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Sindicato independiente gana fuerza en una planta de General Motors en México

An exterior view of the General Motors assembly plant in Silao, Mexico.
Planta de montaje de General Motors en Silao, México.
(Mario Armas / Associated Press)

La votación está siendo aclamada como un gran triunfo para los trabajadores en un país en el que los líderes sindicales y los empresarios llevan mucho tiempo confabulados para mantener los salarios bajos.

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Cuando María Alejandra Morales Reynoso consiguió un trabajo hace 11 años en la planta más grande de General Motors en México, su salario inicial de menos de 10 dólares al día apenas le alcanzaba para vivir.

Incluso cuando su salario aumentó -ahora gana 23 dólares al día inspeccionando GMC Sierras y Chevrolet Silverados- no creía que la empresa estuviera haciendo lo suficiente para mejorar el nivel de vida de sus trabajadores, muchos de los cuales tenían que aceptar trabajos adicionales para alimentar a sus familias.

Peor aún, el sindicato que representaba a los trabajadores a menudo parecía más interesado en complacer a GM. Muchos se preguntaban en qué se gastaban sus cuotas sindicales, pero decían que nunca recibían una explicación clara.

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“Estábamos descontentos, pero no nos quejábamos porque temíamos perder nuestros puestos de trabajo”, dijo.

Finalmente, un grupo de trabajadores de la planta, situada en la ciudad de Silao, en el centro de México, decidió contraatacar formando el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores del Automóvil, del que Morales, de 32 años, es secretaria general.

En las elecciones celebradas esta semana, más de 5.000 trabajadores votaron para que el nuevo sindicato les representara, sustituyendo a la mayor federación laboral del país, que había representado a los trabajadores de la planta desde su apertura en 1995.

La votación ha sido aclamada como un gran triunfo para los trabajadores en un país en el que los líderes sindicales y los empresarios llevan mucho tiempo confabulados para mantener los salarios bajos. La mayoría de los contratos sindicales se han alcanzado mediante acuerdos con los empresarios sin la aprobación de los trabajadores, y muchos dirigentes sindicales se han enriquecido con las cuotas sindicales.

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Un cartel en Silao, Guanajuato, pide a los votantes que apoyen un sindicato independiente en una planta de General Motors.
(Mohamad Alsadi)

“Es una victoria asombrosa para un sindicato joven que comenzó desde dentro del centro de trabajo, algo inédito en México”, dijo Mohamad Alsadi, quien supervisa proyectos para enseñar a los trabajadores mexicanos sobre sus derechos en nombre de Unifor, el mayor sindicato del sector privado de Canadá, y quien viajó a la fábrica para presenciar la votación. “Creo que los trabajadores empezarán a darse cuenta de que tienen opciones”.

Los organizadores deben al menos parte de su éxito al pacto comercial que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 2020.

En un esfuerzo por reducir los incentivos para que las empresas estadounidenses trasladen los puestos de trabajo de fabricación a México, el gobierno de Trump presionó a México para fortalecer los derechos de negociación colectiva y aumentar los salarios. Entre las reformas que México aprobó está el requisito de que todos los contratos laborales existentes sean ratificados por los trabajadores bajo un voto libre y secreto para mayo de 2023.

La rebelión de los trabajadores en la planta de GM ganó la atención internacional cuando la Secretaría de Trabajo de México anuló una votación en abril tras el descubrimiento de boletas destruidas.

Estados Unidos utilizó entonces un instrumento de aplicación laboral dentro del nuevo acuerdo comercial -conocido como Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá- para pedir a México que investigara si se habían violado los derechos de los trabajadores.

El gobierno siguió de cerca una segunda votación en agosto. Aun así, dijo Morales, los miembros del sindicato titular dijeron a los trabajadores que si no votaban por el contrato la empresa les bajaría los salarios.

“Les dijimos a nuestros compañeros que eso era mentira”, manifestó. “Fue difícil convencerles de que no perderían nada”.

Los trabajadores votaron a favor de poner fin al contrato colectivo, por primera vez, dejarían de estar representados por una filial de la Confederación de Trabajadores Mexicanos.

La votación de esta semana enfrentó al sindicato de Morales con otros tres, dos de los cuales, según los expertos, están vinculados a la Confederación de Trabajadores Mexicanos. La confederación no respondió a las solicitudes de comentarios.

La campaña fue tensa. El domingo por la tarde, dijo Morales, tres hombres que no se identificaron fueron a su casa mientras ella estaba fuera y dejaron un mensaje amenazante a su madre. Agregó que otro dirigente sindical recibió una amenaza de muerte anónima en su teléfono.

Héctor de la Cueva, que dirige el Centro de Asesoría Sindical e Investigación Laboral, con sede en Ciudad de México, dijo que los trabajadores denunciaron que les ofrecieron 500 pesos -unos 24 dólares- para votar por uno de los sindicatos afiliados a la Confederación de Trabajadores de México.

El sindicato independiente celebra un mitin en Silao el domingo anterior a las elecciones.
(Mohamad Alsadi)

En un comunicado, General Motors dijo que respetaba los derechos laborales y que trabajaría con cualquier sindicato que eligieran sus trabajadores. La votación fue supervisada por observadores nacionales e internacionales.

Gaspar Rivera-Salgado, director del Centro de Estudios Mexicanos de la UCLA, describió la votación como una prueba para que el gobierno mexicano organice elecciones justas y garantice “que los trabajadores tengan el derecho a elegir sin coacción”.

Ahora que su sindicato ha ganado, Morales dijo que quiere negociar para obtener mayores salarios, señalando que el sueldo mínimo en la planta es de menos de 9 dólares al día.

“A veces te endeudas cuando tu hijo está enfermo, cuando necesitas comprar uniformes o simplemente cuando no puedes cubrir algo esencial, como la comida”, expuso Israel Cervantes, un ex trabajador de la fábrica que dijo que una vez necesitó pedir prestados 240 dólares al antiguo sindicato y tuvo que devolverlos al doble.

María, una trabajadora de 49 años que pidió no revelar su apellido por temor a represalias, dijo que como madre soltera lucha por mantener a sus dos hijos, que son estudiantes universitarios.

Labora en un turno de noche de 12 horas y llega a casa a las 7:30 a.m. Después de pasar años haciendo un trabajo que la obligaba a estar agachada, dijo que quiere que el nuevo sindicato ayude a los trabajadores que han desarrollado dolores de espalda a encontrar tareas menos agotadoras en la fábrica.

“Hemos dejado nuestra juventud y todo allí, y a veces no podemos atender a nuestra familia porque necesitamos trabajar”, manifestó. “Queremos que respeten nuestro voto y nuestra voz”.

Aunque los trabajadores celebraron la votación de esta semana, aún quedan grandes desafíos para implementar las reformas laborales de México.

Un informe de 2021 de la Junta Independiente de Expertos Laborales de México, establecida por el Congreso de Estados Unidos para supervisar la reforma laboral de México, dijo que es necesario hacer más para capacitar a los trabajadores sobre cómo organizarse.

El informe también planteó su preocupación por la supervisión de la ratificación de los miles de contratos laborales de México, y recomendó que el gobierno se encargue de supervisar directamente las votaciones, en lugar de permitir que los sindicatos paguen a un notario público para que lo haga.

Los trabajadores han ratificado hasta ahora más de 3.000 contratos y, de ellos, solo han votado la rescisión de 25. La agencia federal del trabajo mexicana que supervisa este proceso dijo que 17 votaciones fueron suspendidas por irregularidades.

“Es una verdadera incógnita hasta qué punto este mecanismo por sí mismo contribuirá a cualquier tipo de democratización de los sindicatos”, dijo Ben Davis, presidente de la junta de supervisión patrocinada por Estados Unidos y director de asuntos internacionales del sindicato United Steelworkers. “Si todo el mundo se limita a votar como se le dice y a ratificar el sindicato que hay, no se ven muchos cambios”.

María Xelhuantzi, experta laboral de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que dudaba que la votación en Silao inspirara un cambio mayor en todo el país, sugiriendo que las votaciones en otros lugares de trabajo no recibirán el mismo nivel de supervisión.

“Creo que la esperanza es muy remota”, comentó. “Lo veremos con las empresas que tienen un escrutinio especial, donde hay un interés particular por parte de los sindicatos en Estados Unidos y Canadá. En el resto de las empresas esto no ocurrirá por falta de supervisión”.

Pero por ahora, al menos, los trabajadores de Silao están celebrando.

Morales supo que su sindicato había ganado varias horas antes del amanecer del jueves. A pesar de los meses de campaña, el hecho de que su sindicato obtuviera el 78% de los votos la dejó boquiabierta.

“La verdad es que no me lo esperaba, pero ha sido una gran sorpresa ver todo el apoyo de los trabajadores”, dijo. “Ahora tenemos que mantenerlo: conservar su apoyo para conseguir mejores condiciones”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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