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La niebla tóxica ahoga a la Ciudad de México por la contaminación provocada por los incendios

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Las autoridades ordenaron que las escuelas de la Ciudad de México cerraran el jueves y el viernes e instaron a la gente a permanecer en sus casas, ya que el miasma fotoquímico que envuelve el área metropolitana, que alberga a más de 20 millones de personas, no se dispersó.

Los partidos de fútbol profesional y otros eventos al aire libre fueron cancelados como parte de un decreto de emergencia impuesto el pasado martes, y el gobierno de la ciudad estableció límites de conducción para reducir el número de vehículos en circulación. Muchos peatones y ciclistas se pusieron mascarillas.

El mes de mayo, antes del inicio de la temporada de lluvia, tradicionalmente trae la peor calidad de aire del año a la Ciudad de México, que se encuentra en un valle a gran altitud donde el humo de los autos e industrial quedan atrapados. Una ola de calor y los escasos vientos han empeorado las cosas.

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Este año, sin embargo, las autoridades dicen que los incendios en las afueras de la ciudad han exacerbado el problema, ya que el humo ha convergido sobre la ciudad y sus alrededores, mezclándose con una capa tóxica de contaminantes. Las estaciones de medición han encontrado niveles peligrosamente altos de partículas diminutas, consideradas especialmente peligrosas porque pueden dañar el sistema respiratorio y cardiovascular de las personas.

“Los funcionarios dicen:’no salgan de sus casas’, pero es fácil para ellos decirlo”, dijo Sofía Arredondo López, una arquitecta de 39 años, que se encontraba entre los muchos residentes perturbados que fueron entrevistados en los últimos días. “Tenemos que ir a trabajar. Me preocupa salir con esta capa gris cubriendo la ciudad, pero decirnos que no salgamos de casa no es una solución”.

El smog ha recordado los años finales de la década de los 80 y principios de los 90, cuando los residentes de la Ciudad de México experimentaron lo que se denominó el aire más contaminado del mundo.

En las últimas décadas, sin embargo, los controles sobre las emisiones y los límites en el tráfico de automóviles han mejorado la situación, y los niveles de contaminación atmosférica en las ciudades de Asia y otros lugares han superado a los que se encuentran generalmente aquí.

Pero los prolongados problemas de smog en los últimos años, han avivado los temores de que las autoridades no hayan dado seguimiento al éxito inicial de la ciudad en la reducción de la contaminación, a pesar de que el número de vehículos ha crecido de manera inexorable. Las imágenes inquietantes de esta semana de una ciudad envuelta en una espesa neblina han reforzado la noción de que las cosas están empeorando, no mejorando.

“El domingo pasado, salí con mis hijos al centro de la ciudad y parecía el apocalipsis”, dijo María de los Ángeles Cabrera, de 41 años. “Era mediodía y la ciudad se veía gris, oscura, con olor a quemado. Nuestros ojos estaban llorando”.

Muchos ven actos de corrupción detrás del exceso de autobuses y otros vehículos que arrojan emisiones tóxicas al aire, aparentemente en flagrante violación de los controles. Los críticos sostienen que los funcionarios temen una reacción política de la industria y de los automovilistas si los legisladores abogan por normas de emisión más estrictas.

El gobierno no ha mostrado suficiente voluntad política para tomar medidas impopulares para reducir la contaminación, dijo a El Universal Adrián Fernández, científico climático y asesor de una comisión ambiental regional.

Muchos residentes de la Ciudad de México, que por lo general dudan de sus líderes políticos, se han apresurado a culpar por la falta de acción oficial contra el smog.

“Estoy muy enojado porque si el gobierno hubiera actuado rápidamente no estaríamos así, ahogándonos en estas nubes tóxicas”, dijo Armando Díaz Robles, de 54 años, un vendedor ambulante cuyo negocio tuvo que cerrar debido a que mucha gente se quedó en casa. “¿Por qué las autoridades esperaron tanto tiempo para reaccionar? ¡porque son ineptos!”.

Gran parte de las críticas se han dirigido a la alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, una científica que asumió el cargo el pasado mes de diciembre después de haber sido jefa de medio ambiente de la ciudad. Sheinbaum, una estrecha colaboradora del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado las acusaciones de inacción y se ha comprometido a hacer todo lo necesario para mejorar la calidad del aire.

En los próximos días, dijo Sheinbaum en un video publicado el pasado viernes en Twitter, el gobierno estará haciendo “anuncios muy importantes” con el objetivo de transformar la Ciudad de México en uno de los lugares “mejor preparados para contingencias ambientales”, pero no dio detalles. la alcaldesa también levantó las restricciones de emergencia, como los límites a la conducción y a las actividades al aire libre, en previsión de la mejora de las condiciones meteorológicas este fin de semana.

Sin embargo, muchos se muestran escépticos de que el gobierno actuará con la urgencia suficiente para frenar un problema que muchos consideran que está empeorando. La discusión sobre la contaminación del aire tiende a disminuir a medida que las lluvias de verano limpian los cielos, dando ocasionales visiones a los majestuosos volcanes nevados, Popocatepetl e Iztaccihuatl, que enmarcan el Valle de México.

“La contaminación nos enferma y, eventualmente, nos está matando”, escribió el columnista Humberto Musacchio en el periódico Excelsior. “No deberíamos tener que esperar hasta que la gente caiga muerta en las calles”.

McDonnell es un redactor del Times y Sánchez esa una corresponsal especial.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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