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La única cosa que falta en la clase de aprendizaje temprano es el tiempo de la siesta

Durante el primer día de clases la maestra Lisa Harmison canta una canción con los niños del programa de Kínder de Transición Extendido en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, en la escuela primaria 186th Street en Gardena.

Durante el primer día de clases la maestra Lisa Harmison canta una canción con los niños del programa de Kínder de Transición Extendido en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, en la escuela primaria 186th Street en Gardena.

(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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Lisa Harmison es una veterana en educación, es maestra, tiene 32 años enseñando, pero el martes pasado ella fue parte de algo nuevo.

Fue el primer día de clases para el programa de Kínder de Transición Extendido del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles.

Harrison tiene 24 estudiantes en su clase. Para que los niños calificaran, sus padres tuvieron que demostrar que sus pequeños cumplirán 5 años en algún momento después del 2 de diciembre, durante el año escolar. El nuevo programa se restringe a estudiantes calificados como de bajos ingresos, aprendices de inglés o niños de crianza.

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El martes 18 de agosto a las 10:30 a.m., la clase fue escenario de un caos organizado. Harmison tuvo que dividir a los estudiantes en dos grupos, cada uno fue asignado a un color. Ellos se fueron rotando entre las estaciones. En una de ellas, los niños usaron bloques de Legos y mientras estaban sentados sobre un tapete decorado con el abecedario, jugaron libremente.

Un segundo grupo trabajo de manera independiente, pegando piezas de papel que fueron cortadas previamente para realizar un búho, la mascota de la escuela. Ellos estuvieron aprendiendo sobre cómo seguir direcciones. En la tercera mesa, los niños buscaron las piezas que tenían el mismo color que las figuras que estaban sobre una pieza de papel, una práctica que en matemáticas se llama de manipulación.

“En preescolar seguir patrones es muy importante”, dijo Dean Tagawa, administrador de educación temprana del distrito. En el futuro los patrones son el fundamento de los conceptos de matemáticas.

Para algunos niños, es la primera vez en un salón de clases, y se nota. Harmison siempre estuvo en movimiento pero constantemente tuvo que redirigir a los niños a sus grupos, como una amable policía de tráfico. Ella les recordó el color del grupo al que pertenecían y en algún momento tuvo que sacar a un estudiante de la cocina de madera de juguete y redirigirlo nuevamente al área de la biblioteca.

Mientras en algunas áreas el kínder de transición es técnicamente parte del programa

de kínder, el kínder de transición extendido es más parecido a un preescolar, con el objetivo de preparar a los niños en los estándares esenciales de educación de kínder.

El kínder de transición en el LAUSD es distinto a la versión extendida, en el de transición el distrito está obligado a ofrecerlo a cualquier niño que cumpla 5 años entre septiembre 2 y diciembre 2.

Mientras que el curriculum del kínder de transición está vinculado a los estándares esenciales de educación; el kínder de transición extendido es amable con los niños quienes que son un poco más jóvenes que sus compañeros y amigos de juego.

En la puerta vecina a la clase de Harmison’s la profesora de kínder transicional, Rosa Allen está sentada con sus niños en su propio tapete que también tiene el alfabeto impreso, está leyendo la historia “Kindergarden Here I come”.

A diferencia de los niños más pequeños del salón de Harmison, aquí hay menos niños distraídos. Se sentaron quietos, tranquilos y escucharon, y la mayoría espero su turno para hablar. Al menos uno de ellos podía leer el título.

“Cuatro o 6 meses hacen una gran diferencia”, en las habilidades de los niños para tomar lecciones académicas, dijo Tagawa. Algunos de estos niños ya estuvieron en un preescolar estatal en este plantel, que acepta a niños de 3 años de edad. “Sentarte en el tapete hace que el enfoque sea mejor”, dijo Tagawa.

Darles eso añade madurez, este salón de clases esta académicamente más enfocado que el salón de clases del kínder de transición extendido, en donde “ellos solo están comenzando a aprender a sentarse en un tapete”, dijo la directora Marcia Reed.

Pero para los maestros como Harmison, hay un asunto mayor: los estudiantes no tienen tiempo para la siesta. El único tiempo libre en el día es de 40 minutos de duración, que apenas alcanza para cubrir el almuerzo, ir al baño, y tener un tiempo de silencio que les permita entrar en el modo de aprendizaje. Sin embargo, ella dijo que está emocionada de ayudar a los estudiantes a prepararse para las tareas del kínder.

Harmison agregó que un buen número de los estudiantes de kínder de transición extendido habían sido parte del preescolar estatal, por lo que son más maduros de lo que ella esperaba. En unas pocas semanas, dijo, van a estar tan tranquilos como sus vecinos del kínder de transición.

Traducción por Diana Cervantes

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