Anuncio

Los suicidios: el alto costo de los tiroteos escolares

Share

Después de tres suicidios en 10 días que involucraron a personas directamente afectadas por tiroteos escolares, el interés en una afección, que los psicólogos llaman “duelo complicado” reapareció en la opinión pública.

Se estima que tiempo después de un evento con víctimas en masa, aproximadamente el 10% de las personas siguen experimentando la depresión y la angustia duradera o crónica que son características de la condición.

Los científicos todavía intentan comprender si las circunstancias de la muerte de un ser querido aumentan el riesgo de un duelo complicado. “Sabemos por la investigación que cuando hay una muerte violenta es mucho más difícil superarla”, afirmó un psicólogo de la Universidad de Columbia, George Bonanno.

Anuncio

Hay una combinación de dolor y depresión, y a menudo, síntomas de trauma porque el sobreviviente puede revivir en su mente lo que su ser querido experimentó”, explicó Bonanno, quien dirige el Laboratorio de Pérdida, Trauma y Emoción en el Colegio de Maestros de Columbia. “Es muy probable que los sobrevivientes sean atormentados por estas imágenes, que no desaparecen. Se trata de algo realmente difícil”.

El duelo complicado puede haber tenido que ver con la reciente serie de suicidios que involucró al padre de un estudiante de primer grado asesinado en la primaria Sandy Hook Elementary School, en Newton, Connecticut, y a dos estudiantes que sobrevivieron a la masacre en Marjory Stoneman Douglas High School, en Parkland, Florida.

En un estudio realizado en 2007, con 700 personas que perdieron a un ser querido en los ataques terroristas del 11 de Septiembre, los investigadores encontraron que más del 40% sufría un duelo complicado a gran escala y un tercio informó tener ideas suicidas. Los resultados fueron publicados en el Journal of Traumatic Stress.

El líder del estudio, Yuval Neria, experto en el trastorno de estrés postraumático del Centro Médico de la Universidad de Columbia, detalló que muchos factores pueden llevar a una persona desconsolada a tener pensamientos suicidas. Los más comunes incluyen la soledad, la percepción de que uno es una carga para los demás y el miedo a la muerte. La genética puede jugar un papel importante también.

Para una minoría muy pequeña de personas traumatizadas por un evento de víctimas en masa, la naturaleza pública del desastre también puede reducir el aislamiento y sumar apoyo emocional. Incluso puede dar a las víctimas un sentido y propósito.

Los investigadores descubrieron esto estudiando a las mujeres que asistieron a Virginia Tech, donde 32 personas fueron asesinadas por un único atacante, en el tiroteo escolar más letal en la historia de Estados Unidos.

Los investigadores aprovecharon las encuestas de ansiedad y depresión que se habían realizado antes del tiroteo de 2007, y luego siguieron el proceso de las estudiantes durante un año después del hecho. Así, detectaron que el 13.2% de ellas había experimentado una mejora en su ansiedad después del tiroteo, y el 7.4% tenía sustancialmente menos síntomas depresivos, según un informe de 2015 que se publicó la revista Clinical Psychological Science.

“Los eventos de trauma masivo como éste tienden a unir a las personas. Daba la sensación de que estos individuos se habían unido al resto de las personas y mostraban mejoras notables”, afirmó el coautor del estudio, Anthony Mancini, director del Laboratorio de Trauma, Procesos Sociales y Resiliencia de la Universidad de Pace. “Este tipo de eventos impulsa la interacción, fomentan el comportamiento social y crean un terreno común para la acción social. Dan buenos resultados”.

De hecho, los expertos en traumas tienen nombres para este efecto, que se ha observado también entre el personal militar que sobrevive a terribles bajas. Algunos lo llaman”ciudad de camaradas”; otros se refieren a una “utopía posterior al desastre” o un “paraíso construido en el infierno”.

Para aquellos que luchan con reacciones de duelo prolongadas a los tiroteos de masas, Bonanno advirtió que tanto los aniversarios como los nuevos incidentes similares pueden reactivar el desaliento.

En aquellos estudiantes y padres que buscan consuelo en el activismo político, el reciente tiroteo de masas en Nueva Zelanda puede haber desatado una respuesta especialmente compleja, agregó. Todavía en recuperación por la pérdida y el trauma -y luchando por encontrar alguna redención en el logro de una reforma política- los padres de Newtown, o los alumnos de Parkland, pueden haber descubierto que las acciones de Nueva Zelanda luego del asesinato de 49 personas profundizaron su propio abatimiento. “Nueva Zelanda promulgó de manera inmediata una prohibición de armas; se me ocurre, que aquí, podría haber una posibilidad de frustración, porque nada ha cambiado en nuestro país”, remarcó Bonanno.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio