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La pandemia alimentó una ocupación: Comprar cosas baratas y revenderlas por ganancias

 John Traches of JT Merchandise Outlet in Santa Fe Spring poses with two mannequins
John Traches, quien dirige Merchandise Outlet de JT en Santa Fe Springs, ha creado un próspero negocio de reventa de artículos durante la pandemia.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)
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Es una ocupación tan antigua como la humanidad: conseguir algo barato y persuadir a alguien para que se lo compre por más dinero. Después de que la pandemia encerró a la gente y eliminó los puestos de trabajo, la actividad creció exponencialmente.

Una pareja ha vendido $12.400 de la mezcla de sopa instantánea de Walmart desde junio. Otro individuo vende cajas de 200 vestidos ligeramente arrugados por $800.

Estos emprendedores recién acuñados lograron iniciar sus propios negocios con poca o ninguna financiación, a menudo comenzando con la venta de productos comunes en línea desde sus hogares y luego expandiéndose a los almacenes.

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“Hemos visto un gran crecimiento”, manifestó Marcus Shen, director de operaciones de B-Stock Solutions, que se anuncia como el mercado en línea entre empresas más grande del mundo para lo no vendido, el excedente, lo devuelto y lo liquidado. La compañía de Belmont, California, ha experimentado un aumento del 34% en nuevos revendedores en el último año, señaló.

“Hemos visto a muchas personas nuevas que buscan esa ocupación secundaria, trabajo que pueden realizar porque están sentados en casa, o tal vez subempleados”, dijo Shen. “Están experimentando con la compra de productos al por mayor y luego creando oportunidades de reventa para sus propias tiendas de comercio electrónico”.

Boxes of goods are sorted in the staging area at JT's Merchandise Outlet in Santa Fe Springs.
Las cajas de productos se clasifican en el área de preparación en Merchandise Outlet de JT en Santa Fe Springs. El fundador John Traches ha creado un próspero negocio de reventa de artículos durante la pandemia.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)

Estos revendedores no son las personas que usan las redes sociales y las aplicaciones para limpiar sus armarios y garajes, quienes también se volvieron tremendamente populares durante el cierre económico en la pandemia.

Son revendedores con una amplia audiencia en internet, según el mercado móvil OfferUp, preparados por la pandemia para querer artículos que hagan que los hogares sean más cómodos y adecuados para el trabajo y la educación a distancia.

Los revendedores han tenido parte de la culpa de los grandes aumentos de precios de los productos populares en el último año, lo que provocó problemas con Amazon y EBay. El New York Times encontró a un revendedor de Amazon atrapado con 17.700 botellas de desinfectante para manos, adquiridas principalmente al conducir y comprar todos los productos de los estantes de los minoristas en Tennessee y Kentucky.

En EBay, el director ejecutivo, Jamie Lannone, dijo a los inversores y analistas que, además del aumento de las vacaciones del cuarto trimestre, “experimentamos niveles de tráfico sin precedentes durante la mayor parte de 2020”. Los últimos tres meses de 2020 trajeron un incremento del 21% en la cantidad de mercancías vendidas (a $26.6 mil millones), un alza del 5% en los vendedores activos y un ascenso del 7% en los compradores activos, en comparación con el trimestre del año anterior.

John Traches ha experimentado este boom de manera positiva y negativa. Traches se vio obligado a cerrar su negocio de Santa Fe Springs, JT Merchandise Outlet, cuando el cierre por el coronavirus detuvo las ventas.

“Durante aproximadamente un mes y medio, no sucedió nada”, expuso. Pero a fines de abril de 2020, Traches comenzó a recibir unas cuantas solicitudes de posibles compradores, luego se diversificaron.

“Fue increíble”, explicó, con ventas repentinamente un 20% más altas que antes de la pandemia, en 2019. “Esta industria simplemente despegó desde mayo de 2020”.

Con anuncios en Facebook y periódicos, Traches ha estado vendiendo plataformas de zapatos deportivos por $1.000, cajas de 200 vestidos por $800, colecciones de ollas, sartenes y otros equipos de cocina por $450.

Muchos de sus productos se compran a B-Stock y se venden principalmente a otros revendedores en México y América Central y del Sur, dijo. Traches también vende a las personas locales, pero lleva a los clientes al almacén solo con cita previa debido a las restricciones por el COVID-19.

Una señal segura del creciente número de revendedores que compiten por productos es que la mercadería se ha vuelto escasa. Traches informó que había podido obtener un camión lleno de productos por semana, pero últimamente ha sido más como un camión cada tres o cuatro semanas.

“De repente, los precios subieron casi $1 a $1.50 por unidad”, detalló Traches, “y ese es un costo bastante más alto para nosotros porque estamos vendiendo lotes de 1.000 y 2.000 piezas y tratamos de comprar varios de ellos a la semana. Conozco a numerosas personas que han comenzado su propio pequeño negocio para vender en línea. Hay mucha más competencia ahora”.

Juan and Katherine Castillo, owners of El Juidero Wholesale and Retail
Juan y Katherine Castillo, propietarios de El Juidero Wholesale and Retail, comenzaron su negocio de reventa vendiendo mezclas de sopa instantánea de Walmart. Ahora tienen un próspero negocio que vende zapatos, ropa y muchos otros artículos.
(El Juidero)

Esa nueva competencia incluye a Juan y Katherine Castillo, propietarios de El Juidero Wholesale & Resale en Worcester, Mass.

La pareja había estado vendiendo utensilios de cocina de acero inoxidable por encargo. Luego, mientras la pandemia estallaba y la gente se acomodaba y se abastecía como si se acercara un huracán, los Castillo ganaron el premio gordo al revender la mezcla de sopa instantánea de Walmart, generando $12.400 en ingresos.

“Seguimos comprando y revendiendo”, señaló Juan Castillo, quien es de República Dominicana, al igual que su esposa, Katherine. El dúo, que vive en Worcester, pronto se diversificó con zapatos, ropa y otros artículos, utilizando conexiones familiares para desarrollar clientes en su isla de origen y en Ghana. Las ventas oscilan entre $5.000 y $10.000 por mes.

“Tenemos muchos clientes. Entre ellos latinos y africanos”, comentó Juan Castillo. “Nos compran barato y en gran cantidad”.

En sus páginas de Facebook e Instagram, los Castillo recientemente anunciaban en inglés y español grandes cantidades de ropa y bolsos, que llenan enormes estantes que cubren las paredes del pequeño almacén al que se han mudado.

Los Castillo esperaron para dejar sus trabajos hasta que el negocio de reventa, que comenzaron en junio, resultó ser un claro ganador.

Todas las empresas implican riesgos y la reventa no es diferente.

Hay que adquirir licencias si un vendedor es más que un aficionado ocasional o si quiere comprar a mayoristas, y se deben realizar investigaciones sobre el abastecimiento, la demanda y la competencia en varios artículos, entre otras cosas. Y los impuestos deben recaudarse y pagarse. Muchos sitios de reventa ofrecen guías de inicio para los recién llegados.

Frank Bolen es uno de los tres cofundadores y copropietarios de JB Liquidators en Dayton, Ohio.
(JB Liquidators)

Joshua Brown, de 34 años, pensó que se ganaba la vida bastante bien trabajando en adquisiciones para un fabricante de automóviles.

Pero la pandemia había afectado su empleo y Brown, un padre soltero con tres hijos, estaba constantemente preocupado por el dinero. Para acumular algunos ahorros, creó JB Liquidators, concentrándose en revender suministros y equipos para mejoras en el hogar.

“Empecé a comprar una plataforma aquí y una paleta allá, herramientas y cosas así”, dijo Brown. “Solo sabía que si los podía atrapar cuando los precios fueran bajos, podría ganar algo de dinero vendiéndolos”.

“Conocía gente que compraría algunas de las cosas. Pensé que sería interesante empezar”.

Brown contrató a dos socios y los ingresos alcanzaron los 90.000 dólares en 2020. El ritmo se aceleró y, en los primeros tres meses de 2021, recaudaron 57.000 dólares, señaló, principalmente en Ohio, Indiana y Kentucky.

“Nos aseguramos de hacer todo de la manera correcta”, dijo Brown. “Desde el principio, estábamos comprando un montón de cosas”.

Joshau Brown, left, Derrick Russell, center, and Frank Bolen of JB Liquidators.
Joshua Brown, izquierda, Derrick Russell, centro, y Frank Bolen de JB Liquidators. El negocio del trío casi se clausuró debido al cierre económico relacionado con la pandemia, pero un aumento en las nuevas órdenes de reventa le dio a la compañía más pedidos de los que tenía en 2019.
(JB Liquidators)

En las páginas de Google y Facebook de la compañía, JB Liquidators anunciaba una bañera por $100, un ahumador de gránulos de $799 con una plancha de gas por $350, una caja de herramientas para camiones Husky de $375 por $200. Había pisos con un precio de venta sugerido de $1.314 que se vendía por $650, un gabinete de lavandería y un grifo que se vendían con un descuento de $99.99, y mucho más.

“Sufrimos muchos golpes y moretones en el camino, aprendiendo qué adquirir y cuándo”, expuso Brown. “Tuvimos una curva de aprendizaje, pero creo que lo hemos hecho muy bien”.

Hasta ahora, también mantiene su trabajo regular con Honda.

Una pregunta ahora es qué pasará con los empresarios revendedores a medida que más y más estadounidenses reciban las vacunas contra COVID-19, se relajen las restricciones para las reuniones y las actividades en interiores, y cuando la gente se vuelva menos reacia a buscar en persona dentro de una tienda física. ¿Se agotará la reventa como actividad secundaria a medida que el virus se desvanezca?

Shen cree que el boom de la reventa perderá un poco de su impulso, pero no todo.

“Creo que ciertamente veremos algo de normalización en esto”, dijo Shen, “y cuando las personas ya no estén atrapadas frente a sus teléfonos y sus computadoras portátiles y sin nada mejor que hacer, pienso que empezaremos a ver que la actividad disminuye”.

“Pero no creo que el espíritu emprendedor se detenga”.

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