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‘Nada es más placentero que compartir el arte’, dice Roxana Velázquez, directora del Museo de Arte de San Diego

Roxana Velázquez, directora ejecutiva del Museo de Arte de San Diego.
Roxana Velázquez, directora ejecutiva del Museo de Arte de San Diego.
(Cortesía Museo de Arte de San Diego.)
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Hay que conversar con Roxana Velázquez para entender el ritmo que tiene el Museo de Arte de San Diego, una de las instituciones culturales más prestigiadas del sur de California.

¿Por qué hay que hablar con ella? Bueno, porque ella es la directora y el motor de una profunda transformación que ha venido ocurriendo desde que asumió las riendas de ese museo hace ya 12 años.

Pactamos la entrevista en una tarde de octubre y en minutos entiendo que es una apasionada del arte, que disfruta de su trabajo y que sus sueños son llevar el arte a la mayor cantidad posible de personas.

“Este museo se fundó hace casi cien años y cuando dices 100 años en Estados Unidos se considera como bastante ‘viejo’, para México es apenas un niño, pero es un museo muy especial”, dice Velázquez, quien nació y creció en la Ciudad de México. “Tenemos más de 25.000 obras de arte de todo el mundo y la intención es que sea accesible para nuestras comunidades, que todo el mundo disfrute de las exhibiciones”.

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El Museo de Arte de San Diego tiene colecciones permanentes que van desde los egipcios hasta los Budas del siglo XVI, esculturas, pinturas clásicas del siglo XVII y XVIII “En nuestras salas tenemos al Greco, a Goya, a Murillo… toda una sala de arte de España del Siglo de Oro. Me atrevo a decir que es uno de los museos más completos de toda la región”.

Y todo este tesoro se encuentra en el centro del Parque Balboa, uno de los parques urbanos más bellos del país.

Velázquez se entusiasma al describir las colecciones. “Tenemos arte impresionista francés, aquí pueden encontrar a Monet, a Van Gogh, pero también tenemos por supuesto arte de Latinoamérica. De México tenemos a Diego Rivera, Orozco, Siqueiros, Zúñiga, de Ramos Martínez, todo como parte de las exhibiciones permanentes en más de 20 salas”.

San Francisco en oración en una gruta, (detalle) ca. 1655, por Francisco de Zurbarán.
San Francisco en oración en una gruta, (detalle) ca. 1655, por Francisco de Zurbarán. Óleo sobre lienzo. Regalo de Conrad Prebys y Debbie Turner, 2014.
(Museo de Arte de San Diego.)

En los últimos diez años, bajo su dirección, el museo ha ampliado su acervo con obras de gran importancia. “Añadimos 2.560 obras de arte, incluyendo dibujos, pinturas, grabados, fotos, videos, esculturas y objetos. Trabajamos con coleccionistas y donantes privados y compramos algunas piezas espectaculares. Entre ellas, San Francisco en Oración en una Gruta, que es una obra maestra de Francisco Zurbarán, un artista del siglo XVII. Otra pieza de primer nivel es la Ninfa de la Primavera del artista alemán del siglo XVI Lucas Cranach. “En 2017, adquirimos el primer cuadro de John Singer Sargent del museo, John Alfred Parsons Millet”.

Lucas Cranach. Ninfa de la Primavera, alrededor de 1540. Óleo en el panel.
(Museo de Arte de San Diego.)
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De México para San Diego

Velázquez llegó a Estados Unidos, expresamente a dirigir este museo. “No es que yo haya venido a Estados Unidos en busca del llamado sueño americano. Yo vivía en México mi propio sueño”.

Y vaya que era un sueño lleno de arte y cultura.

“Me crie en la Ciudad de México rodeada de arte, de la cultura española y mexicana… la exposición al arte se considera un derecho. Cuando caminas por las calles, ves esculturas, museos, y la entrada es gratuita para todos.

“Disfruté tanto todo ese entorno que decidí estudiar historia del arte. Mi primer trabajo fue como curadora en el Museo Nacional de San Carlos. Más tarde me convertí en la directora ejecutiva del mismo”.

Antes de llegar a San Diego, en 2011, fue directora del Museo del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.

“El crecer en la Ciudad de México, rodeada de grandes espectáculos, de grandes museos, me permitió entender desde muy temprana edad que el arte tiene un efecto positivo en la vida de las personas, lo puedes ver en sus ojos, en las expresiones de sus rostros cuando están frente a una obra”, dice convencida.

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La responsabilidad y los retos nunca la han detenido.

Recuerda perfectamente que cuando asumió el cargo en el Museo de Arte de San Diego, recorrió una a una las galerías, se familiarizó con las obras y se dio cuenta que había un potencial enorme.

“Me di cuenta de que tenía en mis manos un gran museo que muy poca gente conocía, y supe que lo más importante era dar a conocer los tesoros que aquí teníamos”.

Y puso manos a la obra.

Han pasado 12 años desde entonces. Hoy hablar de Velázquez es hablar de una institución que constituye uno de los ejes sobre los que gira la enorme actividad cultural de la región.

“Las salas están llenas y viene gente de todas partes. A través de las encuestas sabemos que nos visita mucha gente de Los Angeles, de San Francisco y de Orange County”.

Pero una parte importante de su público también viene del sur de la frontera.

“Tenemos una interacción muy importante con Baja California”, dice Velázquez, mientras explica uno de los proyectos desarrollados en las maquiladoras de Tijuana. “Como no puedo llevar los cuadros a exhibirlos allá, hemos hecho impresiones exactas de cuadros y los hemos enmarcado para llevarlos a las fábricas, para que los hijos de las trabajadoras puedan conocerlos y disfrutarlos”.

La pandemia y la recuperación de los públicos

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Hasta el 2019 el Museo de Arte de San Diego, navegaba como un barco con el viento a su favor. El número de visitantes había crecido de manera constante y el reconocimiento al Museo era evidente en todos los ámbitos culturales nacionales e internacionales y Velázquez se sentía satisfecha de los que se había logrado.

Pero llegó marzo del 2020. Y la gente tuvo que quedarse en sus casas. Se cerraron parques, negocios y el mundo adquirió un ritmo distinto.

Pero Velázquez está convencida que la creatividad se multiplica en momentos de dificultades, por lo que echaron a volar la imaginación para enfrentar la crisis de la pandemia.

“Me di cuenta de que tenía en mis manos un gran museo que muy poca gente conocía, y supe que lo más importante era dar a conocer los tesoros que aquí teníamos”.

— Roxana Velázquez

“Mantuvimos nuestra presencia en línea. Estuvimos activos tratando de ofrecer un respiro a una población asustada y cansada de un encierro que parecía interminable”, dice Velázquez. “Estábamos bien preparados para pasar inmediatamente a un formato online gracias a que desde hace ocho años introdujimos nuestra aplicación, que permite a la gente acceder a nuestras colecciones y conferencias a través de sus teléfonos inteligentes. Mientras el edificio del museo estaba cerrado, hicimos una página de internet más dinámica añadiendo características a las que la gente podía acceder virtualmente”.

Y el resultado fue espectacular, dice emocionada.

“En un verano normal, podíamos atender a un promedio de 20 niños en los campamentos de verano, mientras que en línea llegamos a tener hasta 1.500 de diferentes estados”.

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Cuando se reabrieron las puertas de todo, incluyendo el cruce fronterizo, fue como un renacer. Desde entonces, las audiencias se han ido recuperando poco a poco.

“Hoy rebasamos ya los 420.000 visitantes al año. No es una cantidad menor, es un promedio de 1.150 personas al día. Comparamos con el 2019, y hemos incrementado la membresía en más del 22 por ciento y eso es un gran logro del que nos sentimos muy orgullosos los más de 120 empleados de este museo”.

Este incremento no es sólo resultado de que la gente tiene deseo de salir y divertirse, sino de toda una estrategia de hacer del Museo un sitio atractivo para sus visitantes. “Desde hace años tenemos una aplicación que te permite tener información de la obra que estás presenciando en varios idiomas”. Y en el caso de las exhibiciones todas están rotuladas en inglés y español. “Queremos que la gente se sienta incluida en el museo”.

México y el Museo de Arte

“Tal vez uno de los gustos más grandes de las personas que amamos el arte, es la satisfacción de compartirlo”, dice Velázquez. “Por eso hacemos un esfuerzo enorme para atraer colecciones de diferentes partes del mundo, y en el caso particular de México, por nuestra cercanía”.

Y refiere el caso de personajes como Sergio Hernández, el pintor oaxaqueño considerado como heredero de Toledo, que sus obras se cotizan en las casas de subastas más importantes del mundo y cuyas obras han sido reconocidas en los grandes museos de París, de Alemania, pero nunca había tenido una exhibición en un museo de Estados Unidos.

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“Lo vamos a traer al Museo de Arte de San Diego, hasta con Guelaguetza incluida”, dice Velázquez.

Menciona la importancia de traer la obra de la gran tradición plástica mexicana.

“Es fundamental, es parte de nuestra identidad, es algo que debemos abrazar los mexicanos de este lado de la frontera. El taco y la guitarra y el mariachi es fantástico, pero somos mucho más que eso. En la obra de Sergio Hernández existe un gran nivel de sofisticación, que viene de pueblos de Oaxaca, Juchitán de donde es originario Toledo, de lugares recónditos que muchos no imaginan y de repente vemos cómo todos los críticos ponen sus ojos en él. Es como le pasó a Frida en Francia. Todos la admiraban, hasta Breton, el padre del surrealismo. Ella representa el surrealismo en el nivel más sofisticado… estamos abrazando conceptos que nos distinguen del vox populi, que es padre, pero hay escritores y una identidad que refuerza la presencia cultural de México a nivel mundial”.

La obra de Sergio Hernández, el pintor oaxaqueño
La obra de Sergio Hernández, el pintor oaxaqueño considerado como heredero de Toledo, estará muy pronto en el Museo de Arte de San Diego.

Promotora cultural

Velázquez se encuentra en su elemento. “Aquí en San Diego, en medio del Balboa Park, hay 17 instituciones culturales, el Museo Timken, ellos me prestan obra, nosotros también. Tengo el Mingei de Artes Populares a un lado, tenemos el Centro Cultural de Tijuana, con el que tenemos una conversación permanente para ver como colaborar”.

“El arte es parte de mi DNA, está en mi código genético”, dice Roxana Velázquez.
(Museo de Arte de San Diego.)
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Ese deseo y gusto por colaborar y extender la cultura en todos sus ámbitos, mantiene a Velázquez muy ocupada. Recientemente la invitaron a que colaborara con la ópera El último sueño de Frida. También la invitaron a que hablara con los actores de la obra de Tamara de Lempika, que puso en escena La Joya Playhouse.

“Lo hice con todo el gusto, porque conozco muy bien su obra. Querían que les explicara la personalidad de Tamara y yo curé una exhibición de Lempika cuando era directora del Museo del Palacio de Bellas Artes en 2007”.

Velázquez expresa con toda claridad su relación con el arte. “Es parte de mi DNA, está en mi código genético”, dice con una sonrisa. “Tengo más de 30 años en el mundo del arte y este es el cuarto museo que dirijo, y me enorgullece mucho hacerlo, porque estoy convencida de que el arte unifica, borra diferencias, el arte es un espacio para compartir sentimientos, sin importar de donde vengas”.

EL DATO

The San Diego Museum of Art

Dirección: 1450 El Prado, Balboa Park, San Diego, CA

Teléfono: 619.232.7931

Página: https://www.sdmart.org/

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