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José David Bernal: ‘El alma del arte nos termina sacando a flote’

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Nació con el corazón atado a sus zapatos. Es fundador de la novedosa editorial independiente ‘Gato Blanco’ (en honor al cine de Emir Kusturica). Dejó su profesión de arquitecto para convertirse en editor, escritor e ilustrador. Es autor del libro ‘El arte del fútbol’ (2017), que fuera la ópera prima de la editorial, en la cual el autor mezcla el fútbol con la arquitectura, el cine y la literatura. Este año publicó ‘Vas a hacerlos bailar’, novela que se adentra en un sistema nacional basado en la corrupción y el crimen que pudre a las instituciones y a las personas, bajo una ficción realista, en un pueblo azotado por la maldad.

Charlé con este joven editor sobre sus dos libros, la creación y el desenvolvimiento de la editorial ‘Gato Blanco’ y sus novedades.

¿Cuáles son los recuerdos de tu niñez que más permean en tu narrativa?

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A diferencia de la gran mayoría de las personas de letras, yo comencé a ser lector casi entrando a la adultez. Nunca leí un libro de los estipulados en secundaria o preparatoria, también un poco porque tenía un alma rebelde frente a lo académico.

Fui lector de manga mucho antes que de novela, me marcó ‘La espada del inmortal’, de Hiroaki Samura, la obra impresionante de cyberpunk: ‘Blame!’ De Tsutomu Nihei, y la apocalíptica: ‘Dragon Head’ de Minetaro Mochizuki. En lo que sí fui muy precoz fue en el descubrimiento del cine, antes de los 15 ya era fanático de Truffaut, Bergman y Greenaway. También te puedo decir que desde el momento en que me adentré en la literatura, me sumergí muy profundamente y desde ese instante no recuerdo un solo día de mi vida en que no haya habido un libro con un separador metido en las entrañas, esperando a que continúe su lectura.

¿Cómo nace ‘El arte del fútbol’ (Ediciones Gato Blanco, 2014) y cuál es su referente?

Nace de ‘Apuntes de Rabona’; un proyecto que comenzó como una revista impresa y ahora es un canal importante de fútbol en México. Tuve la suerte de participar desde su gestación, ahí fue donde se me pidió escribir de fútbol y mezclarlo con la arquitectura (mi formación académica) y con cine (carrera que estudiaba en ese momento). ‘El arte del fútbol’ es la antología de las ideas para Apuntes de Rabona.

“El fútbol es popular porque la estupidez es popular”, decía Jorge Luis Borges, ¿por qué seguir escribiendo libros sobre este deporte?

Siempre me ha parecido que, aunque Borges odiara al fútbol, el fútbol se ha empeñado en amar a Borges… La prueba más fehaciente está en el cuento de Hernán Casciari: “10.6 segundos”. Habla sobre el mítico gol de Maradona a los ingleses, Casicari parafrasea uno de los cuentos más alucinantes de la literatura borgiana; “El Aleph”. El resultado es brutal. Tal vez si Borges hubiera puesto más atención al juego habría quedado fascinado por lo infinito que resulta, aunque también quizá, fue un juego demasiado básico para él, no lo sé, debo admitir que la inteligencia de Borges supera mi entendimiento, por algo fue el escritor más brillante del siglo XX.

¿El fútbol no termina nunca?

Valdano fue quien bautizó al fútbol como “el juego infinito”, algunos podrían pensar que dicha inmortalidad tiene que ver con el hecho de que siempre jugaremos al fútbol, pero yo creo que más bien se refiere a lo infinito de sus posibilidades. El fútbol es el más improvisado de los deportes, más parecido al jazz. Mientras que en el fútbol americano, cada equipo cuenta con dos grupos; uno especializado en atacar y otro en defender y etapas de juego marcados por ataque / defensa, y mientras en el basquetbol, la posesión de balón está cronometrada, en el fútbol, el balón bota en el centro del campo y se abre el infinito, el infinito de posibilidades, éstas solo se repiten cada ciertos años, (¿No hizo Messi el mismo gol que Maradona?), eso es muy de Borges… seguro El Ciego se anda sacudiendo en la tumba con mis palabras.

¿Cuáles son las analogías, enseñanzas, historias y similitudes que este deporte tiene con las artes y la ciencia?

Aquí englobo a todos los deportes y pienso que es “celebrar la humanidad”, (que incluso, creo que fue un slogan de algunas olimpiadas), con las artes pasa lo mismo, pero tiene un espectro que trasciende el alma con otras armas. La ciencia se cocina aparte, representa el desafío evolutivo de la propia raza. Al final, los tres conceptos convergen en que nos definen como seres humanos.

¿Cuál es tu estadio favorito diseñado por Archibald Leitch?

No tengo uno en particular, lo que me gusta del fenómeno Leitch es que prácticamente todos sus estadios se conservan –por supuesto han sido numerosas veces remodelados–, pero la esencia sigue ahí, hace que todo el fútbol británico tenga una atmósfera especial.

¿Dentro del cine, qué referentes importantes tenemos sobre el fútbol?

Mi predilecto es Emir Kusturica, en todas sus películas mete guiños futboleros, tiene el documental ‘Maradona by Kusturica’ (2008), el nombre de la editorial: Editorial Gato Blanco, hace alusión a su película ‘Gato negro, gato blanco’ (1998), es un referente importante para mí.

Ken Loach es sin duda otro de los grandes, (mira, qué casualidad, ambos tienen en su haber dos Palmas de Oro de Cannes), Loach es la visión poética y social de lo que representa el fútbol para los ingleses. ¡Un capo!

El artista quiere escribir su mentira y publica su verdad, decía Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), ¿cuál es la verdad de José Bernal?

Mi verdad es que soy más un editor que un escritor… Y mucho más un escritor que un arquitecto.

¿Escribir es un acto de supervivencia?

Por lo menos, para mí no lo es. Diría que el acto de leer está más cerca de esa condición.

¿Son importantes los premios, las becas y las distinciones para un escritor?

¡Sin lugar a dudas! Puede que sea un escaparate “tradicional”, pero lo encuentro muy noble y sumamente funcional. A pesar de la mala fama de becas, premios y distinciones ciertamente manoseados por intereses y corrupción, la culpa no la tienen los conceptos. Como diría el Pelusa: “¡La pelota no se mancha!”.

¿Todos los lectores somos niños de diez años, como me lo dijo alguna vez Ave Barrera?

Leer es abrir la imaginación a universos enteros, ese proceso lúdico puede referirnos a la infancia. Sin embargo, también creo que a veces adentrarnos a los sesos de un novelista o cuentista requiere un dejo de madurez propia de los adultos. Seremos adultos vueltos niños, quizá.

¿Llega un momento en que aspiramos a escribir algo “peor”?

Llegan momentos que aspiramos cosas distintas, “peor” o “mejor” me parece que son juicios que no nos corresponden como autores. Nos sentamos a desembuchar frente a la hoja en blanco una parte de nosotros, incluso me iría más atrás y dejaría en ambigüedad los términos “aspiracionales”.

¿De qué manera la literatura y la edición –como arte útil–, ayuda a las personas?

La literatura representa una parte fundamental del conocimiento, incluso como propio del lenguaje escrito que es la base de la civilización… Me atrevería decir que, sin literatura, las civilizaciones nunca hubieran florecido.

¿Si es que hay un hilo conductor entre todos tus libros escritos y editados, cuál sería?

Desde un principio he buscado que la parte gráfica sea nuestro signo característico. Aquí voy dejando marcas de que me educó el cine, el manga y el cómic antes que la literatura. Me interesa crear también una pequeña comunidad de autores / ilustradores que nos den prestigio con su talento. Creo que hemos ido ganando mucho en ese terreno. Queremos crear libros que se vuelvan objetos coleccionables, apostar por lo entrañable y fetichista del papel, de tener un libro en las manos. Para mí, la mezcla de la literatura con la ilustración resulta un diálogo sumamente interesante y enriquecedor. Ha sido un placer trabajar con gente tan talentosa, plumas que dibujan y plumas que escriben.

¿Qué ocurre cuando llega algo a tu vida que no puedes expresar desde la narrativa ni desde la edición?

Creo que las maneras de canalizarlo (o no) nos van marcando como autores, aquel que logra discriminar solo aquello que le sirve, está del otro lado como creador. Por otro parte, confío demasiado en los libros y sé que en ellos es posible plasmar cualquier idea del Universo… a quién le corresponda hacer eso, es una respuesta que quizá solo pueda dar la cultura.

¿Es José Bernal un escritor y un editor espiritual?

Como editor, busco ser cada vez más profesional, y como escritor busco ser más consiente de lo que hago. Para mí, tener control es fundamental.

Como ateo recalcitrante, no sé qué tan bien quedaría autodenominarme “espiritual”. El filósofo Comte-Sponville en su libro ‘El alma del ateísmo’ nos encuentra a los ateos una cierta espiritualidad con la que me siento identificado, para cerrar la respuesta, diría que sí.

¿Cómo es el mundo underground de la editorial independiente en México?

Me he encontrado con un mundo que en vez de competir se da la mano, la “colaboración” en este nivel es importantísima. Seguro hay de todo, pero en general te diría que hay un ambiente empático entre independientes. No pasa lo mismo cuando vamos al gran ruedo, donde librerías, distribuidores y grandes editoriales sacan a relucir los colmillos. La cultura –por desgracia–, es un negocio poco redituable en México. A pesar de eso creo que el alma del arte nos termina sacando a flote.

“Odio la idea de las drogas buenas y las drogas malas. No hay drogas buenas y malas. Hay un químico que no es bueno ni malo, sólo existe, existe porque lo creamos por medio de la naturaleza”, es una cita de la serie ‘The Midnight Gospel’ (2020) de Joe Wong. ¿Cuál es tu posición frente a las drogas?

Siempre estuve muy cerca del deporte y muy alejado de las drogas, prácticamente no bebo y jamás he fumado tabaco. Para mí el mundo de las drogas se limita a lo visto en cine, televisión y leído en libros. Podría decir que trato de poner mi postura siempre del lado “racional-legal”, aunque sea una pena que a veces las leyes existan solo en un imaginativo colectivo.

¿Cuál es el referente de la mítica ciudad Abubilla, en tu novela ‘Vas a hacerlos bailar’ (Editorial Gato Blanco, 2020)?

El referente, sin duda, es la propia Latinoamérica. Quise que el pueblo representara todo lo que dijo Eduardo Galeano que somos los latinoamericanos en ‘Las venas abiertas de América Latina’. Partiendo de ahí, este pueblo tiene ecos que no operan con la lógica del Universo… quizá este, también un rasgo tan típico de Latinoamérica.

Me gusta pensar que el pueblo de Abubilla a veces actúa como un personaje, que adquiere condiciones humanas (un prosopopeya narrativa), lo mismo sucede con el hospital del pueblo; es un personaje que tiene voluntad propia, definitivamente el hospital se plantó en este inhóspito lugar con conciencia de existencia, como el hotel Overlook de ‘El resplandor’, novela de Stephen King, son sitios que tienen ese “Resplandor”.

¿Por qué narratizar la política en esta novela?

Porque la política siempre invade todo lo que toca, y en las estructuras de poder siempre hay lenguajes narrativos muy interesantes. Podemos no ser entusiastas con la política por lo mucho que nos ha decepcionado, pero debemos admitir que la historia humana sin esa narrativa perdería parte de su natural entretenimiento, y más allá del entretenimiento, creo que el análisis y la crítica usando como arma al arte (en este caso a la literatura), no solo es importante si no que es imprescindible.

¿No es algo forzado?

Nunca pensé en ‘Vas a hacerlos bailar’ como una novela que destapara una realidad política, esa realidad al fin de cuentas todos la conocemos, a todos nos toca padecerla de una u otra manera. Cuando decidí acercar la novela más hacia el trhiller, todo cobró mucho más sentido, mi búsqueda entonces fue más ligera. Nos contamos historias como válvula de escape y esto, muchas veces salva nuestra alma (detente en una misa y compruébalo por ti mismo), el género me dio un abanico de posibilidades para divertirme, sentir que pude deformar la realidad y en una de esas provocar algo en el lector.

¿De dónde proviene la idea de esos seres extraños alados?

De una pintura de James Ensor: ‘Esqueletos luchando por el cuerpo de un ahorcado’ –¡Vaya nombre!–. Me marcó esa pintura, siempre pensé que aquellos esqueletos tenían hambre y que buscaban saciarla con el pobre ahorcado. Ese es un concepto muy importante en la novela. Cambié los esqueletos por algo más demoniaco y ahí le debo mucho a Abraham Chacón; ilustrador de la novela. Él fue quien terminó la creación de las creaturas, incluso la decisión de las alas es 100% aportación de su arte. (yo estuve de acuerdo de inmediato). Ya transformados los esqueletos en demonios, solo faltó agregarles el baile para cerrar la imagen que me sirvió de punto inicial para crear la historia.

Concluiría que la pintura de Ensor y el rumor de que el ex presidente Peña Nieto padecía de un cáncer terminal, fueron las dos ideas que dieron arranque a la novela.

¿Qué estabas escuchando cuando escribías esta novela?

Mucha música clásica. La novela de Thomas Mann ‘La montaña mágica’ tiene un peso específico en ‘Vas a hacerlos bailar’, me sumergí en la música que escuchan los pacientes del sanatorio de Berghof; mucha ópera: Verdi, Bizet, por supuesto también los ‘Lieds’ de Schubert. Para ponerle contraste le añadí mucho metal, pero bien ruidoso, ‘Gojira’, ‘Mastodon’, ‘Tool’ y ‘Nine Inch Nails’, por nombrarte algunos, eso me ayudó a las escenas altas ¿sabes? Necesitaba ese punch.

“El mundo editorial está por encima de las leyes de la mercadotecnia. Nadie sabe a ciencia cierta por qué algunos escritores tienen un gran éxito de ventas, mientras que otros ‘quizá con mayor calidad literaria’ ven cómo sus libros se hacen viejos en las bodegas de devolución. Las relaciones pueden llevarte a publicar un libro, pero si no es aceptado por el público, ni la Virgen de Guadalupe puede lograr que te publiquen un segundo”; dice Álvaro Ancona, ¿qué es lo más complicado de publicar a “autores” emergentes?

Los libros siempre son una apuesta frente al mercado. Aunque en una entrevista, Jaime Mesa decía que, si el libro tiene algo qué decir, encontrará por sí mismo la manera de trascender, por otro lado, los libros vacíos se perderán con el tiempo, sin importar las campañas publicitarias o la difusión que se les pudiera dar. Habría también que saber separar los perfiles literarios, pasa comúnmente que libros nefastos se vuelvan Best Sellers, pero que eso pase en un espectro, no limita o interrumpe que la literatura valiosa encuentre sus nichos de lectores.

¿Cómo conseguiste a Hernán Casciari?

Poniéndole atención a sus textos, son muchas las ocasiones en que Hernán menciona que su obra está registrada con un tipo de registro que vuelve su obra de dominio prácticamente público, el único requisito es dar el crédito correspondiente.

En las librerías de México no existen sus libros, fue por eso que quise publicarlo, añadimos el distintivo Gato Blanco de las ilustraciones, veo ese libro: ’12 cuentos mercedinos’ como un homenaje al gran escritor que es Hernán. Cuando lanzamos el libro, enviamos varios ejemplares a Argentina, Hernán nos dijo que le había encantado el libro, para nosotros ahí se cumplió el objetivo. Hay cosas que no están pagadas con nada.

¿Cuáles son las novedades de la ‘Editorial Gato Blanco’ que se aproximan?

Estamos planeando un 2021 espectacular. Te puedo concretar que lanzaremos el libro oficial de un equipo de Primera División, aunque no puedo dar más detalles por el momento, representará para nosotros un salto de calidad increíble. Estamos trabajando dos novelas de Juan Pablo Torres, autor de León, una reedición y el lanzamiento de una novela inédita. Lanzaremos dos libros de fotografía, que será un género nuevo dentro de la editorial y nos tiene muy emocionados, un libro de ilustración juvenil muy interesante, un libro de entrevistas y un proyecto con una revista de literatura.

Antes de cerrar y hablando de novedades, debo decir que en diciembre publicaremos tu primera obra, ‘Prosopopeya. La voz del encierro’, a este alucinante libro le deberíamos dedicar una sección aparte.

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