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Escáneres cerebrales revelaron que los amigos están realmente ‘en la misma onda’

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¿Qué pueden revelar un astronauta, un bebé perezoso, un video musical sentimental y un escáner MRI (resonancia magnética) sobre los amigos? Mucho, según un nuevo estudio.

Un grupo de investigadores colocaron a 42 estudiantes de escuelas de negocios en una máquina de resonancia magnética y les mostraron una serie de 14 videos. Mientras observaban los clips, el escáner registró la actividad en sus cerebros, que podría usarse para predecir qué estudiantes eran amigos y cuáles eran simplemente compañeros de clase, según un estudio publicado este martes en la revista Nature Communications.

“La similitud neuronal se asoció con un incremento drástico en la probabilidad de amistad”, informaron los investigadores de UCLA y Dartmouth College. “Estos resultados sugieren que somos excepcionalmente similares a nuestros amigos en la forma en que percibimos y respondemos al mundo que nos rodea”, agregaron.

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Ello puede parecer obvio para cualquiera que haya escuchado aquello de que “Dios los crea y ellos se juntan”. Pero hasta ahora, nadie había puesto esa máxima a prueba al examinar la actividad cognitiva de los amigos en tiempo real.

Los investigadores, dirigidos por la psicóloga social de UCLA Carolyn Parkinson, comenzaron con una cohorte completa de estudiantes de la Escuela de Negocios Tuck, de Dartmouth. A los 279 de ellos se les preguntó si eran amigos de cada uno de sus compañeros (“amigo” fue definido como alguien con quien saldrían a tomar una copa o una comida, a ver una película u otras “actividades sociales informales”).

Si dos estudiantes se nombraban entre sí, se los consideraba amigos a los fines del estudio. Los investigadores usaron esas respuestas para reconstruir la red social de la clase de la escuela de negocios.

En la siguiente fase del estudio, 42 de los alumnos aceptaron realizarse una resonancia magnética mientras miraban videos durante 36 minutos. Los clips variaron en longitud, de 88 segundos a más de 5 minutos, y fueron elegidos para evocar una gama de emociones en los espectadores.

Por ejemplo, un video musical de la canción “All I Want” se agregó al carrete porque algunos lo considerarían “dulce” mientras que otros lo verían como “cursi”, explicaron los investigadores. Uno de los clips presentó un debate sobre si el fútbol universitario debía prohibirse; otro desató una discusión sobre un discurso del expresidente Obama.

El carrete también incluyó videos de una boda homosexual, una presentación de un astronauta en la Estación Espacial Internacional que muestra lo que sucede cuando se estruja un paño en el espacio, un documental sobre un santuario de perezosos y lo más destacado de un partido de fútbol, entre otras cuestiones.

Mientras los estudiantes miraban, el escáner registraba las respuestas de 80 regiones separadas de sus cerebros. Luego, los investigadores compararon las respuestas de cada alumno con las de los demás estudiantes.

Los 42 podían agruparse en parejas de 861 formas distintas. Algunos de esos pares eran amigos, y otros no.

Efectivamente, las respuestas de los pares de amigos eran más parecidas que las de los pares que no lo eran. Y cuanto más similares eran sus respuestas, menor la distancia entre ellos en la red social.

En términos estadísticos, por cada incremento de una unidad en la similitud neuronal, las probabilidades de que dos personas fueran amigas aumentaban en un 47%.

Incluso cuando los investigadores controlaron las similitudes de las personas en cada uno de los 861 pares -incluidas características como edad, sexo y nacionalidad- la correlación entre la respuesta cognitiva y la posición en la red social se mantuvo.

Ello se vio más claramente en las áreas del cerebro involucradas en la motivación, el aprendizaje, la atención, el procesamiento del lenguaje y la determinación de los estados mentales de los demás, por nombrar algunos ejemplos.

“Una comprensión más específica de qué procesos cognitivos y emocionales subyacen a estos efectos probablemente requerirá estudios complementarios de seguimiento”, escribieron los investigadores.

Parkinson y sus colegas también descubrieron que las respuestas cerebrales por sí solas podrían hacer un buen trabajo al predecir si dos personas son amigas, simples conocidas o totalmente extrañas entre sí.

La totalidad de los 861 pares fueron divididos en cuatro categorías de distancia social. Los amigos tenían una distancia de 1; un amigo de un amigo asumía una distancia de 2; un amigo de un amigo de un amigo era considerado con una distancia de 3; y los pares con una relación más lejana tenían una distancia de 4 o más.

Si un programa de computadora hiciera suposiciones aleatorias sobre la distancia social de un par, acertaría el 25% del tiempo. Pero un programa basado en las respuestas cerebrales identificó correctamente a los amigos el 48% del tiempo. También reconoció las relaciones a distancia 2 el 39% de las veces, la distancia 3 el 31% de las ocasiones, y la distancia 4 el 47% de las veces, según el estudio (además, cuando el programa se equivocó, por lo general sólo presentó errores por una categoría).

Los resultados del estudio ofrecen un nuevo tipo de prueba científica de que “las personas tienden a ser amigas de quienes ven el mundo de manera similar”, concluyeron los investigadores.

Pero los resultados no resuelven otro misterio fundamental sobre la amistad: ¿nos hacemos amigos de aquellos que ya ven el mundo como nosotros, o venimos a ver el mundo a través de los ojos de nuestros amigos?

Se necesitarán estudios a largo plazo para abordar esas preguntas, pero los autores del informe predicen que la respuesta es: ambas.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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