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Leones dormidos, bares vacíos y empleos perdidos: así es el mundo sin turismo

En el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, la falta de visitantes ha permitido que los leones duerman sin ser molestados
En el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, la falta de visitantes ha permitido que los leones duerman sin ser molestados en las carreteras.
(Jerome Delay / Associated Press)

Al tratar de defenderse del coronavirus, los países que ponen barreras de entrada a los turistas lo han hecho a un costo creciente para ellos mismos y para otros.

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Sin visitantes estadounidenses a quienes mostrarles las costas del Día D o los castillos del Valle del Loira, y sin trabajo en el horizonte inmediato, Linda Zenou, una guía turística de París, se preocupa por cómo pagará un préstamo y seguirá cuidando de su madre enferma en los meses por delante, que serán dolorosamente escasos.

“Mi situación será muy difícil”, expresó. “No tenemos con qué vivir”.

Para un número cada vez mayor de empresas e individuos que dependen de la industria turística mundial, la cuestión no es tanto cuándo terminará la pandemia de COVID-19 sino cómo sobrevivirán hasta que el negocio repunte. Para tratar de defenderse del virus, los países que ponen barreras de entrada a los turistas lo han hecho a un alto costo, para ellos y para otros.

“Ahora es la supervivencia del más apto”, indicó Johann Krige, CEO de la finca vinícola de Kanonkop en Sudáfrica, donde la falta de turistas en las catas de vinos amenaza a docenas de viñedos en la histórica ciudad de Stellenbosch, cerca de Ciudad del Cabo. “Muchos van a quebrar porque simplemente no tienen suficiente flujo de caja”, comentó.

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En todo el mundo, viajar en medio de la pandemia se está convirtiendo en una historia de pasos tentativos hacia adelante en algunos lugares y retrocesos en otros; de “sí” a los visitantes de sitios que tienen un relativo buen desempeño contra el COVID-19 pero de “no” a otros provenientes de donde hay brotes.

El resultado es un enredo mundial en constante evolución de restricciones y cuarentenas, que proporcionan una visibilidad cero a largo plazo para las empresas que intentan pagar sus salarios y para todos en la industria, desde vendedores de baratijas hasta hoteles de lujo.

Más de 200 investigadores de todo el mundo firman una carta abierta diciendo que la orientación actual ignora la evidencia de que el coronavirus se propaga fácilmente en partículas microscópicas conocidas como aerosoles que pueden flotar en el aire durante largos períodos y llegar a decenas de metros.

Jul. 6, 2020

En Australia, el gobierno de Queensland, hogar de la Gran Barrera de Coral, prohibió a los visitantes de Sydney desde el sábado debido a un brote cada vez mayor en la ciudad más grande del país. El funcionario de turismo de Queensland, Brett Kapernick, predijo que podría costar a algunas empresas una caída del 40% en los ingresos.

“Con esta pandemia, la situación se vuelve fluida y, por lo tanto, evoluciona semanalmente”, consideró Kapernick. “Hace una semana, no pensábamos que estaríamos frente a una frontera cerrada para Sydney”.

Mientras que la isla indonesia de Bali abrió tentativamente a los visitantes nacionales el viernes, las playas de Da Nang, en Vietnam, estaban desiertas. La ciudad cerró el martes pasado para contener un grupo de casi 100 casos.

Airport officers wearing face masks
Los oficiales aeroportuarios sostienen flores para recibir a los pasajeros en el aeropuerto de Bali, en Indonesia, el viernes.
(Firdia Lisnawati / Associated Press)

Despojadas de la vida del turismo, algunas empresas ya parecen estar condenadas. Muchos de los hoteles de lujo en el centro histórico de Roma no volvieron a abrir a fines de la primavera, cuando Italia comenzó a permitir llegadas desde otros lugares de la Unión Europea y demás naciones selectas. Al principio de la pandemia, los italianos que durante años trabajaron como personal de restaurantes, cocineros o mucamas en los hoteles, buscaron trabajo agrícola, cosechando frutas y verduras.

En la costa portuguesa del Algarve, las catástrofes individuales también asoman para el personal de hoteles, bares y restaurantes vacíos, que pierden la esperanza de que los turistas regresen lo suficientemente rápido como para mantenerlos a flote. En una región que depende casi por completo del turismo, la tasa de desempleo ya ha aumentado un 230%.

Y en Oxford, Inglaterra, el operador turístico Frederick Laurie se aferra a los “excursionistas” británicos, describiéndolos con optimismo como “brotes verdes” en un año sombrío. Reconoce que sus números nunca compensarán la caída ruinosa de los visitantes extranjeros que solían invadir la ciudad universitaria antes de que el coronavirus los ahuyentara. “Es un momento extremadamente difícil para nosotros”, afirmó. Su compañía de una década de antigüedad, Footprints Tours, sufrió una baja de ingresos en un 70%.

Las pérdidas a nivel mundial se cuentan en miles de millones. El porcentaje de caídas en el número de visitantes suele ser de dos dígitos. Los ingresos del turismo en Sudáfrica disminuyeron un 98% en mayo, en comparación con el mismo mes del año pasado, según el Consejo Empresarial de Turismo, y más de medio millón de empleos en su sector están en riesgo.

Los gobiernos de los países que dependen en gran medida del turismo están tratando de utilizar rescates para mantener a flote a las empresas. El gabinete de Tailandia aprobó esta semana proyectos por un valor de más de $700 millones para la industria del turismo. Bulgaria ofrece exenciones de impuestos y subsidios laborales para apuntalar a su sector turístico, que deberá afrontar grandes recortes en su fuerza laboral de 290.000 empleados. Los propietarios de los hoteles actualmente lamentan tener más trabajadores que clientes en el mayor centro turístico marítimo de Bulgaria, Sunny Beach.

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Jul. 6, 2020

Las docenas de islas del Caribe dependen del turismo entre el 20% y el 80% de su producto interno bruto, pero la ocupación hotelera en toda la región ahora es inferior al 10%, según las autoridades. Para compensar el turismo perdido, Barbados ofrece una visa de un año para quienes deseen mudarse temporalmente a la isla y trabajar desde su casa cerca de la playa.

Los detalles estimulantes de la pandemia mundial son pocos y muy distantes entre sí, pero uno de ellos es que los lugareños que no pueden o son reacios a viajar están redescubriendo atracciones que antes estaban colmadas de turistas extranjeros.

Los animales actualmente gozan de los célebres parques de vida silvestre en Sudáfrica solo para ellos, debido a las reglas de cierre que prohibieron el ingreso de turistas internacionales e impiden que los sudafricanos viajen entre provincias por vacaciones. En el Parque Nacional Kruger, los leones duermen tranquilos en las carreteras y deambulan por las cabañas vacías, mientras los elefantes pasean a su antojo.

En el Museo del Louvre en París ahora es posible contemplar con calma las obras de arte. Es un placer raro para los parisinos, pero una pesadilla para los guías turísticos, que se reunieron nuevamente en protesta esta semana, vestidos de negro y con mascarillas, para exigir más ayuda financiera. Entre ellos estaba Janice Baneux, quien es decididamente pesimista por su futuro. “Algunas personas tuvieron que vender sus casas, volver a vivir con sus padres y esperar hasta el próximo año, cuando el turismo probablemente regrese”, dijo. “Pero este año ya no hay esperanza”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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