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‘Imploramos que nos ayuden’: mujeres inmigrantes detenidas describen cómo son tratadas y comparten los temores sobre sus hijos

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Las palabras aparecen en un trozo de papel garabateado con lápiz por una madre inmigrante en un centro de detención: “Imploramos que nos ayuden, devuélvanos a nuestros hijos. Nuestros niños están muy desesperados. Mi hijo me pide que lo saque y no tengo ningún poder aquí”.

En otra carta, con letra infantil en papel de cuaderno, una madre habló de su hijo: “Ha pasado un mes desde que lo arrebataron y hay momentos en que no puedo continuar... Si me van a deportar, que lo hagan, pero con mi hijo. Sin él, no me iré de aquí”.

Al menos 2,053 niños fueron separados de sus padres debido a la política de inmigración de “tolerancia cero” de la administración Trump. Las autoridades afirmaron que reunieron a 538 de esos niños, pero que no tenían la intención de entregarlos a sus padres detenidos. En más de una docena de cartas recopiladas por voluntarios, las madres detenidas, separadas de sus pequeños, compartieron su desesperación, suplicaron por su liberación y enviaron mensajes de amor a sus hijos.

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Trump emitió una orden ejecutiva, en junio, para poner fin a la práctica de separar a las familias, pero no está claro cuándo y cómo el gobierno las reunirá. El martes 26 de junio, un juez federal en California ordenó a las autoridades devolver a los hijos pequeños a sus padres en dos semanas, a otros en un mes, pero los abogados del Departamento de Justicia señalaron tres días después que necesitan más tiempo y que planean detener a las familias por un período más prolongado.

Las familias fueron inicialmente separadas en un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en la ciudad fronteriza de McAllen en Texas, en celdas de cercas, que las madres llamaban “perreras”. Los reporteros recientemente hicieron un recorrido guiado por el centro, pero se les prohibió entrevistar o fotografiar a los detenidos. Algunos sitios no permiten a los reporteros visitar a los detenidos, que deben pagar por sus llamadas telefónicas.

A finales de junio, The Times solicitó a voluntarios y abogados que visitan a padres inmigrantes detenidos en Texas que les entreguen preguntas por escrito. Más de una docena de madres en el T. Don Hutto Residential Center, 30 millas al norte de Austin, respondieron. Voluntarios de Grassroots Leadership, una organización sin fines de lucro, compartieron sus cartas con The Times, que identifican a las mujeres por su nombre de pila únicamente porque algunas de sus solicitudes de asilo aún están pendientes.

Las madres salieron de varios países, incluidos El Salvador, Guatemala y Honduras. Sus cartas dan una idea de por qué llegaron a EE.UU., cómo fueron separadas de sus hijos y lo que esperan que suceda ahora.

El procurador general Jeff Sessions ordenó a los abogados del Departamento de Justicia que rechacen las solicitudes de asilo basadas en temores de violencia doméstica y de pandillas, las dos principales razones por las que muchas de las madres huyeron de Centroamérica. Un solicitante de asilo preguntó cómo EE.UU. podría hacer cumplir dicha política. “¿Es que el presidente no tiene hijos para poder ignorar el dolor que nos está causando?”, escribió una madre de dos menores, quien escapó de su país “porque amenazaron con matarnos a mí y a mis niños... pero aquí nos mataron vivos al quitarnos a nuestros pequeños”.

Los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos afirmaron que los padres fueron separados de sus hijos al ser acusados de entrada sin autorización y llevados al tribunal penal federal, una nueva práctica en el marco de la política de tolerancia cero.

En sus cartas, las madres detenidas describieron las separaciones como dolorosas, especialmente para los niños.

“Él gritaba, les rogaba que por favor no nos separaran. Me abrazó, llorando. Me pedía que no les permitiera separarlo de mí”, escribió Lesvia, recordando cómo su pequeño trataba de besarla entre los barrotes de su celda hasta que un oficial lo hizo sentar.

Las autoridades afirman que los padres recibieron formularios en español, donde se les explicó el proceso de separación. Pero en varias cartas, las madres aseguraron que les dijeron poco o nada sobre el proceso. Algunas describen que les aseguran que verán a sus hijos otra vez mientras se dirigen a la corte, solo para regresar y descubrir que los han trasladado.

Una madre que pidió no ser identificada escribió que ella y su hijo de 15 años fueron detenidos por separado, y que le dijeron que abordara un autobús a otro centro de detención.

“Pregunté por mi hijo y ellos no respondieron. Insistí en saber, y me dijeron: ‘Señora, su hijo no está aquí, está muy lejos y usted está siendo deportada a su país’”.

Entonces comenzó a llorar, relató, y “les supliqué que me dejaran quedarme con mi hijo. El funcionario me dijo: ‘No me hagas usar una pistola Taser contigo’”, escribió.

Sus amigos le dijeron más tarde que fue entonces cuando se desmayó. En el momento en que escribió la nota, no había tenido noticias de su hijo en 23 días.

Miriam, madre soltera, fue separada de su hijo de 10 años, Kennet, el 3 de junio, después de llegar al país buscando asilo por amenazas de pandillas y acoso sexual en El Salvador.

“No sabía acerca de la nueva ley que separa a los niños y las madres”, escribió; agregó que su solicitud de asilo fue inicialmente rechazada y que no se le permitió llamar a su niño durante 14 días. Cuando ambos finalmente hablaron, el chico tenía fiebre y dolor de garganta, describió ella, y “desde el comienzo de la llamada hasta el final no podía dejar de llorar, rogándome que por favor lo sacara de ese lugar y lo trajera conmigo”.

Los funcionarios federales afirmaron que los padres inmigrantes separados de sus hijos están en contacto con ellos por teléfono. Pero muchas de las madres se hicieron eco de los comentarios de Miriam, y escribieron que no habían hablado con ellos durante semanas, que no sabían dónde estaban y que les preocupaba su seguridad. A algunas mujeres, los guardias les dijeron que nunca volverían a ver a sus hijos. “Dijeron que después del 4 de junio, que fue mi audiencia en la corte, podría verlo, pero no era cierto”, escribió una madre, llamada Antonia.

Cuando a Antonia se le permitió llamar a su hijo de 12 años, el 20 de junio, “me suplicaba que lo sacara de ese lugar. Lloraba y me hizo sentir impotente; no podía hacer nada desde allí para recuperar a mi hijo”, escribió ella.

En su misiva, Sandra redactó que cuando fue separada de su hijo de 12 años, el 1 de junio, le dijeron que volvería a verlo “en cuestión de horas”. “Todo fue una mentira”, escribió en una nota fechada el 28 de junio. “Desde ese día hasta hoy, no me han dicho si me lo darán o qué sucederá”.

A Yasmin tampoco le dijeron que la separarían de sus dos hijas, de 12 y 13 años, después de su detención, el 22 de mayo, según su nota. ”Me dijeron que era temporal y que más tarde me reuniría con ellas, pero no fue así”, escribió.

Pasaron los días, y mientras ella y otras madres se desesperaban, Yasmin relató que los guardias se reían. “A mi alrededor había muchas madres llorando por sus hijos. Muchas se desmayaban, porque lo que escuchaban era que íbamos a ser deportadas y no nos iban a devolver a nuestros hijos, que se quedarían aquí”, escribió sobre los guardias. “Durante siete días no supe nada sobre mis hijos porque no daban ninguna información sobre ellos, ni a mí ni a ninguna madre”.

Algunos padres detenidos aseguraron a abogados que los funcionarios de inmigración los presionaron para que renunciaran a sus solicitudes de asilo si querían ver a sus pequeños. Otros ya han sido deportados sin sus hijos, afirmaron los abogados. La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), el Proyecto de Derechos Civiles de Texas y otros grupos de defensa legal se opusieron, diciendo que el gobierno interfiere con el derecho de los inmigrantes al debido proceso.

Durante el fin de semana, madres en Hutto -muchas de las cuales solicitaron asilo- dijeron a los voluntarios de Grassroots Leadership que los funcionarios de inmigración les habían notificado que se prepararan para ser trasladadas a un centro de detención temporal en Fort Bliss Army, en las afueras de El Paso, donde se reunirían con sus niños y serían deportadas.

A pesar de las preocupaciones sobre la posibilidad de ser repatriadas, en sus notas a sus hijos, las madres trataron de mantener una actitud positiva. “Te extraño mucho, te amo y estaremos juntos pronto”, le escribió Noyma a su pequeño. “No quiero que estés triste”.

“Todos los días le pido a Dios que estemos juntos de nuevo, y nunca más estaremos separados porque tú eres la cosa más hermosa que Dios me ha dado”, escribió Miriam.

“Te amo a pesar de vivir esta pesadilla... No voy a rendirme hasta tenerte en mis brazos”, redactó Lesvia.

“Cuando estemos juntos otra vez, te consentiré como siempre. Prepararé tus comidas y saldremos a caminar, y me acostaré a tu lado hasta que te duermas”, le escribió Claudia a Kevin, su hijo de siete años. “Te amo mi príncipe. Espero por Dios y la Virgen María, hijo querido, que pronto estemos juntos y que nunca volvamos a separarnos. Te amo, cariño; te envío besos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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