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La Casa Blanca se aleja de los recortes y ofrece mantener la inmigración permitida en un millón de personas al año

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Mientras el Senado se prepara para comenzar el debate sobre la inmigración, la próxima semana, los funcionarios de la Casa Blanca han comenzado a plantear una posible idea de compromiso: la promesa de mantener la inmigración legal en los niveles actuales -alrededor de 1,1 millones de personas por año- durante más de una década.

El presidente Trump ha propuesto una serie de medidas, que incluyen restricciones a la unificación familiar -que él llama “migración en cadena”- y el fin de la lotería de visas, que sus críticos afirman podría reducir la inmigración permitida a los Estados Unidos en un 40% o más.

Sin embargo, un funcionario de la Casa Blanca afirmó el sábado que la administración Trump trabaja actualmente con aliados en el Senado en una propuesta que crearía una vía hacia la ciudadanía para unos 1,8 millones de personas que fueron traídas al país sin autorización cuando eran niños, y eso eliminaría la acumulación de casi 4 millones de parientes patrocinados que actualmente están a la espera de sus tarjetas verdes de residencia.

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El esfuerzo combinado, remarcaron los funcionarios, compensaría efectivamente los recortes en otras categorías de inmigración durante unos 13 años, explicó el funcionario. Después de eso, si el Congreso no toma medidas adicionales para agregar o expandir categorías de visa, el número total de personas que pueden reasentarse en los EE.UU. todos los años probablemente disminuirá en cientos de miles.

La iniciativa comenzó a principios de esta semana cuando John Kelly, jefe de gabinete de la Casa Blanca, y Kirstjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional, se reunieron con media docena de republicanos latinos en la Casa Blanca y afirmaron que la administración está preparada para garantizar que los niveles generales de inmigración se mantengan estables.

El cambio muestra que la Casa Blanca siente los contornos de un posible compromiso mientras los legisladores se preparan para los debates maratónicos de inmigración en el Senado, la próxima semana, sobre cómo proteger de la deportación -y posiblemente otorgar estatus legal- a los aproximadamente 1,8 millones de personas que ingresaron al país sin autorización cuando eran niños.

Alrededor de 800,000 de ellos recibieron protección de la deportación por parte de la administración Obama en el marco del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, conocido como DACA. Pero el gobierno de Trump finalizó abruptamente esa iniciativa en septiembre pasado, y estableció una fecha de corte de seis meses para las solicitudes de renovación.

Un juez federal suspendió la fecha límite del 5 de marzo próximo, pero la Casa Blanca ha utilizado a los llamados Dreamers como una moneda de cambio en el Congreso para sus propias prioridades vinculadas con la inmigración, incluyendo los recortes a la inmigración permitida.

Las demandas demócratas para proteger a los Dreamers llevaron a un cierre gubernamental de tres días durante el enfrentamiento presupuestario del Congreso, el mes pasado, y a un épico discurso de ocho horas en el pleno de la Cámara esta semana, a cargo de la líder de la minoría, Nancy Pelosi. Ambas cuestiones no lograron incluir a DACA en los paquetes de gastos.

Este sábado, Trump acusó a los demócratas de intentar politizar la compleja situación de los Dreamers antes de las elecciones de mitad de período en noviembre. “Los republicanos quieren solucionar la cuestión de DACA mucho más que los demócratas”, tuiteó el mandatario. Los demócratas “solo quieren usarlo como un tema de campaña”.

Importantes figuras demócratas, incluido el líder minoritario del Senado, Charles E. Schumer (D-N.Y.), reconocieron en privado a la Casa Blanca que están dispuestas a negociar el pedido de Trump, de $25 mil millones de dólares, como parte de un paquete de inmigración más amplio, que incluiría ayuda para los Dreamers.

El dinero sería destinado a un “fondo fiduciario” para muros o vallados en la frontera sur, así como para otros propósitos de seguridad limítrofe.

La propuesta más difícil para los legisladores demócratas y los defensores de la inmigración ha sido la insistencia de Trump para limitar el tipo de familiares a quienes los ciudadanos estadounidenses y los residentes permanentes pueden ayudar a reubicarse en los EE.UU., y lo que ocurrirá con quienes ya lo han solicitado.

Ridiculizando el programa al llamarlo “migración en cadena”, Trump afirma que solo deben admitirse a los cónyuges de los patrocinadores y los hijos menores de edad. En la actualidad, las personas pueden patrocinar a sus padres y, en algunos casos, a hermanos e hijos adultos.

Sin embargo, el reverendo Samuel Rodríguez, un pastor cristiano evangélico que reside en Sacramento y es presidente de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano, afirmó que la Casa Blanca le aseguró en repetidas ocasiones que los niveles generales de inmigración legal no sufrirían recortes en el marco del plan de Trump.

“Ese número no está en juego, en absoluto”, aseveró Rodríguez, uno de los conservadores latinos que asistió a la reunión -de una hora de duración- el martes, con Kelly y Nielsen.

Alfonso Aguilar, presidente de Latino Partnership for Conservative Principles, también asistió a la junta en la Sala Roosevelt, y afirmó que la Casa Blanca parece estar haciendo un “esfuerzo serio” para encontrar un terreno común en materia de inmigración. “Los demócratas están inventando razones para no abordar el marco o no hablar con los republicanos”, consideró. “Ambas partes tendrán que aceptar cosas que no les gustan”.

Aguilar abandonó la reunión creyendo que la Casa Blanca apoyaría formas de acelerar la aprobación de los casi cuatro millones de padres, hermanos y otros parientes que han solicitado la residencia permanente, y cuyas decisiones están retrasadas.

Otro latino en la reunión, Daniel Garza, director ejecutivo de Libre Initiative, un grupo de libre mercado enfocado en los latinos y financiado por el multimillonario conservador Koch Brothers, admitió que el encuentro lo tranquilizó y sintió que la Casa Blanca está abierta a la negociación. “No queremos ver recortes arbitrarios a la inmigración autorizada”, indicó.

Los críticos ya se están alineando. Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración, un grupo que aboga por restringir la inmigración, adelantó que se opondrá a un acuerdo de la Casa Blanca para mantener la inmigración legal en los niveles actuales durante más de una década, algo que calificó como “una revocación” de las propuestas anteriores de Trump. “Este argumento de que nuestra economía y nuestro éxito requieren de una inmigración masiva es absurdo”, manifestó Krikorian.

En el Congreso, los grupos bipartidistas buscan desarrollar proyectos de ley mientras el Senado se prepara para un inusual debate abierto sobre la inmigración, la próxima semana.

El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, planea tomar un proyecto de ley de la Cámara, despojarlo de contenido y, en un paso que no se ha visto en los tiempos modernos, abrir la posibilidad de enmiendas para volverlo aceptable. La Casa Blanca está trabajando con los senadores para elaborar una enmienda que aborde todos los requisitos de Trump.

“Será una oportunidad para que florezcan mil flores”, aseveró McConnell a los periodistas esta semana, haciendo eco de la frase que el líder chino Mao Tse-tung usó en 1956 para alentar las críticas al Partido Comunista antes de purgar violentamente a los críticos que se adelantaron.

El debate será “justo para todos”, adelantó McConnell. “Y en el Senado, en esas raras ocasiones en que tenemos estos debates abiertos, quien llegue a 60 gana”.

El senador Richard J. Durbin (D-Illinois), el segundo demócrata en el Senado, indicó que McConnell garantizó “un proceso justo y abierto para que los senadores finalmente actúen en pos de proteger a los Dreamers”.

Durbin y el senador Lindsey Graham (R-Carolina del Sur) son coautores del Dream Act, un proyecto de ley bipartidista que crearía una vía hacia el estatus legal para los Dreamers. Los demócratas esencialmente buscan que Trump acepte ese proyecto, que podría ser presentado para votación la próxima semana.

Para iniciar el debate, McConnell podría permitir la introducción de una enmienda estrecha que amplíe el programa DACA por tres años, y ver cuántos votos se pueden obtener de esa manera.

El futuro también es incierto para la lotería de visas de diversidad, que admite cerca de 50,000 inmigrantes al año, principalmente provenientes de Europa del Este y África, y está orientada a países que no envían muchos inmigrantes a los Estados Unidos. Trump ha insistido en su eliminación.

En el pasado, los demócratas estaban abiertos a cambiar dicho sistema. Pero después de que Trump supuestamente se quejara de los inmigrantes provenientes de “países de m…” de África y otros lugares, varios legisladores demócratas, incluido el Congressional Black Caucus, se resistieron a poner fin a la lotería.

Los legisladores ahora buscan otras formas de mantener constante la inmigración autorizada, por ejemplo mediante el aumento de las categorías de inmigración basadas en las habilidades personales.

Una posibilidad sería resucitar una propuesta hecha por el senador Orrin G. Hatch (R-Utah) durante un impulso a la reforma migratoria, en 2013, que finalmente fracasó y que habría más que triplicado el número de visas de trabajo para expertos en tecnología extranjeros, a aproximadamente 180,000 por año.

Incluso si el Senado redacta un proyecto de ley de inmigración, cualquier propuesta para crear un estatus legal para los inmigrantes indocumentados enfrentará resistencia en la Cámara, dirigida por el partido republicano. En 2013, la última vez que una importante ley de inmigración bipartidista fue aprobada en el Senado, ésta nunca llegó a votación en la Cámara.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul D. Ryan (R-Wis.), prometió el jueves que esta vez permitirá la aprobación de una ley de inmigración. “A cualquiera que dude de mi intención de resolver este problema y plantear un proyecto de ley de reforma migratoria y DACA, le digo que no tema”, afirmó Ryan. “Traeremos una solución al piso, y el presidente la firmará”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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