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Los jóvenes salieron en masa a protestar; ¿harán lo mismo para votar?

Manifestantes, muchos de ellos jóvenes, marchan por las calles de Manhattan, el 7 de junio pasado.
(Seth Wenig / Associated Press)
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Los adultos jóvenes llenaron las calles de todo el país a un nivel que no se veía desde la década de 1960, para protestar en pos de más justicia racial después de la muerte de George Floyd. Saber si esa misma energía se traducirá en una mayor participación en las urnas en noviembre próximo, es otra cuestión.

El grupo etario podría marcar la diferencia en la carrera presidencial -las encuestas muestran que el presidente Trump es absolutamente impopular entre los votantes jóvenes-, junto con el control del Senado y cientos de cargos locales también en juego. Pero a algunos activistas les preocupa que el foco de estos votantes esté puesto en causas específicas, en lugar de en el voto.

“En un año electoral normal, el resultado del voto juvenil es un desafío”, expuso Carolyn DeWitt, presidenta y directora ejecutiva de Rock the Vote, que trabaja para construir poder político entre los jóvenes. “Esto ocurre más todavía ahora. La mente de la gente no está en eso”.

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Históricamente, los votantes menores de 30 años sufragan a tasas mucho más bajas que los mayores, aunque las elecciones de mitad de período de 2018 tuvieron la mayor participación en un cuarto de siglo entre aquellos de 18 a 29 años de edad, un aumento atribuido en parte a movimientos liderados por jóvenes, como March for Our Lives (Marcha por Nuestras Vidas), contra la violencia armada.

También hay indicios de que los jóvenes se están involucrando más a nivel político. Según DeWitt, más personas se registraron para votar a través de las plataformas en línea de Rock the Vote la semana pasada (unas 50.000) que en cualquier otra semana de 2020. Las cuentas de redes sociales de la organización tuvieron tantas impresiones entre el lunes y el viernes de la semana pasada como en general ocurre durante un mes entero: más de un millón. “Será absolutamente importante para nosotros asegurarnos de que todos protestemos ahora y votemos después”, remarcó DeWitt.

Sin embargo, eso no está asegurado. La crisis del coronavirus puso un alto en las campañas tradicionales, así como los grandes conciertos y festivales, el tipo de lugares donde agrupaciones como Rock the Vote y HeadCount suelen reclutar votantes jóvenes. Además de eso, los intentos de los legisladores para cambiar las leyes electorales en algunos estados podrían restringir a los votantes más jóvenes, incluidos los estudiantes universitarios.

La campaña presidencial demócrata de Joe Biden confía en que estos votantes lo apoyarán cuando la elección sea binaria, entre él y Trump. Pero no hay garantías. “Nuestro lema no puede ser: ‘¿Eres mejor que Trump?’”, expuso Cliff Albright, cofundador de Black Voters Matter, que trabaja para registrar votantes y organizar a las comunidades negras. “Para esas personas que se sienten enojadas, que se encuentran en las calles o en casa y que no están comprometidas a nivel electoral, simplemente no es suficiente decirles que eres mejor que este loco”.

Muchos jóvenes aún no están familiarizados con Biden, “y ciertamente no saben cuál es su postura sobre los problemas”, remarcó Heather Greven, portavoz de NextGen America. El grupo planea gastar al menos $45 millones para llegar a los votantes jóvenes en los estados considerados como campo de batalla.

Biden afirmó durante un evento reciente de recaudación de fondos virtual que pensaba que las protestas animarían a los jóvenes a apoyarlo. “Ahora están comprometidos”, expresó. “Lo sienten. Lo prueban. Están enojados y decididos”.

Su campaña no hizo cambios importantes en su llegada a los jóvenes en medio de las protestas, que comenzaron después de que un oficial blanco de Minneapolis presionó con su rodilla el cuello de Floyd, un hombre negro que estaba esposado y gritaba que no podía respirar. En cambio, Biden se apegó en gran medida a una iniciativa conocida como Liga 46, que combina grupos como Estudiantes por Biden y Jóvenes Profesionales por Biden.

En un intento por atraer a los votantes liberales y de menor edad, Biden sumó a la representante progresista Alexandria Ocasio-Cortez en un grupo de trabajo sobre el cambio climático. Pero no apoya algunas de las propuestas que interesaban a los partidarios de su principal rival, Bernie Sanders, como “Medicare para todos”.

Ja’Mal Green, de 24 años, activista en Chicago, dijo que él y otros jóvenes están decepcionados por el rechazo de Biden al pedido de “quitar financiación a la policía”, que se convirtió en un grito de guerra para los manifestantes. El exvicepresidente afirmó el lunes que se necesita una revisión de esa fuerza, pero que ello se puede hacer poniendo condiciones a la entrega de fondos federales.

Esa postura puede tranquilizar a los votantes mayores y moderados, que ayudaron a Biden a ganar la nominación, comentó Green, pero los jóvenes quieren ver más cambios.

“Si no, simplemente dirán ‘al diablo con las elecciones’”, subrayó.

Muchos de los jóvenes que salen a la calle están atentos a los funcionarios públicos que tienen un impacto más directo en sus vidas, como alcaldes, jefes de policía y fiscales de distrito, porque “ven que ahí está el cambio”, señaló Green, un líder de Black Lives Matter, quien se unió a los manifestantes en Minneapolis.

También hubo protestas en Louisville, Kentucky, por la muerte de Breonna Taylor, una mujer negra de 26 años que fue asesinada a tiros por la policía en su propia casa, en marzo pasado.

Tom Bergan, de 22 años, asistió a una protesta la semana pasada en Louisville, donde es organizador de campo de HeadCount. En días previos a la pandemia, HeadCount registraba a jóvenes en conciertos y festivales, pero eso ahora cambió a una mayor organización en línea, desde la irrupción del COVID-19. Para las protestas del viernes, Bergan imprimió grandes códigos QR que colocó en una cartulina. Cualquiera que escaneara el código en su teléfono se conectaba a una página de registro eleccionario. Según el joven, la multitud estaba entusiasmada; una gran cantidad ya se había registrado para votar, y muchas de las conversaciones giraban sobre la muerte de Taylor y la necesidad de cambios locales, como poner un límite a las órdenes de no llamar a la puerta. Este presente le recuerda a Bergan el clima social de 2018, cuando se ofreció como voluntario con HeadCount durante una de las Marchas por Nuestras Vidas en St. Louis, en la cual miles de jóvenes participaron pese al clima frío y lluvioso.

Ese otoño, la participación entre los votantes de 18 a 29 años fue casi el doble de la registrada en 2014. Se estima que un 28% de los votantes jóvenes elegibles emitieron su sufragio, según CIRCLE, el Centro de Información e Investigación sobre Aprendizaje y Participación Cívica de la Universidad de Tufts. Ellos tenían más posibilidades de apoyar a candidatos demócratas que a republicanos para el Congreso, del 64% al 34%, según una encuesta de AP VoteCast realizada entre más de 115.000 votantes de las elecciones de mitad de mandato en todo el país.

Esa participación sigue siendo menor que las de 2016 o 2012, años de elecciones presidenciales en los que aproximadamente el 45% de los votantes jóvenes acudieron a las urnas, según CIRCLE; y una caída desde 2008, cuando Barack Obama apareció en la boleta electoral y la participación escaló a un nivel no visto desde 1992.

¿2020 traerá otro pico de votantes?

“Ese es el gran ‘qué ocurriría si…’, y no lo sabremos realmente hasta noviembre”, remarcó Bergan.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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