
Rosmary González y su hijo Marino de siete años lograron sobrevivir la travesía en la selva de Darién.
(Claudia Nunez)

Policías vigilan los rutas del llamado “Tapon de Darién” donde operan bandas de contrabandistas. (Claudia Nunez)

En Panamá existen cuatro estaciones de recepción migratoria, tres en la provincia de Darién, frontera con Colombia y la cuarta en la frontera con Costa Rica. Las cuatro estaciones albergan un total de 2,527 personas migrantes.
(Claudia Nunez)

El pueblo de Lajas Blancas ha dejado de subsistir de la agricultura y la pesca para llenarse de puestos de venta de comida, agua y ropa para los migrantes.
(Claudia Nunez)

El campamento migrante de Lajas Blancas. De acuerdo con UNICEF, desde principios de este año, más de 150 niños han llegado a Panamá sin sus padres, algunos de ellos recién nacidos.
(Claudia Nunez)

Rosmary González y su hijo Marino perdieron todo durante la travesía al cruzar el Tapón del Darién y visten ropa y zapatos que les han regalado en el campamento.
(Claudia Nunez)

En los campamentos migrantes del llamado “Tapon de Darién” decenas de personas esperan solo recuperar los cuerpos de sus seres queridos. (Claudia Nunez)

En Lajas Blancas todo tiene un precio: dormir, beber agua y hasta el envío de un WhatsApp se cotiza en dos dólares o la recarga de un celular en tres dólares.
(Claudia Nunez)

En los campamentos migrantes del llamado “Tapon de Darién” muchos prefieren dormir en casas de campaña ante el hacinamiento. (Claudia Nunez)