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Río 2016, reto para el Comité Olímpico

(Matthew Stockman / Getty Images)
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Tras la salida de la ciudad de Boston por la carrera de hospedar los Juegos Olímpicos, se ha vuelto claro que el evento por el cuál peleaban muchas urbes ahora no es tan deseado como antes. Parte de la negativa es que en las últimas ediciones las perdidas han sido millonarias y la magna fiesta del deporte mundial ya no es la gallina de los huevos de oro que todos pensaban.

Por eso, la edición XXXI que se llevará a cabo en Río de Janeiro Brasil en 2016 será un reto importantísimo para el Comité Olímpico Internacional (COI). Desde 2009, fecha en que se dio a conocer que la ciudad carioca sería anfitriona de esta fiesta, las críticas sobre el gobierno brasileño y el COI no han cesado.

Un país que ha batallado con la violencia generada en su mayor parte por un índice altísimo de pobreza en todo Brasil, un gobierno corrupto que permite que sus recursos naturales sigan siendo eliminados y un pueblo que ha hecho muy pública su inconformidad sobre el uso del dinero del erario; esos son sólo algunos de los obstáculos que enfrenta Río de Janeiro a menos de un año de que se lleven a cabo los juegos.

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Para el COI, Río 2016 será un parteaguas para regresarle el valor a los Juegos Olímpicos, ya que tendrá que demostrar nuevamente que el evento es valioso no sólo para los patrocinadores sino también para los residentes de la ciudad sede que buscan a toda costa evitar que queden “elefantes blancos”, edificios usados durante los JO pero que ya no tienen uso útil después, en su ciudad.

Cuando asistí a la Copa Mundial de la FIFA 2014, me di cuenta como estaba fragmentado el pueblo brasileño, por un lado había quienes se oponían a este y otros eventos internacionales en su país, hasta que no hubiera una mejoría temas locales, mientras que por el otro estaban aquellos que veían estas justas como una manera de acercar el mundo a Brasil y mejorar su posición en la escala universal.

También de todo el progreso que estaban logrando, desde nuevas carreteras hasta mejoras en el sistema del transporte público, sin olvidar un ambiente de fiesta y calidez para todos los turistas extranjeros que llegaron a este país.

Asimismo Río 2016 tiene un mundo de trabajo por hacer: hay que continuar con la limpieza de la Bahía Guanabara que podría causar enfermedades en los atletas asistentes, los problemas de tráfico hay que eliminarlos ya que trasladarse de una sede a otra en el ajetreo diario de esta ciudad será un problema; también habrá que probar que los eventos que se han llevado a cabo en Brasil en los últimos años en realidad llevan miles de dólares a la economía local y sirven para la creación de empleos entre la población carioca.

Trabajo hay mucho, pero el Comité Olímpico Internacional está listo para demostrar que los JO siguen siendo un evento de talla mundial que además de demostrar calidad dentro de las actividades deportivas, también pueda ser un negocio redondo para todos.

Al final todos los ojos del mundo estarán sobre Río de Janeiro en agosto de 2016, mientras Tokio estará muy atento ya que celebrará los juegos de 2020 y ciudades como Los Ángeles buscarán aprender todo lo que puedan para poder ganarse la oportunidad de hospedar este magno evento en un futuro no muy lejano. Brasil, Río y el COI tienen mucho trabajo por hacer para hacer de estos juegos los mejores de la historia.

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