DALLAS / AP — Un hombre de Texas cuyo paradero era desconocido desde hace meses fue comido, con todo y huesos, por sus propios perros, informaron las autoridades.
Expertos forenses informaron que en los análisis de ADN se determinó que los fragmentos óseos que se recuperaron de las heces de los animales pertenecían a Freddie Mack, de 57 años, señaló la jefatura de policía del condado Johnson.
Los 18 perros de raza mestiza al parecer devoraron en su totalidad el cuerpo de Mack, incluyendo ropa y cabello, y lo único que dejaron fueron fragmentos óseos de entre 5 y 12 centímetros (2 y 5 pulgadas), dijo el agente Aaron Pitts.
“Nunca, pero nunca, ni nosotros ni con las personas que hemos hablado, habíamos escuchado que un ser humano fuera comido en su totalidad”, dijo Pitts a The Associated Press. “Los huesos fueron partidos por completo y comidos”.
Mack padecía de severos problemas de salud, y se desconoce si sus perros lo mataron o se lo comieron después de que falleciera de un problema médico.
“De cualquier forma, es algo grotesco y ofrecemos nuestras condolencias a la familia de Freddie Mack”, señaló el jefe de policía del condado Johnson, Adam King, en un comunicado.
Un familiar reportó en mayo la desaparición de Mack de su residencia cerca de Venus, una comunidad con menos de 4,000 habitantes ubicada unos 50 kilómetros (30 millas) al suroeste de Dallas, diciendo que su familia no tenía noticias de él desde mediados de abril.
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Trabajadores reparan un agujero que se abrió en la carretera como resultado del terremoto del 5 de julio de 2019 en Ridgecrest, California, a unas 150 millas (241 km) al norte de Los Ángeles.
(Robyn Beck / AFP/Getty Images)
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In Ridgecrest, Davia Speed and Peyton Speed, holding 1-month-old Lillian, get into their car after Friday night’s 7.1 earthquake.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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The aftermath of Friday’s earthquake at a Ridgecrest liquor store.
(Robyn Beck / AFP/Getty Images)
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Workers fill large holes left in Highway 178 between Trona and Ridgecrest by Friday night’s 7.1 earthquake.
(Etienne Laurent / EPA-EFE/REX )
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Dawn Inscore leaves her apartment on Ridgecrest Boulevard with her child after the Friday night earthquake. (Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Highway workers repair roadway near Ridgecrest on Saturday morning.
(Robyn Beck / AFP/Getty Images)
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Carmen Rivera, 65, walks her dog Ash past a dislodged home in Torusdale Estates mobile home park in Ridgecrest. (Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Botellas caídas en una tienda de una gasolinera en Ridgecrest, California. Las autoridades aseguraron que ninguno de estos dos temblores, ni los centenares de réplicas de mayor o menor gravedad que les han acompañado, ha dejado víctimas.
(Etienne Laurent / EPA-EFE/REX )
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Police and emergency services respond to a fire at a building on Highway 178.
(Etienne Laurent / EPA-EFE/REX )
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Susan Manson, de 53 años (i) ayuda a su madre, Charlotte Sturgeon, de 78 años, a recuperar fotos y documentos de la casa móvil de etiqueta roja de Sturgeon en Ridgecrest después del terremoto del cuatro de julio.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Work on Route 178 between Trona and Ridgecrest.
(Etienne Laurent / EPA-EFE/REX )
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Shalyn Pineda, supervisora regional de las bibliotecas del condado de Kern, recoge los libros en la sucursal de Ridgecrest después del terremoto.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Firefighters respond to a fire at a building on Highway 178 after Friday night’s earthquake near Ridgecrest.
(Etienne Laurent / EPA-EFE/REX )
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Mercancía en el suelo en una tienda Albertson’s en Ridgecrest. La intensidad del nuevo temblor hizo que millones de personas lo pudieran sentir de manera notable en ciudades como Los Ángeles o Las Vegas.
(Marcio Jose Sanchez / AP)
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Chad Inscore en su apartamento dañado en Ridgecrest, California.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Los daños materiales más relevantes se registraron en Ridgecrest y sus alrededores, aunque, por fortuna, el epicentro de estos temblores se ha dado en una zona rural y poco poblada de California.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Así los daños en una tienda Walmart en Yucca Yalley, California.
(Chad Mayes / Associated Press)
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Zoe Pineda, 7, helps clean up the library in Ridgecrest after the Fourth of July quake. (Irfan Khan / Los Angeles Times)
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La sismóloga Lucy Jones da detalles del sismos. Las autoridades y expertos llevan mucho tiempo alertando sobre el “Big One”, que es como se conoce a un hipotético y posible gran terremoto que se originaría en la falla de San Andrés y que podría tener gravísimas consecuencias en California.
(John Antczak / AP)
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Bill Sturgeon, de 79 años, verifica los cimientos de su casa móvil en Ridgecrest, California, zona donde se registraron los daños más relevantes, aunque, por fortuna, el epicentro de estos temblores se ha dado en una zona rural y poco poblada del estado.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Los agresivos perros impidieron que la familia ingresara a la propiedad de Mack, y también representaron un problema para los agentes, quienes a la larga pudieron echar un vistazo al utilizar un “método de distracción” para mantener a los animales a distancia, según la policía.
Los agentes no pudieron localizar a Mack y, después de varios días de búsqueda, los investigadores volvieron para examinar la propiedad a detalle.
Entre la hierba alta encontraron heces de perros que contenían restos de cabello humano, ropa y huesos.
Los fragmentos de mayor tamaño fueron enviados al Centro para la Identificación de Restos Humanos de la Universidad de North Texas, y finalmente se determinó que eran los de Mack a través de un análisis del ADN familiar.
Pitt dijo que dos de los perros fueron asesinados por la jauría, otros 13 fueron sacrificados por su “agresividad” y tres más han sido dados en adopción.
El agente dijo que Mack mantenía a sus perros bien alimentados y atendidos. La única otra vez que Mack estuvo involucrado con la policía fue en 2017, cuando llamó a las autoridades desde el hospital para pedir si alguien podía ir a ver cómo estaban sus animales, señaló Pitts.
“Este hombre amaba a sus animales”, dijo el agente.