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‘¿Por qué voy a morir hoy?’ Las palabras de los primeros en responder al tiroteo mortal en Las Vegas

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Las palabras y expresiones de elementos de la policia de Las Vegas que respondieron de emergencia en el tiroteo masivo de octubre de 2017 en Las Vegas, que dejó un saldo de 58 muertos, fueron dadas a conocer, ofreciendo una nueva perspectiva sobre el tiroteo más mortífero en la historia moderna de Estados Unidos.

Esta fue la tercera publicación de documentos en mayo, en respuesta a una solicitud de liberación de registros públicos y un fallo judicial que exige que el Departamento de Policía Metropolitana de Las Vegas proporcione los documentos, imágenes de las cámaras corporales y registros de llamadas al 911 de ese día.

La publicación de unas 2,000 páginas el 23 de mayo, incluyó más declaraciones de testigos y entrevistas con el personal del hotel Mandalay Bay, donde se encontraba el tirador y desde donde llevó a cabo la matanza. Se esperan más documentos en las próximas semanas.

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Las decenas de informes de los agentes retratan una visión desgarradora, aunque a menudo más certera de lo que sucedió esa noche cuando Stephen Paddock abrió fuego desde su suite en el piso 32, apuntando a 22,000 asistentes del festival de música country Route 91 Harvest.

Los oficiales describieron su miedo. Uno cuestionó a Dios. En medio del caos, otros recordaron situaciones aparentemente triviales, como una víctima que buscaba a su amigo mientras aún sostenía una lata de Bud Light.

Algunos de los informes son breves, solo unas pocas líneas. Otros son detallados, y algunos recrean el tiroteo al describir lo que estaban haciendo antes de la tragedia. Uno estaba vigilando prostitutas. Otro estaba trotando cerca de su casa. Algunos estaban trabajando en la seguridad de un juego de pretemporada del equipo Golden Star de Las Vegas. Un oficial había pasado el día celebrando el cumpleaños de su hijo.

Hubo relatos de valentía y heroísmo en medio de la tragedia, y algunos oficiales usaron sus informes para elogiar las acciones de otros, incluido un recluta que comenzó a realizar primeros auxilios de inmediato. Pero también hubo versiones de frustración.

Ninguno imaginaba lo que iban a ver esa noche. Algunos oficiales señalaron que tenían que decidir en el momento si ayudar a los heridos o intentar detener al tirador. Un informe incluyó ideas para tácticas que podrían haber ayudado a salvar más vidas, incluido el uso de botes de humo que podrían haber dificultado que Paddock escogiera los objetivos. Hubo informes de hospitales repletos de pacientes. “El hospital pasó de oler a sangre y muerte a oler a lejía”, observó un oficial.

Aquí hay una muestra de lo que algunos vieron y cómo se sintieron al responder el tiroteo del 1 de octubre:

“Estaba aterrorizado. Le pregunté a Dios, ‘¿Por qué?’ ¿Por qué voy a morir hoy? No quiero morir. Para esto me he formado, ¿tengo que ver esto? ¿Por qué? Ya no quiero hacerlo. Pensé: ‘Quiero correr’, mira, hay un campo, puedes correr, encontrar una calle, llamar a un taxi, irte, irte a casa”. El oficial A. Mitre escribió. “Entonces me dije: ‘qué duro has trabajado, la academia, la insignia, el amor que tienes por las personas, tienes que ayudar, puedes morir, está bien, no te puedes ir, tienes que detener la amenaza, tienes que salvarlos”.

“En ese punto, creí que probablemente moriría, ya que todo lo que tenía para protegerme era una tienda de tela”, escribió el oficial P. Zaragoza. “Seguí haciendo torniquetes, abrumado por docenas de individuos sangrando, esperé una pausa en el tiroteo para poder correr y esperar que si me disparaban fuera en el cuerpo, no en la cabeza”.

“La primera víctima que encontré fue una mujer de unos 20 años que no respiraba”, escribió el oficial D. Hunkins. “Inmediatamente comencé las compresiones de pecho y un hombre desconocido estaba dándole respiración a la víctima. Trabajamos durante varios minutos con la mujer antes de que un miembro de Medic West revisara sus signos vitales. La doctora dijo: ‘Está muerta’”.

“[El oficial] Mark [Bordoni] y yo seguimos yendo y viniendo, tratando de descubrir de dónde venían los disparos”, escribió el oficial K. Bryant. “Recuerdo muy claramente que pensaba: ‘Solo tengo mi calibre Glock 40 y probablemente estoy en contra de un equipo de asalto completamente armado. Pensé en mi esposa y mis hijos, ¿alguna vez los volvería a ver? Miré a mi derecha y había tres o cuatro hombres haciendo compresiones de pecho a una mujer que recibió un disparo en la cabeza. He visto suficientes muertes en mis 15 años en el trabajo como para saber que ella ya estaba muerta”.

“Alrededor de las 10:39 p.m. llamé a mi familia y les dije: ‘Estoy bien’”, escribió el oficial J. Parker. “Debo haber sonado que realmente no estaba bien”.

“Cuando llegué a casa me di cuenta de que era difícil procesar lo que había sucedido. Simplemente me senté en mi cama pensando que esperaba que lo que había hecho fuera suficiente”, escribió el oficial S. Quijano.

“En este momento, un [hombre] altamente intoxicado, de aproximadamente 6 pies (de altura), con una contextura mediana, vistiendo una playera azul marino, con un corte de pelo muy corto y un bigote fino se me acercó por la espalda”, escribió el oficial A. Loos. Gritó que era un veterano de guerra y que le diera mi rifle mientras salía de detrás de la patrulla. Lo agarré y lo llevé a un lugar seguro, inmediatamente se puso de pie otra vez y continuó señalando el sitio desde donde procedían los disparos. Lo llevé por segunda vez a un sitio seguro y él exigió mi arma de nuevo. Luego agarró mi rifle con ambas manos en un intento de arrebatármelo. Le di un puñetazo en la mandíbula con la mano izquierda, lo que lo hizo soltar y caer sobre su espalda”.

“Pude sentir que tenía la boca extremadamente seca. También sentí que empezaba a tener una visión de túnel y recuerdo haberme concentrado en la respiración táctica para calmarme”, escribió el oficial de entrenamiento C. Hendrex mientras buscaba al tirador en el piso 31 del Mandalay Bay.

“A pesar de la masacre a nuestro alrededor, algunas personas no parecían entender el peligro en el que estaban”, escribió el oficial C. Cooney. “Incluso observé que dos hombres de la multitud se peleaban por razones desconocidas. Uno de los hombres fue golpeado y quedó inconsciente y otros dos hombres lo sacaron a rastras”.

“Puede que por un tiempo no sepa quién era usted, pero lo encontraré y me aseguraré de agradecerle personalmente lo que hizo”, escribió el agente Bryce Martines.

“El sargento Hee, que era consciente de lo que estaba pasando y de que estábamos en el lugar de la carnicería. Hizo un trabajo increíble al asegurarse de que estábamos bien”, escribió el oficial Brennan Childers. “En los días siguientes, hizo todo lo posible por nosotros. Nací y crecí en esta ciudad, y este fue un día devastador para mí. Desde entonces, me he sentido abrumado por el alcance comunitario, las historias de heroísmo y la emoción general asociada con esto que hemos llamado “Vegas Strong”.

“Hicimos lo que teníamos que hacer, lo que queríamos hacer, asegurarnos de que Las Vegas no nos fuera arrebatada”, escribió el oficial J. Bryant.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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