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Una mujer recuerda un encuentro con el policía acusado del asesinato de George Floyd: “Viví para quejarme”

Un cartel con la imagen de George Floyd se ve en una protesta frente al Ayuntamiento de Los Ángeles.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)
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En agosto de 2007, Melissa Borton regresaba a su casa de Minneapolis para desempacar alimentos luego de un viaje a Rainbow Foods con su hijo de 2 meses y un pastor alemán de 5 años.

Cuando la joven de 30 años dio vuelta a su minivan verde en una intersección, vio luces azules y rojas intermitentes detrás de ella. Estaba confundida. No creía haber desobedecido ninguna ley.

Borton detuvo su camioneta y bajó la ventanilla antes de interactuar con los dos policías que se acercaban. Uno era Derek Chauvin, el oficial que sería acusado este mes de homicidio involuntario y asesinato en segundo grado en relación a la muerte de George Floyd, lo que provocó indignación nacional y protestas contra el racismo sistémico.

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Borton recordó en una entrevista con el Times que Chauvin y un oficial no identificado “sin decirle una palabra” metieron la mano dentro de su automóvil, abrieron la puerta y comenzaron a sacarla mientras aún estaba con su cinturón puesto.

“Desabrocharon el cinturón de seguridad y me arrastraron”, dijo Borton. “No me dijeron nada todo ese tiempo”.

Un abogado de Chauvin no respondió a una solicitud de comentarios. El Departamento de Policía de Minneapolis no proporcionó el nombre del segundo oficial.

Mientras Borton era sacada de su vehículo, recuerda haber escuchado a su perro ladrar y a su bebé recién nacido llorar “histérico”. Los oficiales la pusieron en el asiento trasero de su patrulla. Cuando estaba ahí, les preguntó a los oficiales por qué la detenían. Ella recuerda que uno le dijo que su camioneta “coincidía con una descripción”.

Mientras estaba sentada allí, la parte delantera de su camiseta gris comenzó a empaparse con leche materna.

“Probablemente tienes depresión posparto”, recordó que le dijo un oficial. “Deberías obtener ayuda para eso”.

Después de unos 15 minutos, la dejaron ir sin más explicaciones.

Al día siguiente, Borton presentó una queja formal ante el Departamento de Policía de Minneapolis.

Pasaron las semanas, pero ella nunca volvió a escuchar nada al respecto.

Más de seis meses después, se encargó de llamar al departamento para preguntar sobre el estado de la queja. Confirmaron que un oficial había sido disciplinado pero se negaron a proporcionar más detalles, según Borton.

“Mantuvieron ese secreto”, dijo Borton. “Supuse que recibiría una reprimenda, pero eso fue sólo mi suposición”.

Las repercusiones de las acciones de Chauvin no están claras. Los registros publicados por el departamento el martes muestran que Chauvin había recibido una carta de amonestación por el incidente, cuyos detalles estaban redactados en el mismo.

Los registros muestran que los investigadores encontraron que Chauvin “no tenía que sacar a la demandante del automóvil” y que “podría haber realizado una entrevista fuera del vehículo”. La indagación adicional mostró que la cámara del coche patrulla se apagó durante el curso de la parada.

Un portavoz de la policía de Minneapolis declinó hablar específicamente sobre la investigación iniciada por Borton, pero dijo que no es una práctica actual del departamento dejar de contactar a los denunciantes o negarse a proporcionar detalles sobre su caso.

El incidente “contaminó cada experiencia que he tenido con la policía desde entonces”, manifestó Borton.

Borton, quien es blanca, señaló que el episodio le dio una pequeña visión de lo que sienten los estadounidenses negros acerca de la policía.

“No soy una persona negra”, dijo Borton. “Pero en un nivel muy minúsculo, entiendo que no puedes confiar en la policía”.

Borton, ahora de 43 años y aún residente de Minneapolis, asegura que cuenta la historia en cada oportunidad a las personas cada vez que surge el tema de la policía de Minneapolis.

“Hay algo mal con la policía aquí”, enfatizó Borton. Agregó que el incidente que le pasó a ella muestra una “larga historia de un oficial que se ha desquiciado y que probablemente no debería haber formado parte de la fuerza policial”.

Borton está agradecida de no haber sufrido daños físicos el día en que fue detenida, pero el trauma emocional es muy real y permanece con ella hasta el día de hoy, reveló.

“Viví para quejarme”, manifestó Borton. “George Floyd no lo hizo”.

Borton se enteró recientemente de que Chauvin estaba involucrado en su detención. Después de ver el video de Chauvin arrodillado sobre el cuello de Floyd, sospechó que él era uno de los oficiales que la detuvo. “Había algo que se registró en mi cerebro” cuando vi a Chauvin, dijo Borton. “Le dije a mi compañero: ‘Creo que ese es el tipo’”.

No estaba segura hasta que leyó un artículo publicado esta semana por Los Angeles Times, casi 13 años después, que detallaba el incidente. Fue allí donde supo la razón por la que la habían detenido, el conducir a 10 millas por encima del límite de velocidad.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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