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El Cruz Azul inicia una nueva era, con ofrendas al Dios del trabajo

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El gigante Carlos Hermosillo acomodó la postura para ahuyentar el dolor de sus costillas fracturadas y con una pose de guerrero griego cobró su penalti de manera exacta para vencer al portero Ángel David Comizzo y darle al Cruz Azul su última gran alegría en 20 años.

Tenía el pómulo inflamado por una patada del argentino Comizzo y le cobró la afrenta de la mejor forma, con un gol que hundió al extranjero y le dio a los celestes su octavo campeonato.

Mañana se cumplirán 20 años del último título de liga logrado por el club más burlado de México, que desde entonces perdió cinco finales, algunas de manera surrealista como la del Clausura 2013 cuando vencía por dos goles al América a falta de dos minutos, se dejó empatar y perdió en penaltis.

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Ha sido tanta la mofa de los hinchas de equipos rivales que en México inventaron el verbo ‘cruzazulear’ para referirse a una persona o grupo con todo a favor que a última hora deja ir un triunfo o de cumplir una meta.

Los reveses de los Azules, dirigidos hasta el domingo pasado por el español Paco Jémez, han estado rodeados de circunstancias extrañas, algunas solo explicables con la intervención de fuerzas del más allá como insinúa el escritor mexicano Carlos Barrón en su libro “Tiempo de compensación”.

Barrón reunió testimonios de veladores y obreros del campamento celeste que juran haber visto en la cancha almas procedentes del cementerio situado al lado del edificio del club, historia aderezada con el cuento de que el equipo le robó un pedazo al camposanto y por eso sufre derrotas extrañas.

El folclore alrededor del Cruz Azul llegó a su punto mayor a mediados de este año cuando una hechicera llamada Zulema acudió a la casa del club con cabezas de res y de puerco, velas para alumbrar el camino y ramos para quemar la maldición que según sus mensajeros, sufre el equipo desde que Hermosillo hizo el gol en 1997.

Es verdad que los Azules conquistaron una Copa de Campeones en el 2014 y la Copa Mx del Clausura 2013, pero esas victorias apenas fueron celebradas porque la obsesión de los jugadores, de la hinchada y de la directiva es obtener el campeonato de liga.

Horas antes de llegar a 20 años de tristezas, la dirigencia del club ha contratado al portugués Pedro Caixinha, un iconoclasta obsesivo en los entrenamientos que trabaja con horario de oficinista, ocho horas en la cancha.

Cuidadoso de la alimentación, los periodos de recuperación y reiterativo para que los jugadores entiendan su manera de jugar, Caixinha es respetado en México por haberle dado al Santos Laguna el título del Clausura 2015 cuando pocos apostaban por su equipo y él los hizo campeones con más mentalidad que fútbol.

Este jueves se cumplirán 20 años del último domingo feliz de uno de los cuatro equipos más emblemáticos de México. Las redes sociales se llenarán de memes burlones y los periodistas volverán a buscar a Hermosillo quien contará los detalles de su proeza.

Pedro Caixinha estará ajeno al ruido. Calculador como es, sabe que cuenta con poco tiempo para estudiar a sus jugadores, agilizar la llegada del defensa argentino Carlos Izquierdos, su primer refuerzo, y empezar a tomar control de todo lo que le permitan controlar en la institución.

Días más tarde pronunciará un breve discurso a sus futbolistas en los que ignorará a los fantasmas y brujas agoreras y propondrá el comienzo de una nueva era en el equipo, basada en ponerle ofrendas al Dios del trabajo para invocar el milagro. EFE

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