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Quetzal Fuerte era grafitero de la calle, y ahora es artista oficial del Latin Grammy. Esta es su historia

Quetzal Fuerte posa frente al mural que se encuentra a la entrada del Museo del Grammy.
Quetzal Fuerte posa frente al mural que se encuentra a la entrada del Museo del Grammy.
(Raul Roa/Los Angeles Times)

Este es el muralista michoacano que ha sido nombrado por la Academia Latina de la Grabación como artista del Latín Grammy

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Los deseos de autodeterminación que tiene se manifiestan desde el nombre que viene usando desde hace tres años, y que no corresponde al que figura en los registros civiles.

“Legalmente, soy Juan José, pero decidí convertirme en Queztal tras la observación de que llegamos a esta vida sin poder decidir muchas cosas”, señala. “La idea del cambio es para recordarme que siempre estoy en ese proceso de definir lo que quiero para mi existencia, y el nombre que he elegido significa libertad”.

Estamos dentro del pequeño pero acogedor Museo del Grammy ubicado en el Centro de Los Ángeles, luego de visitar el mural que el joven artista michoacano acaba de terminar a la entrada del edificio, como parte de las labores que le corresponden al haber sido elegido por la Academia Latina de la Grabación como artista oficial de la ceremonia que se llevará a cabo el 17 de noviembre.

Sin embargo, antes de hablar con él de esto, había que conocer un poco más de Quetzal Fuerte -el nombre que lleva ahora- y del camino que recorrió para llegar hasta este punto. Y ese camino se inició en su ciudad de origen, Morelia, cuyas calles se convirtieron en lienzo de práctica para un artista que hizo sus pinitos en el oficio como grafitero.

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“Empecé a hacerlo a los 15 años, en la secundaria, por la influencia de la cultura hip hop, que había pegado mucho en México”, nos dice nuestro entrevistado, que en esos momentos seguía a artistas como el mexicano Akil Ammar, el venezolano Canserbero [sic] y el estadounidense Eminem, pero que actualmente se inclina mucho más por los sonidos rockeros de Caifanes, Porter y Pink Floyd. “No sabía realmente lo que estaba haciendo ni la responsabilidad que implica hacer grafiti en la calle, pero quería ser parte del movimiento”.

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Nov. 10, 2022

Riesgos y avances

Como los diseños que hacía -y que se limitaban inicialmente a firmas y a representaciones de bombas- eran ilegales, tenía que desarrollarlos en la madrugada, y en algunos de esos recorridos, fue arrestado por las autoridades. “Tuve mucha suerte [en una de esas detenciones]; los policías se apiadaron de mí”, recuerda. “Hubieran podido levantar cargos. En otra ocasión, me llevaron hasta mi casa e hice sufrir mucho a mi mamá, por lo que decidí buscar una manera distinta de hacer esto, con permisos”.

Fue así que, estando ya en la localidad de Zacapu, a la que se trasladó durante un tiempo con su madre, se unió a un amigo suyo que tenía también habilidades para el dibujo con la finalidad de crear por primera vez un mural. “Eso me abrió posibilidades nuevas, pero lo curioso es que mucho de mi trabajo actual sigue siendo ilegal, porque busco sitios que están abandonados y convertidos en tiraderos de basura o lugares para drogarse y los transformo, convirtiéndolos en plataformas artísticas”, asegura. “Muchas veces, no hay nadie que viva ahí, por lo que simplemente llego y pinto”.

Pese a que estas locaciones pueden ser peligrosas, Fuerte no se ha metido nunca en problemas al trabajar en ellas ni ha sido confrontado por sus eventuales moradores. “Tengo un ángel [encima]; me he amanecido pintando -porque pintar en la noche es riquísimo, sobre todo en Morelia, que tiene un clima precioso-, y lo que ha pasado es que se me han acercado varias personas a felicitarme”, comenta. “También se acercan muchos borrachos, claro; pero es bonito, porque yo, de ‘chavo’, nunca vi a un artista en acción, y siempre se puede enseñar algo a los demás”.

Durante un tiempo, nuestro interlocutor se dedicó a ‘dar el rol’, como él mismo dice, y eso le permitió crear murales en Chiapas, Oaxaca, Ciudad de México, Zacatecas y Monterrey. “En Oaxaca, desarrollé un proyecto con ‘chavos’ en situación de riesgo, y en la capital, gané un premio del Sistema de Aguas”, detalla. “Pero ahora mismo me interesa darle continuidad a un mismo lugar, lo que quiere decir que estoy enfocado en los lugares olvidados de Morelia, pero de manera estratégica y puntual”.

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El artista mexicano trabajado en otra obra, hace ya algunos años.
(Archivo de Quetzal Fuerte)

Por cuenta propia

Como artista, Fuerte es completamente autodidacta, aunque completó la carrera de arquitectura en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. “No quería entrar a una escuela de arte porque, para mí, el arte es libertad; he tomado clases técnicas, pero [sobre] líneas de pensamiento, no”, enfatiza. “Apenas egresado, en el 2013, comencé a hacer intervenciones en la ciudad, y creo que lo que estoy haciendo es una variante muy poco convencional de la arquitectura”.

En ese sentido, Fuerte no está seguro de tener influencias directas, pero admira a muralistas mexicanos tan renombrados como David Alfaro Siqueiros y, sobre todo, Jorge González Camarena, a los que se suma el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. “No me gusta encasillar lo que yo mismo hago, pero si tuviera de todos modos que definirlo, lo llamaría neofiguración, que es una mezcla entre la abstracción y la figuración”, describe. “Me interesa mostrar las cosas que no existen, que no están acá; la magia que se puede crear con la pintura”.

Todo lo señalado nos lleva hasta el día de hoy y a su relación con la Academia Latina de la Grabación, que lo convocó para hacer no solo el mural que se aprecia ahora a la entrada del Museo del Grammy, sino también para desarrollar uno semejante -el primero que hace fuera de México- que se encuentra desde hace un mes en la fachada de la Mansión Solís, el lujoso hotel y spa perteneciente al ídolo de la música grupera Marco Antonio Solís que abrió sus puertas en Morelia en el 2020.

El pintor en otra locación.
(Archivo de Quetzal Fuerte)
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El mismo cantante y compositor ha sido designado como Persona del Año por la institución, y además de participar en la ceremonia del próximo jueves, tendrá un homenaje especial el 16 de noviembre en la Michelob Ultra Arena del Mandalay Bay. “Yo no he podido conocerlo todavía; estaba de gira cuando trabajé en la mansión”, precisa Fuerte. “Pero estaré en Las Vegas desde el próximo martes y se supone que estoy invitado al evento [de Persona del Año]; ojalá que tenga la oportunidad de platicar con él”.

Pese a sus evidentes semejanzas y al rol estelar que juega la ya conocida representación del gramófono en ambos, el mural de Morelia y el de L.A. están lejos de ser idénticos. “Los dos tienen una composición similar, pero la plástica es totalmente diferente, porque el de allá es más purista, más geométrico, y este es más expresionista, más libre”, señala el pintor. “Me di la oportunidad de hacer trazos fuertes y disfruté mucho el proceso, lo que también es muy importante para mí, porque me gusta transmitir algo a través del movimiento”.

Más allá de su presencia física, que puede apreciarse de manera gratuita al pasar por Olympic Blvd., el mural local estará disponible en formato virtual debido a su inclusión en un token no fungible (NTF). “Eso hará que cualquiera pueda verlo desde su casa o donde se encuentre, lo que es también nuevo para mí”, concluye Fuerte, quien se encuentra visiblemente emocionado por todo lo que viene sucediendo a su alrededor.

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