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VIDEO: Un daño irreparable: La criminal gestión de la pandemia en México

Rocío Ortega, de 56 años, sostiene un cartel en el que insta a la gente a mantener
Rocío Ortega, de 56 años, sostiene un cartel en el que insta a la gente a mantener la “sana distancia” mientras distribuye gel a los transeúntes en el centro de Ciudad de México. Forma parte de una brigada de trabajadores de la ciudad que anima a la gente a mantener las precauciones de Covid-19.
(Liliana Nieto del Rio/For the Times/Liliana Nieto del Rio)
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Un daño irreparable: La criminal gestión de la pandemia en México es un libro fuerte, detallado, muy bien informado que desmenuza la forma en que el gobierno de ese país decidió enfrentar la pandemia del coronavirus y las mortales consecuencia que tuvo esa decisión.

Hablamos con la autora, Ann Ximénez Fyvie para conocer de cerca sus investigaciones, pero sobre todo de sus conclusiones.

Aunque muchas personas en México han puesto en duda los conocimientos de Ximénez Fyvie debido a su formación como odontóloga, lo cierto es que tiene un doctorado en Ciencias Médicas obtenido en la Universidad de Harvard. En México es investigadora de tiempo completo en el laboratorio de genética molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Pero no fueron mis estudios los que me dieron la autoridad para hablar del tema, sino que yo misma, como mexicana, estaba sufriendo las consecuencias de la forma en que el gobierno de México decidió enfrentar la pandemia”.

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Entre los principales errores que se cometieron, dice Ximénez Fyvie, se encuentra el hecho de no haberse preparado. “A diferencia de otras regiones del mundo como el sureste asiático, Europa y Estados Unidos, México tuvo tiempo suficiente para aprender las cosas que habían funcionado en esos países. Pero no se hizo nada, y en cambio se dieron mensajes, desde la cúpula del gobierno, que lejos de ayudar a detener el virus, fomentaron su propagación”.

Tal es el caso de las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, que al principio de la pandemia decía que no era necesaria la distancia social, e incluso proponía salir, darse abrazos y hasta pedía protegerse con escapularios.

“El gobierno de México sin decirlo, sin comunicarlo, aspiró a una ‘inmunidad de rebaño’, permitiendo que el virus se propagara de manera abierta, a tal grado que actualmente, hasta principios de mayo, podríamos hablar de que al menos 50 millones de mexicanos han sido infectados”.

Ximénez Fyvie enfatiza que no fueron errores los que se cometieron. “Fue una política de Estado, deliberada apoyada por el subsecretario de Salud de México, Hugo López Gatell”.

De Gatell, aseguró que cuenta con las mejores credenciales en epidemiología del mundo, ya que tiene un doctorado en la materia de la Universidad John Hopkins.

De acuerdo a Ximénez Fyvie, ha habido un especial intento por ocultar los datos del COVID-19 en México. “A grado tal, de que se acepta que hay casi 3 millones de personas contagiadas, cuando todas las muestras indican que el número de infectados supera los 50 millones de individuos”.

“Y lo mismo ocurre con el número de defunciones. Oficialmente se aceptan alrededor de 280.000 decesos por COVID, pero las verdaderas cifras, las que se obtienen con el método de ‘exceso de muertes’ (las muertes por encima del promedio anual en un período de cinco años), indica que la cifra estaría cercana a las 450.000 víctimas”.

“Lo que hice fue documentar la serie de eventos que llevaron a México
“Lo que hice fue documentar la serie de eventos que llevaron a México a ser uno de los países con mayor tasa de mortandad por la pandemia de coronavirus”, dice Ann Ximénez Fyvie.
(Cortesía Ann Ximénez Fyvie.)

Lo más grave de todo, dice la autora e investigadora, es que se está dando una falsa apariencia de que México está regresando a la normalidad. “No es verdad, se está manejando artificialmente la disminución de los casos en México, por motivos electorales, les aseguro que en cuanto pasen las elecciones vamos a ver un repunte en la tasa de infección”.

El libro, editado por editoral Grupo Planeta, reseña con toda claridad los errores y cuestiona por qué no se hicieron pruebas a las personas asintomáticas (que son las que más propagan la enfermedad). “Porque era deliberado el manejo artificial de la información, y era una política de Estado permitir que se infectara la mayor cantidad de gente posible, pero nunca nos lo dijeron”.

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