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OPINIÓN: El ‘Caso Colosio’ se reabre, un casquillo separa a Mario Aburto de la libertad

En esta fotografía de archivo del 23 de marzo de 2004,
En esta fotografía de archivo del 23 de marzo de 2004, algunas personas colocan flores en la base de la estatua del excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio durante una ceremonia para conmemorar el décimo aniversario de su magnicidio, en Tijuana, México.
(Archivo/AP)
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A más de ocho meses que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) determinara que existen elementos para que se abra una nueva investigación sobre el Caso Colosio, esta semana la Fiscalía General de la República (FGR) anunció que volverá a investigar todas las líneas existentes y otras no tocadas, a fin de esclarecer la verdad histórica sobre el homicidio del que fuera candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio, asesinado en Tijuana, el 23 de marzo de 1994.

La decisión de la Fiscalía General de la República para volver a investigar el magnicidio no fue propia, fue orillada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la que a su vez así atendió el reclamo por violación a sus derechos humanos de Mario Aburto Martínez, quien actualmente se encuentra sentenciado como el único autor material e intelectual del homicidio.

De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, fue el propio Mario Aburto, quien ya cumple más de 28 años de presión, tras ser acusado de ser el único responsable del asesinato de Luis Dolando Colosio, quien solicitó -luego de un intenso proceso legal- que se reabra la investigación de ese asesinato, toda vez que él fue obligado a declararse culpable.

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Según el alegato de Mario Aburto Martínez, él habría sido sometido a tortura para declararse único culpable del asesinato de Luis Dolando Colosio. En un acto de intimidación oficial, funcionarios del gobierno federal también habrían amenazado a Mario Aburto con “desaparecer” a su familia, según la declaración del inculpado.

Por tal razón -argumenta Aburto en una petición hecha a la CNDH- él se declaró culpable del asesinato de Luis Donaldo Colosio, pero nunca tuvo ninguna participación en ello. “Todas fueron pruebas sembradas por funcionarios de la -entonces- Procuraduría General de la Republica”, según refiere Mario Aburto en sus declaraciones presentadas ante la CNDH.

En esas mismas declaraciones, Mario Aburto refiere que él ha sido solo “un chivo expiatorio del sistema”, pues considera que otros son los responsables de ese homicidio por el que él ya ha tenido que pagar injustamente 28 años de su vida en prisión, a lo que se suma el exilio al que su familia tuvo que acudir para preservar su vida.

Hoy el principal núcleo familiar de Mario Aburto se encuentra exiliado en alguna localidad de Estados Unidos, bajo el estatus de refugiados políticos, luego que el Estado mexicano no fue capaz de garantizarles su seguridad. Por su parte Mario Aburto se encuentra, desde mayo del 2021, recluido en la cárcel de El Hongo, en Tijuana.

Desde allí Mario Aburto ha ganado su primera batalla, al lograr que la CNDH le diera la razón y emitiera una recomendación a través de la cual se sugiere a la FGR que realice una nueva investigación del asesinato de Luis Donaldo Colosio, porque la persona que esta sentenciada como culpable de los hechos no fue la que cometió el delito.

A parte de la demostración de tortura y de la autoincriminación de Mario Aburto, la FGR cuenta con nuevas evidencias que podrían apuntar a la participación de otras personas, incluso instituciones del gobierno mexicano, en el asesinato del candidato presidencial ocurrido en el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari.

El anuncio del inicio de nuevos trabajos de investigación sobre el caso Colosio, lo hizo la FGR este viernes, en medio de una crisis de credibilidad que enfrenta el titular de esa dependencia, Alejandro Gertz Manero quien desde hace semanas es objeto de críticas por su falta de resultados al frente de esa dependencia.

El inicio de la reapertura del caso sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio se hace a menos de 24 horas de que también la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), a cargo de Pablo Gómez, anunciara el inicio de una denuncia penal por el delito de uso de recursos de procedencia ilícita contra el ex presidente Enrique Peña Nieto.

Esta investigación, la que va contra Enrique Peña Nieto, también estará a cargo de la Fiscalía General de la República, que encabeza Alejandro Gertz Manero, en un intento presidencial por exhibir la laboriosidad en que se ahora se encuentra la procuración de justicia, que hasta hoy es el Talón de Aquiles del gobierno de la Cuarta Transformación.

Por su propia condición de reo, Mario Aburto Martínez, el homicida confeso de Luis Donaldo Colosio, no ha tenido –o no ha querido- la posibilidad de hablar púbicamente para clarificar los hechos que concluyeron con el homicidio ejecutado en la colonia Lomas Taurinas, de Tijuana, el 23 de marzo de 1994.

Sin embargo, ahora se presenta la posibilidad para que Mario Aburto explique, con lujo de detalle cómo se dieron los hechos que terminaron con la vida del candidato Luis Donaldo Colosio, mismos hechos que al parecer se le han atribuido al propio Aburto de manera falsa, lo que le ha llevado a mantener un encierro de casi tres décadas en diversas cárceles federales por todo el país.

Hasta hoy Mario Aburto no ha hablado con ningún periodista sobre cómo se dieron los hechos que terminaron por acreditarlo como homicida confeso, material e intelectual de Luis Donaldo Colosio. La única versión escrita y testimonial que existe de su caso es la que se contiene dentro del libro “Los Malditos”, de la autoría del que esto escribe.

Yo conocí a Aburto allá, entre junio y diciembre del 2008, cuando yo mismo estuve encerrado en la cárcel Federal de Puente Grande, cuando fue llevado a prisión por una venganza del poder, que ejecutó el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna por instrucción del presidente Felipe Calderón.

En la cárcel conocí a Mario Aburto. Allí escuché -de su propia voz- parte de la teoría con la que podría quedar en libertad ahora que se ha iniciado una nueva investigación sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio. En las escasas veces que tuve la posibilidad de platicar con Mario Aburto, siempre manifestó la esperanza de que se reabriera su caso para poder demostrar su inocencia.

En repetidas ocasiones le pregunté si él había matado a Luis Donaldo Colosio. La respuesta siempre fue la misma. Se me quedaba viendo con sus ojos chiquitos. Se sonreía. Movía la cabeza como negando todo, pero sin dejar de esbozar una sonrisa y siempre terminaba diciendo que todo “solo era publicidad”.

-Yo no lo maté; pero ¿cuándo le ganas al gobierno? Si ellos dicen que tú fuiste, pos fuiste tú y no hay forma de decir que no. Y mientras, aquí me estoy acabando la vida por algo que ni yo estoy seguro de que haya hecho.

En aquel tiempo, a pregunta expresa, me dijo que lo habían sentenciado a 45 años de prisión, luego de apelar a una sentencia inicial de 48 años de cárcel. Casi una sentencia de por vida. Una sentencia que siempre la aceptó de manera estoica, como si ese fuera su destino para el que nació. Él mismo se alentaba para que la cárcel no se le hiciera tan pesada.

-Como que te resignas -me contó- como que te acostumbras… Y van pasando los meses y se van acabando los años. Y cada vez está más cerca la salida. Y eso es lo que a veces lo mantiene a uno en pie: la esperanza de poder ver a la gente que uno quiere, a las personas que lo esperan a uno allá afuera, las que no te han dejado y no te han olvidado, aunque para muchos seas un animal del mal.

Pero hoy Mario Aburto parece que ha decidido no ser mas resiliente. El inicio de una nueva investigación sobre el caso que lo mantiene en prisión, podría darle la libertad. Porque todo apunta a qué Mario Aburto no fue quien mató a Luis Donaldo Colosio. Así lo señalan cientos de inconsistencias que obran dentro del expediente penal del caso:

Todas las pruebas periciales fueron manipuladas. No hay certeza de que las huellas dactilares encontradas en el arma homicida no hayan sido plasmadas posterior a los hechos. De las mil 261 declaraciones contenidas en los 178 tomos que integran el expediente penal del caso, hay múltiples contradicciones, además de que ninguna de las pruebas periciales es concluyente por sí misma.

Desde su postura, tal como lo ha manifestado el propio Aburto en documentos contenidos dentro de la CNDH, si no hay manipulación de las pruebas y sí se lleva a cabo una investigación imparcial, la libertad es el siguiente paso de Mario Aburto.

—¿Cuál es la principal prueba que piensas te podría sacar de la cárcel? –le pregunté en su momento a Mario Aburto.

—El casquillo que dicen las autoridades que recogieron en la escena del crimen. Si supuestamente yo tenía un revólver, que es con el que aseguran que maté al licenciado, ¿cómo es posible que haya un casquillo en el suelo?, si en un revólver los casquillos percutidos siempre quedan en el tambor. Si hay un casquillo en el suelo, alguien más disparó y, en consecuencia, la teoría del asesino solitario se viene abajo. Y también se viene abajo toda la culpa que me han echado. Y alguien más debería estar aquí, en mi lugar…

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