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Con el final de las clases, los estudiantes de Parkland planean la siguiente etapa en su campaña por el control de armas

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Las clases entraron en receso y el lunes los estudiantes activistas en Marjory Stoneman Douglas High School anunciaron la siguiente fase de su movimiento: una gira en autobús de verano, por 20 estados, para registrar a los jóvenes a votar y hacer campaña por reformas profundas a las leyes de armas del país.

“Mucha gente ha estado menos entusiasmada con la elección porque se ha cansado del sistema político, pero podemos arreglar el sistema”, aseguró Cameron Kasky, estudiante de Stoneman Douglas y uno de los líderes clave del Marcha por Nuestras Vidas, al anunciar la gira en el Parkland Ampitheatre de Pine Trails Park, a unos 3 km de la escuela preparatoria en Parkland, Florida.

“Nuestra generación, y las muchas generaciones que nos ayudan, pueden cambiar el juego”, aseveró Kasky. “No tenemos que rendirnos a una política sucia y horrible. Podemos mejorar y la mejor manera de hacerlo es votando”.

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Detrás de Kasky, más de 20 estudiantes portaban letreros que decían: “CAMINO AL CAMBIO”.

Desde que, el 14 de febrero pasado, un tirador arrasó en su escuela preparatoria con un rifle semiautomático AR-15, matando a 14 estudiantes y tres miembros del personal, la Marcha por Nuestras Vidas ha organizado más de 800 manifestaciones para el control de armas en todo el país.

En solo tres semanas, los estudiantes, junto con las familias de las víctimas, presionaron a la Legislatura republicana de Florida para aprobar un proyecto de ley de seguridad escolar valuado en $ 400 millones, desafiando a la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Organizaron huelgas escolares, marcharon en Washington, establecieron puestos de registro de votantes en las escuelas e instaron a boicotear a las empresas que apoyan a la NRA.

Aún así, todavía deben persuadir al Congreso para que apruebe un proyecto de ley nacional integral para abordar la violencia armada.

Con el puntapié inicial en Chicago, este 15 de junio, activistas estudiantiles de la Marcha por Nuestras Vidas cruzarán el país para visitar sitios como California y Connecticut. También se aventurarán en estados más conservadores, como Texas y Carolina del Sur, donde muchos residentes se muestran escépticos ante las súplicas de los alumnos, de imponer mayores restricciones a las armas.

David Hogg, un estudiante que se graduó el domingo pasado en Stoneman Douglas, dijo espera visitar los clubes de armas y hablar con los miembros de la NRA en todo el centro del país, con el objetivo de concentrarse en lo que acuerdan. La violencia armada, subrayó, es un tema no partidista.

“No importa si eres republicano o demócrata”, dijo en una entrevista telefónica. “Si eres un ser humano, no quieres ver niños muertos. Al miembro de la NRA que tiene un arma en la casa por la noche para mantener a salvo a su familia, los amamos”, agregó. “Al propietario de un arma que quiere entregar su AR-15 porque no lo necesita para ir a cazar, también lo queremos”.

La Marcha por Nuestras Vidas está pidiendo a los legisladores que se exijan comprobaciones de antecedentes universales, se prohíban los rifles de asalto semiautomáticos y los cargadores de munición de alta capacidad, y que intensifiquen las leyes para garantizar que las armas se almacenen de forma segura cuando no se usan. También quiere que el gobierno proporcione fondos a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), para la investigación sobre la violencia armada.

“Este tema no es tan polarizante como le gustaría a la gente en el poder”, aseveró Matt Deitsch, un graduado de Stoneman Douglas y estratega jefe de la Marcha por Nuestras Vidas. “El 97% de las personas quieren verificaciones universales de antecedentes. Más del 60% quieren leyes de armas más estrictas en este país. No estamos de acuerdo en ninguna otra cosa tanto como en esto, y el hecho de que no se haya hecho es una prueba más de que hay corrupción instalada”.

Hogg, quien había planeado pasar su verano haciendo surf y relajándose en la playa, ahora está comprometido en persuadir a los estadounidenses frustrados con el sistema político, para que se inscriban para votar antes de las elecciones de mitad de período, que serán el próximo noviembre. “Podemos tener el impulso más grande para la participación de votantes juveniles que haya sucedido en la historia de Estados Unidos”, afirmó.

Además de organizar reuniones y mítines, Deitsch dijo que los estudiantes activistas irían a iglesias, mezquitas y templos para registrar a la mayor cantidad de gente posible como votantes.

Mientras que los activistas planean transmitir un mensaje general para salvar vidas, lo ajustarán un poco cuando visiten diferentes áreas, admitieron. “Si vas a un estado como Massachusetts, que tiene leyes de armas más estrictas que han salvado vidas, entonces el mensaje hacia los políticos está orientado más hacia programas de participación comunitaria y prevención de la violencia, en lugar de leyes de armas más estrictas”, indicó Deitsch. “Si estamos en un estado como Indiana, que tiene leyes de armas muy laxas, que están causando violencia armada en lugares como Chicago [en el cercano estado de Illinois], entonces hablaremos de promulgar leyes de armas más severas”.

La noticia del recorrido en autobús se dio a conocer un día después de que los alumnos de último año en Marjorie Stoneman Douglas (MSD) participaron en una emocionante ceremonia de graduación. Muchos de ellos llevaron bandas conmemorativas doradas, con la inscripción “MSD” en un lado y “FUERTE” en el otro.

Algunos hicieron protestas simbólicas en la ceremonia. David Hogg, un destacado activista de la Marcha por Nuestras Vidas, pintó con aerosol su birrete de color naranja y colocó una etiqueta de precio por $1.05, en lugar de una borla. Dicha etiqueta intentaba representar cuánto vale cada alumno de Florida para el senador republicano Marco Rubio, según sus contribuciones de campaña a la NRA.

Finalmente, agregó Deitsch, espera que la gira por todo el país permita a los estudiantes abrir conversaciones y demostrar a sus críticos que las políticas que defienden no infringen la Segunda Enmienda de la Constitución. “No puedo recordar una conversación donde hayamos tenido desacuerdos muy fuertes, donde no nos hayamos unimos”, dijo. “Y eso es lo que espero de esta gira. Que esa gente que piensa ‘Oh, me encantaría pegarle a David’, o ‘Desearía que este niño se calle’, comience a sentir: ‘Guau, de hecho estoy de acuerdo con estos chicos. Esto está mal’”.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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