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L.A. apura el mejoramiento antisísmico de edificios vulnerables antes del próximo gran terremoto

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Cuando, hace dos años, Los Ángeles aprobó las regulaciones de mejoramientos antisísmicos más radicales de la nación, los funcionarios sabían que se sumaban a una carrera contra el tiempo.

La ley exige la adaptación de cientos de edificios de hormigón frágiles, unas de las estructuras más vulnerables de California. Pero los expertos temen que un gran terremoto afecte al sur de California antes de que venza el plazo para arreglarlas.

“Es probable que suceda antes de esa fecha límite de 25 años”, indicó el comisionado de seguridad sísmica de California, Kit Miyamoto.

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Existe un 60% de posibilidades de que un temblor de magnitud 6,7 -el tamaño del registrado durante 1994 en Northridge- o superior ocurra en el área de Los Ángeles en los próximos 30 años, explicó Morgan Page, geofísico del Servicio Geológico de los Estados Unidos.

La iniciativa de L.A. ahora está alcanzando un hito clave, a medida que el Ayuntamiento emite órdenes a los propietarios de aproximadamente 1,500 edificios de concreto que se sospecha están en riesgo y pueblan la ciudad, desde el centro hasta el lado oeste y el Valle de San Fernando.

Los funcionarios municipales comenzaron a enviar las órdenes antes del Día de Acción de Gracias, luego de los catastróficos terremotos de septiembre en México, en los cuales muchas personas murieron por derrumbes de edificios de hormigón.

Para los propietarios que reciben las órdenes, el costo financiero podría ser considerable. Un mejoramiento podría ascender a millones de dólares. Actualmente, no hay subsidios públicos disponibles para colaborar con el pago de esos trabajos, y algunos propietarios han expresado su preocupación al respecto.

Una vez que se envía a los propietarios una orden para cumplir con la ley, primero se les da un plazo de tres años para entregar un informe que confirme si el edificio es de concreto quebradizo y si necesita ser mejorado. Si se descubre que es vulnerable, los propietarios tienen otros siete años para presentar ante la ciudad los planes para modernizarlo o demolerlo. Finalmente, tendrán 15 años más para completar la modificación o demolición.

La naturaleza letal de los edificios de hormigón quebradizo se hizo evidente en Los Ángeles hace casi medio siglo, cuando 52 personas perecieron durante el colapso de varias estructuras, entre ellas edificios de hospitales, en el terremoto de Sylmar en 1971. Los edificios de hormigón volvieron a caer en 1994, durante el temblor de Northridge. Los esfuerzos en la década de 1990 para arreglar los edificios fracasaron en medio de las preocupaciones de los propietarios sobre los costos.

Pero en 2015, el alcalde Eric Garcetti impulsó las normas de adaptación antisísmica y recibió el respaldo del Concejo Municipal en una votación de 12-0.

Terremotos más recientes en todo el mundo también destacaron el peligro de los edificios de hormigón. El colapso de sólo dos estructuras de concreto en la tercera ciudad más grande de Nueva Zelanda, Christchurch, mató a dos de cada tres personas que perecieron en un temblor allí de 2011; el número final de víctimas fue de 185. Durante el sismo del 19 de septiembre pasado en México, cerca de 40 edificios colapsaron en la capital; muchos de ellos eran de concreto.

Los expertos en sismos señalan que hasta 50 edificios de hormigón frágiles en la ciudad de L.A., que albergan a miles de personas, podrían colapsar. Ello depende en parte de dónde golpea el terremoto y de su magnitud.

Miyamoto, el comisionado de seguridad sísmica del estado, considera que en una Los Ángeles sin las debidas mejoras antisísmicas la situación podría parecerse a la vivida en la Ciudad de México hace tres meses. “Me enorgullece que L.A. esté liderando la iniciativa [en edificios concretos], a nivel mundial”, expresó. “Sin embargo, ¿25 años? ¡Por favor! Esto tiene que ser algo de entre cinco a diez años. Lo que vimos en Ciudad de México sería aún peor en L.A.”, aseguró Miyamoto, quien es ingeniero estructural.

Poco después del terremoto de México, Garcetti instó a los propietarios a mejorar los edificios mucho antes de la fecha límite estipulada por la ciudad. “La Ciudad de México debería ser un recordatorio de que no debemos sentarnos y felicitarnos, y orar para que desde ahora y hasta 2042 estemos bien”, afirmó el alcalde en septiembre. “Pensemos en una manera de trabajar el tema desde ahora”.

Algunos propietarios ya han comenzado a llamar a ingenieros estructurales para averiguar cómo proceder mientras toman decisiones sobre las próximas renovaciones, indicó David Cocke, portavoz de la Asociación de Ingenieros Estructurales del sur de California. El interés también aumenta en el lado oeste, después de que Santa Mónica y West Hollywood aprobaran en 2017 sus propias leyes de mejoramientos antisísmicos.

Ya han ocurrido terremotos antes de las fechas límite obligatorias para los mejoramientos. En el pueblo de Paso Robles, en California Central, las autoridades habían identificado el icónico edificio Acorn en 1989 como una peligrosa estructura de ladrillos. Éste colapsó durante un sismo en 2003 y mató a dos empleados. El propietario tenía plazo hasta 2018 para actualizarlo. Un jurado otorgó a las familias de las víctimas casi $2 millones de dólares en compensación al concluir que los propietarios fueron negligentes al no asegurar mejor la estructura.

Las construcciones de concreto frágiles fueron levantadas con un defecto: sin suficiente acero en los cimientos para mantener el concreto enjaulado y evitar que éste explote fuera de las columnas durante un terremoto.

Algunos de estos edificios ya han sido adaptados; Los Ángeles exige mejoramientos cuando una antigua construcción que alguna vez fue, por ejemplo, una oficina o un almacén es convertida para otro uso, como viviendas residenciales. Pero aún quedan muchas cosas por hacer.

En el pasado, los propietarios a veces consideraban planes para modernizar edificios de concreto grandes y frágiles, pero luego se arrepentían de ello al saber el precio, indicó Saif Hussain, ingeniero estructural con sede en Los Ángeles.

“Ahora deben hacer algo”, afirmó el experto, quien ayudó a redactar las pautas de adaptación tanto para la ciudad como para la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles.

Incluso un único colapso sería catastrófico, no sólo para el propietario del edificio, sino también para el vecindario y la comunidad circundante. Se perderían vidas y la estructura misma, pero también muchos motores que impulsan la economía: los ingresos por alquiler para el propietario y los lugares donde la gente trabaja y vive.

Mientras tanto, L.A. avanza en el mejoramiento de un tipo diferente de estructura: los edificios de apartamentos de madera con un primer piso endeble. De los aproximadamente 13,500 departamentos y condominios, se han terminado más de 350 modificaciones y más de 2,000 estaban, en octubre pasado, en vías de cumplir con la ordenanza, según informó la oficina del alcalde.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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