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OPINIÓN: ¿De México para el mundo?

Andrés Manuel Lopez Obrador propuso un plan mundial de fraternidad.
Andrés Manuel López Obrador propuso un plan mundial de fraternidad y bienestar que, con las aportaciones de las personas y empresas mas ricas del mundo, junto con los 20 países mas ricos, resolverían la pobreza de al menos 750 millones de personas.
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De manera reciente y contrario a lo que nos tenía acostumbrados, el presidente mexicano ha tenido presencia internacional. Ahora trata de exportar el simplismo de diagnósticos y propuestas que en México le resultó políticamente tan rentable.

La fórmula es relativamente sencilla. Los problemas se presentan de manera simple, frontal y accesible para el gran público. Las propuestas de solución son aun mas simplistas, pero se mantiene el lenguaje llano salpicado de dichos y frases hechas, se deja pasar el tiempo sin hacer nada, culpando de todo al pasado y entonces se empieza a decir que esos problemas se van resolviendo y después simplemente se olvidan o nos acostumbramos a vivir con ellos.

Ese es el modelo que aplica en México, ahora lo sabemos y pagamos por ello un precio alto. Poco importa que académicos, especialistas, intelectuales o la sociedad civil organizada no estén de acuerdo. No es a ellos a quien está dirigido el mensaje, sino a aquellos que aun reconociendo que las cosas no funcionan como esperaban, recurren al último y máximo argumento “por lo menos es como uno de nosotros”.

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En México esa estrategia le dio lo que se tardó 18 años en conseguir, un poder político absoluto. Parece que ese modelo AMLO pretende aplicarlo ahora al resto del mundo. Seguramente a eso se refería cuando al inicio de su administración mencionaba que la mejor política exterior es la interior. No alcanzo a ver lo que se ganaría aplicándola en el exterior. Quizá consciente de que en el interior su modelo se debilita trate ahora de aplicar el principio de que la mejor política interior es la exterior o simplemente en las reuniones con su gabinete y colaboradores no hay un adulto que aporte algo de objetividad.

Hace unos días en la sede de la ONU en Nueva York, al encabezar la sesión del Consejo de Seguridad, partiendo de que “la corrupción es la causa principal de la desigualdad, la pobreza, la frustración, la violencia, la migración y de graves conflictos sociales”, AMLO propuso un plan mundial de fraternidad y bienestar que, con las aportaciones de las personas y empresas mas ricas del mundo, junto con los 20 países mas ricos, resolverían la pobreza de al menos 750 millones de personas.

Ni siquiera se discutió. El diagnóstico y la propuesta son tan simplistas como carentes de realismo y objetividad. Pero sus partidarios, algunos de ellos afuera de la sede de la ONU estaban auténticamente convencidos, me consta, que el presidente mexicano había descubierto las causas de los mayores problemas de la humanidad y de la gran aportación de sus propuestas. El canciller mexicano se apresuró a declarar que ya muchos países se habían sumado a la propuesta.

Mas tarde, aun en Nueva York, en un mensaje dirigido a los paisanos, mencionó que hablaría con el presidente Joe Biden para que éste cumpla el compromiso de regularizar a 11 millones de migrantes indocumentados. Algunos medios reportaron que se refería a los migrantes mexicanos, sin embargo, si se lee con cuidado lo que dijo, en realidad se refiere a todos los indocumentados que viven en Estados Unidos, de todos los orígenes y no solo a los mexicanos. De hecho, en Estados Unidos solo hay 4 millones de mexicanos indocumentados. Se comprometió además a ayudar para que el congreso estadounidense respalde la propuesta de Biden y “no se maltrate a ningún migrante del mundo” (sic).

Mencionó además, que ya se estaba logrando la normalidad en lo económico (lo que sea que eso signifique en el caso mexicano) y que había presupuesto suficiente porque ya no había corrupción ni gastos superfluos o lujos en el gobierno. No obstante, de acuerdo con el CONEVAL, entre 2018 y 2020 el número de personas en situación de pobreza pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas.

Poco importa que analistas, con datos duros hagan ver que la corrupción en México no ha terminado, que los funcionarios y la clase política sigan viviendo entre lujos y gastando de manera superflua, que los órganos autónomos e instituciones académicas tengan cada vez menos presupuesto o que sus programas no tengan el éxito que él esperaba. Tampoco que haya evidencia gráfica que muestre que lo que se pide para los “migrantes del mundo” su gobierno no lo otorgue a los miles de centroamericanos en territorio mexicano. Después del diagnóstico simple hay que seguir diciendo que el problema ya se resolvió. Los analistas siguen siendo una minoría lejana del gran público y siempre habrá otros datos.

Ya hasta piensa en quién continuará con su obra, con su legado, reproduciendo “el dedazo” que tanto se criticó de la época del priismo.

Parafraseando a Los Ángeles Azules: “De México para el mundo”.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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