamente sobre el lienzo. Se realizaron en otro momento en el que se enfrentaba a la memoria: la de la familia y el linaje tras la muerte de su madre. Basadas en retratos formales, esas imágenes eran más alejadas, más distantes.

Las imágenes del insomnio de Díaz son todo lo contrario. Brillantes, profundamente saturadas y totalmente presentes, funcionan como un registro de los recuerdos extraviados que ocupan nuestras mentes y de las evocaciones (como la memoria muscular) que damos por sentadas. Son a la vez viscerales y violentas, divertidas y extrañas, además están repletas de sentimientos humanos.

A sleeping woman floats in a rainbow sky, a tube connecting her to the flowers that surround her
“Mi bella durmiente”, 2021, se inspiró en la madre de la artista, que estuvo enferma durante muchos años.
(Karla Diaz / Luis De Jesus Los Angeles)

En esta galería tan personal, presenta criaturas medio humanas que pasan el rato en un bar, un monumento que se derrumba, una familia que se enfrenta a los efectos psicológicos de la prolongada narcoviolencia en México. Un cuadro de su madre enferma, “Mi bella durmiente”, muestra una figura femenina en reposo que flota en un cielo con los colores del arco iris. Un tubo de alimentación conecta su cuerpo con una brillante flor roja, una de las muchas que la rodean como un halo.

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“Quería conectar eso”, señala. “En el cuadro, ella está conectada a las flores. Quería que la vida y la muerte estuvieran conectadas”.

En nuestra época pandémica, la vida y la muerte nunca han estado tan visiblemente unidas, una condición que Díaz aprovecha con fluidez a última hora de la noche, cuando, incapaz de dormir, se sienta ante un papel en blanco y plasma las cosas que podemos sentir pero que no podemos decir.

Karla Diaz: Insomnia

Dónde: Luis De Jesús Los Ángeles, calle Mateo 1110, centro de Los Ángeles
Fecha: Hasta el 30 de octubre
Información: luisdejesus.com

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