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Después de 12 años y $13 mil millones, los dueños de Univisión quieren venderla

Las oficinas de Univision Communications en Los Ángeles fueron vendidas para recaudar fondos y pagar deudas.
(Mariah Tauger / Associated Press)
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Cuando Haim Saban y firmas de capital privado lideradas por multimillonarios adquirieron Univisión Communications por $13,700 millones, a principios de 2007, pensaban que la mayor compañía de medios en español del país sería una apuesta segura.

La economía estadounidense y la población latina estaban en auge. A los anunciantes les interesaban los inmigrantes mexicanos que sintonizaban los partidos de fútbol, las noticias y las clásicas telenovelas de Univisión, historias de amor al estilo Cenicienta y de producción mexicana, que a los televidentes les recordaban a su hogar.

Pero luego el mundo cambió.

Después de esperar una gran retribución, Saban y sus socios ahora están ansiosos por vender la empresa, incluso con un descuento, según tres personas familiarizadas con el asunto, que no están autorizadas a hacer comentarios públicos. Sacarse de encima lo que se ha convertido en una empresa a mejorar valuada entre $8 mil y $ 10 mil millones marcaría un raro desatino para el inversionista de Los Ángeles y sus socios de capital privado.

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Pero años de disputas y errores en la sala de juntas, incluida una desastrosa incursión en los medios de comunicación en idioma inglés, así como el aumento de la competencia del rival Telemundo y los cambios demográficos, han hecho mella en la cuestión.

Las entrevistas con casi una docena de ejecutivos -del pasado y actuales- describen una organización disfuncional, obstaculizada por enfrentamientos entre los gerentes latinos y los ejecutivos blancos mayores, que trabajaron en NBC en sus días de gloria y parecen estancados en el pasado: no hablan español y son llamados burlonamente “gringos” a sus espaldas. A nivel de la junta directiva, los líderes de capital privado agriaron su inversión, intimidaron a la gerencia y relegaron propiedades clave de Univision, incluidas las estaciones locales -como KMEX-TV Channel 34 en Los Ángeles-, para poder pagar la deuda de la compañía, de $10 mil millones.

“La estructura de ese acuerdo, con toda esa deuda, realmente afectó a la empresa”, expuso José Villa, presidente de Sensis, una firma de publicidad de Los Ángeles. “No tenían recursos para hacer inversiones, incluidos los productos digitales. No han evolucionado ni creado nada nuevo”.

Representantes de Univisión y Saban declinaron hacer comentarios públicos.

Univisión, que comenzó en 1961 con una única estación de TV en Texas, solía ser el canal central en español, con el 80% del mercado. Su principal competidor, Telemundo, era apenas una amenaza. Pero el gigante del cable Comcast Corp. compró NBCUniversal en 2011 y vio a Telemundo como una joya. NBCUniversal comenzó a invertir, incluso a arrebatar los derechos para la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA, hasta entonces transmitida por Univisión, el hogar del torneo hacía mucho tiempo.

Los dueños de Univisión también eran pesos pesados. Texas Pacific Group, Thomas H. Lee Partners, Providence Equity Partners y Madison Dearborn Partners se encuentran entre los gerentes de cartera más exitosos de EE.UU.

Saban, de 74 años, construyó su fortuna de casi $3,000 millones de dólares gracias a los “Mighty Morphin Power Rangers” en la década de 1990, y luego con algunas inversiones mediáticas astutas. Saban y Rupert Murdoch’s News Corp. vendieron el canal de cable Fox Family en 2001 a Walt Disney Co. por una suma récord en ese entonces. Saban Capital Group pagó $250 millones por su participación en Univisión, y el colorido multimillonario se convirtió en el presidente del grupo.

Cada una de las cuatro firmas de capital privado contribuyó con aproximadamente $900 millones, lo cual convierte a Univisión en una de las mayores compras apalancadas de Wall Street, con más de $10 mil millones en deuda.

Pero el grupo adquirió Univisión en la cima del mercado, y cometió algunos errores.

Los propietarios mudaron de inmediato la sede de Los Ángeles a Nueva York (en Park Avenue) y apelaron a un veterano de Madison Avenue, Joe Uva, para dirigir la empresa. El objetivo era aumentar drásticamente los ingresos por publicidad persuadiendo a los anunciantes de que Univisión era una compra obligada. Sin embargo, la crisis financiera hizo que los anunciantes redujeran gastos, incluso en los medios en español.

Además, la Gran Recesión desaceleró el flujo de inmigrantes mexicanos a EE.UU. “Hay un millón de inmigrantes mexicanos menos en Estados Unidos que hace unos años”, explicó Mark Hugo López, director de migración global y demografía en el Pew Research Center, en Washington. López señaló que 2006 fue el pico de la migración. “Los hispanos ya no son la mayor fuente de inmigrantes en el país; ahora son los asiáticos”, detalló.

La población latina sigue creciendo, pero el aumento proviene de latinos nacidos en Estados Unidos, que son bilingües o hablan inglés, y ven programas en Netflix, Hulu, NBC o YouTube. Sumado a ello, consumen contenido en sus teléfonos; incluso los inmigrantes mayores ahora hablan fluidamente inglés. “No existe esa reposición de la audiencia de Univisión que solíamos ver antes”, explicó López.

Para complicar las cosas, Univisión no es dueño de su contenido guionado. La compañía siempre confió en las telenovelas producidas por Grupo Televisa, la empresa de entretenimiento en español más grande del mundo. La razón era simple: Univisión podía ahorrar dinero emitiendo programas en horario estelar que habían sido populares en México. Univisión le paga a Televisa, que también posee una participación en Univisión, casi $400 millones al año en regalías por los programas.

Era una buena inversión hasta hace unos años, cuando la audiencia en Estados Unidos comenzó a perder interés en las tramas predecibles de Televisa. Univisión comenzó a quejarse con la compañía mexicana sobre el lento ritmo de las historias románticas, el uso de los mismos actores y los entornos rurales (grandes haciendas) en un momento en que la mayoría de los latinos de Estados Unidos viven en ciudades. Televisa inicialmente ignoró las preocupaciones, según tres personas familiarizadas con la situación. Los ejecutivos de esa cadena declinaron hacer comentarios.

“Deberían haber invertido con socios de coproducción para crear una nueva programación y no tener que confiar tanto en Televisa”, expuso Julio Rumbaut, especialista en medios latinos. “Pero eran prósperos y felices con Televisa, por lo cual no tenían motivos para cambiar”.

Hace cinco años, la red insignia de Univisión atraía un promedio de tres millones de espectadores en horario estelar, según Nielsen. Durante la temporada actual, la audiencia en esa franja horaria de Univision se ha reducido a 1.3 millones de televidentes. Telemundo con frecuencia lo supera entre la franja más joven, y anotó un fuerte logro con la emisión de la Copa Mundial Femenina, este verano, con casi 19 millones de espectadores que siguieron las instancias del campeonato.

“Ciertamente, Univisión no está en la posición que tenían hace unos años”, expuso el veterano ejecutivo de publicidad Héctor Orcí. “El mercado cambió dramáticamente, y no han respondido de manera agresiva o creativa”.

Pew Research también descubrió que los principales noticieros de Univision habían experimentado descensos de dos dígitos desde 2016. Sin embargo, la red sigue siendo líder en noticias en español, con casi un millón de espectadores en sus noticieros de la noche.

Mientras la audiencia principal de Univisión se erosionaba, la compañía invirtió cientos de millones en empresas digitales para atraer a los milenios de habla inglesa. Lanzó una empresa de alto perfil con Disney llamada Fusion, que falló, y Disney se replegó. Univisión lanzó otra red, El Rey, y comenzó a comprar propiedades digitales, incluido el sitio web satírico The Onion. La compañía gastó $135 millones en 2016 en la adquisición de Gawker Media Group, que cambió su nombre a Gizmodo.

“No había razón para comprar esos activos”, afirmó Rumbaut. “No tuvo ningún sentido”.

Ese mismo año, Univisión vendió su vidriado edificio de oficinas ubicado al costado de la autopista 405, en Los Ángeles, por unos $100 millones, para pagar la deuda.

En medio de los problemas de rating, el ingreso operativo de la compañía cayó a $611 millones en 2018, por debajo de los $1,130 millones del año anterior.

“Las personas que trajeron para dirigir Univisión no conocían ni entendían los medios en español”, consideró Rumbaut. “Se necesita esa experiencia; estar realmente inmerso en la cultura y el negocio”.

Durante años, los inversores han buscado una salida. Los planes para una oferta pública inicial en 2015 colapsaron cuando las acciones de los medios flaquearon. En lugar de ello, Univision pasó ese verano involucrada en una escaramuza con el entonces candidato -y ahora presidente- Trump, después de sus comentarios despectivos sobre los inmigrantes mexicanos. Trump demandó a la emisora (y más tarde abandonó la querella) luego de que Univisión se desligara de una transmisión del concurso de belleza Miss Universo.

El año pasado empezaron las reorganizaciones. El presidente ejecutivo Randy Falco, uno de los exejecutivos de NBC, se fue después de ocho años y fue reemplazado por Vincent Sadusky, de 54, quien tenía experiencia en dirigir grupos de estaciones de televisión. El nuevo jefe descubrió que las estaciones locales no tenían sus propios sitios web especializados o una aplicación, plataformas cruciales en la era digital.

Los propietarios están tomando una postura de no intervención. Sadusky intenta reconstruir el negocio y quiere que Univisión recupere su enfoque en los consumidores de habla hispana. La compañía abandonó sus activos digitales en inglés que perdían dinero, e Isaac Lee, quien había estado a cargo de la programación y la estrategia digital de Univisión, dejó la empresa el verano pasado.

“Hemos liquidado activos no esenciales, fortalecimos nuestra programación, conseguimos acuerdos de distribución a largo plazo y valiosos derechos deportivos”, escribió Sadusky en un correo electrónico este mes, dirigido a los empleados. También señaló que la compañía ha estado reinvirtiendo en sus estaciones para reforzar los noticieros locales y las ofertas digitales. “Nos comprometemos a encontrar el camino correcto”, agregó. “Dado el mayor reconocimiento de que la población hispana está impulsando un crecimiento económico significativo en EE.UU., es obvio que somos una propiedad de medios increíblemente única”.

Ahora, encontrar un nuevo propietario es una prioridad. La compañía espera poder atraer a un conglomerado de medios más grande, como CBS Corp., Fox Corp. o Disney.

Pero Univisión aún tiene $7,500 millones en deuda, y algunos posibles compradores tienen demasiado entre manos. Disney, por ejemplo, intenta absorber gran parte de la 21st Century Fox, de Rupert Murdoch, un acuerdo por $71,300 millones, que se concretó en marzo pasado. AT&T Inc. está presionada para reducir su enorme carga de deuda luego de comprar Time Warner por $85 mil millones. CBS vuelve a coquetear con la adquisición de Viacom. Sin embargo, el presidente de Liberty Media, John Malone, busca propiedades para comprar a bajo precio. Y Discovery podría hacer otra oferta, aunque muy por debajo de los $12 mil millones que Univisión rechazó hace solo dos años.

Otro comprador potencial sería Televisa, que también pelea sus propias luchas en México -y sería feliz de ver a Univisión absorbida por una gran empresa de medios de Estados Unidos, según dos personas bien informadas en el tema-.

“Univisión tiene mucho potencial. Todavía hay tiempo; si puede conectarse con la compañía correcta que pueda manejarla”, consideró Villa, y señaló que KMEX sigue ubicándose a menudo como la estación número uno en Los Ángeles. “Solo tienen que hacer ese cambio a lo digital”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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