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Qué significa la extraordinaria permanencia de ‘The Big Bang Theory’ para Hollywood -y para su elenco y realizadores-

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En la ciencia, existe la Teoría del Big Bang, que explica cómo el universo comenzó desde un estallido extremadamente caliente y denso, hace aproximadamente 13,700 millones de años. Pero millones de personas están más familiarizadas con la otra “Teoría del Big Bang” (Big Bang Theory), que ha estado en el aire de CBS durante 11 años y que, en el cosmos de la televisión moderna, se destaca como una estrella brillante.

Es cierto que esta serie multicámara no es la comedia más comentada de la pantalla pantalla chica, y que su humor amplio y seguro no la convierten en una chispa de inspiración en la cultura crítica de las ideas. También, sí, sus reconocimientos y premios están muy atrás de los de otras comedias, como “Modern Family” o “Veep”.

Pero, contra todo pronóstico, “The Big Bang Theory” se ha establecido como uno de los pilares del horario estelar en TV. Es uno de los éxitos más confiables de CBS: el programa de los jueves tiene un promedio de 14 millones de espectadores (un número que asciende a casi 19 millones cuando se toma en cuenta la visualización retrasada durante la semana), algo que lo convierte en una fortaleza en una de las noches más populares de la televisión. También generó una serie derivada (o spin-off) exitosa, convirtió en millonario a su elenco -antes poco conocido-, empleó a cientos de actores y miembros del equipo de realización y sirvió como un potente trampolín para otras nuevas comedias de CBS.

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“Hemos grabado más de 250 episodios”, afirmó el veterano productor de televisión Chuck Lorre, quien cocreó el programa junto con Bill Prady. “No esperábamos esto. Solo queríamos hacer un show sobre mentes extraordinarias”.

254 episodios desde el estreno

Más de 180 países lo transmiten

150 miembros del equipo de realización

26 millones de espectadores tuvo el episodio más visto

Es el tipo de programa de transmisión de larga duración que vierte cientos de millones de dólares en la economía local. Los hitos inquebrantables de la serie son un logro excepcional en estos momentos donde los ratings disminuyen, y en esta edad codiciosa de la televisión que, francamente, podría beneficiarse de una fórmula científica para ayudar a los espectadores a manejar todos los programas que compiten por su atención. También sigue siendo uno de los 10 programas más vistos del país, con muchos más espectadores que las series de transmisión online y cable más populares.

Y lo ha logrado, en gran medida, sin recurrir a escenas de riesgo, artilugios o llamativas estrellas invitadas, mientras sigue extrayendo oro de su premisa y su fórmula sencilla: unos genios jóvenes que luchan con el muy cambiante mundo real. Es un hecho presente para el productor ejecutivo Steven Molaro, quien fue el showrunner del programa por mucho tiempo, hasta el año pasado, cuando dio un paso al costado para dirigir el spin-off y precuela de la comedia, “Young Sheldon”.

“Hay tantos programas de televisión en la actualidad; tantos”, expuso Molaro. “Lo entiendo. Siempre es emocionante decir, ‘Oh, esto es algo nuevo, que está en boca de todos, quiero verlo’. Pero que a la gente todavía le importen estos personajes después de 11 años -no les importa que sea [un programa] amplio, no les importa que sea multicámara- es tan loco y gratificante”.

La longevidad de la serie ayudó a mantener el estatus de la comedia de situaciones como una propiedad valiosa de CBS y Warner Bros. Television, que la produce.

“El valor es incalculable”, afirmó Kelly Kahl, presidenta de CBS Entertainment, quien era jefa de programación cuando se lanzó “The Big Bang Theory”. “Cada programador, cada presidente de un canal, cualquiera que trabaje en un canal, todos arden por tener un programa así. Lo interesante para mí es que sigue siendo tan dominante como siempre”.

Además de contribuir durante años a la posición de CBS como el canal más visto, los ratings envidiables de la serie la han convertido en una fuente clave de ganancias para la emisora: la serie por sí sola captó entre $125 millones y $150 millones en ingresos publicitarios por temporada para CBS. Sus ingresos por sindicación, además, generaron más de mil millones de dólares para Warner Bros. Television.

“La recompensa financiera ha sido extraordinaria”, aseguró Peter Roth, presidente y director de contenidos de Warner Bros. Television. “Pero, lo que es más importante, es que se trata de una serie característica para nuestro estudio. Somos tan buenos como los productos que hacemos; cuando hay un programa que tiene un éxito global tal como el de esta serie, es una fuente de orgullo enorme”.

Es una gran evolución cuando se considera que el show, que se estrenó en 2007 -al borde de la modernización de la televisión- ocupó el puesto número 68 en su primera temporada.

Concebida por Prady y Lorre, bien reputado gracias al éxito de “Two and a Half Men”, “The Big Bang Theory” se inspiró en las personalidades que Prady encontró durante su carrera como programador de computadoras, antes de llegar a Hollywood.

El piloto original se desarrolló para la temporada de televisión 2006-2007 y presentaba a los personajes de Leonard y Sheldon -interpretados por Johnny Galecki y Jim Parsons, respectivamente-, físicos con problemas sociales que trabajaban en Caltech. La protagonista original era un personaje femenino astuto, Katie, interpretado por Amanda Walsh.

Cuando el piloto no tuvo buena recepción, Lorre y Prady lo mejoraron. Katie se convirtió en Penny, una vecina del otro lado del pasillo que es una camarera con ambiciones hollywoodenses (y una conducta menos manipuladora), interpretada por Kaley Cuoco. También se agregaron amigos: el ingeniero aeroespacial Howard Wolowitz, interpretado por Simon Helberg, y el astrofísico Raj Koothrappali, encarnado por Kunal Nayyar.

El ajuste funcionó para el piloto. El show se estrenó en el otoño de 2007, con ratings mediocres. Su destino ensombreció cuando, con la mitad de su pedido inicial -de 13 episodios- emitida, comenzó la huelga del Gremio de Guionistas de 2007-2008, que detuvo la producción y paralizó a Hollywood.

“Mi mayor preocupación era que estaba en un programa de televisión y que acababa de comprar un auto nuevo”, recuerda Nayyar. “Había comprado un Audi y pensaba: ‘Dios mío, tengo que pagarlo’. Llamé a mi padre y le dije: ‘Papá, no sé si me lo puedo permitir si no volvemos a trabajar’”.

Galecki también recordó la ansiedad de ese momento: “Salimos del estudio cuando fue la huelga de guionistas, muy deprimidos. Parecía que no teníamos un punto de apoyo. Pensábamos que no habíamos tenido el tiempo suficiente para que el boca a boca funcionara”.

Pero sí lo hizo. En lugar de convertirse en una víctima, “The Big Bang Theory” prosperó, y construyó constantemente una audiencia que se puso al día con las repeticiones que emitió CBS durante la huelga: la suerte de una era previa a Netflix.

“En algún momento, lees los números y puedes comprender la pasión de la audiencia”, afirmó Kahl. “Fue algo que notamos durante la huelga; las repeticiones funcionaban casi tan bien como las emisiones originales. Como programador, eso te dice que algo está sucediendo y que la gente está descubriendo el show”.

La serie continuó en trayectoria ascendente desde entonces, y llegó a un punto en el cual cosechó varias renovaciones de temporada. Los telespectadores estadounidenses deliraban por lo que sucedía en el programa, sin dejarse intimidar por las cuestiones de sus sabelotodos y las referencias al efecto Doppler y al movimiento de los proyectiles. “Simplemente comenzó a hacerse más y más grande”, indicó Helberg. “Durante los primeros seis o siete años, cada episodio era más fuerte que el anterior”.

Una prueba más del poder de la serie llegó en la cuarta temporada cuando, después de emitirse los lunes por la noche durante sus primeros tres años, CBS tomó la valiente decisión de trasladarla a la competitiva franja de las 8 p.m. de los jueves, donde el programa demostró ser un poderoso competidor para “American Idol”. No mucho después, en 2011, el show fue sindicado y obtuvo intensas repeticiones en canales locales y por TBS, de cable, que alimentó el fanatismo al presentar la serie a nuevos espectadores.

Todo ello, además, provenía de una comedia de situación multicámara -un formato cuyo obituario fue escrito muchas veces- y en un canal de TV abierto.

Un martes reciente, en el Estudio 25 de Warner Bros. en Burbank, se desarrolla la grabación del histórico episodio número 250 del programa. Lorre y Prady están a los costados, observando como los más de 200 miembros de la audiencia -que incluye al padre de Cuoco (un visitante habitual cada semana)- se ríen mientras ocurre un ida y vuelta en el apartamento de Sheldon y Amy sobre los orígenes del emparedado, durante la reunión habitual del clan, el viernes por la noche, con comida china. Una situación sencilla, claro, pero eso es parte del encanto del show, señalan el reparto y los productores.

“Somos un programa de TV, y creo que hacer este show y ver la respuesta que recibió le dio significado a esa palabra para mí, como nunca antes”, aseveró Parsons, la mayor estrella de la serie. “El objetivo es atraer a la audiencia más amplia posible; hay una forma cínica de verlo, que es: ‘Bueno, por supuesto que sí; es un modelo de negocios y quieres la mayor cantidad de dinero’”.

“Bueno, claro que es así”, continuó, “pero creo que la forma más pura de ver algo como esto es que, como artista, creador e intérprete, no es inusual querer entretener a tanta gente como sea posible”.

Aunque Parsons ha ganado cuatro veces el Emmy por su papel de Sheldon, la comedia de situación no ha sido un gran imán de premios. “No creo que el programa tenga suficiente crédito, y lo digo en el sentido de los guionistas”, dijo Cuoco. “No creo que la gente entienda que escribir algo divertido por 24 semanas del año es absolutamente difícil. Es casi imposible mantener algo así de entretenido por tanto tiempo”.

Mantener a los espectadores comprometidos con los niveles generados por “The Big Bang Theory” a largo plazo no es una tarea fácil. Los productores responsables de la serie admiten que es un desafío crear historias reales, con las que el público se pueda identificar y que sean divertidas; aunque no es imposible. Permitir el desarrollo de los personajes, que es lento para este grupo de inadaptados sociales, y la introducción de nuevos roles para expandir ese mundo ha sido algo clave. “Uno quiere que estos personajes crezcan y cambien”, expuso Steve Holland, productor ejecutivo y guionista de la serie que, este año, se convirtió en su productor. “Pero no quieres perder su esencia”.

Dos personajes femeninos se incorporaron como habituales en la serie, durante la cuarta temporada. La microbióloga Bernadette Rostenkowski, interpretada por Melissa Rauch, se convirtió en un interés amoroso del aspirante a mujeriego Howard -finalmente se casaron y, esta temporada, esperan otro hijo-, y la neurobióloga Amy Farrah Fowler, encarnada por Mayim Bialik, quien a través de su relación con Sheldon se convirtió en una oportunidad para explorar a dos personas con incomodidad social que desarrollan una relación y aprenden a ser vulnerables: han tenido relaciones sexuales y dieron un gran paso al mudarse juntos.

Molaro señaló la decisión de que Sheldon y Amy convivieran resultó en un gran debate. “Pensamos mucho sobre eso. ¿Es una buena idea? ¿Es una mala idea? Si Sheldon no está en el apartamento”, cuestionó Molaro, “¿alteramos el show? Hay muchos de esos momentos y de intentar encontrar aquello que luce real y correcto”.

Holland agregó: “Y eso abrió un nuevo mundo de historias y crecimiento para los personajes”.

“Es algo tan simple”, continuó Molaro. “Él se muda a 50 pies de distancia y eso da origen a 100 historias”.

Ahora, el final de la temporada, este jueves, presentará la boda de Sheldon y Amy, en lo que parece ser una conclusión lógica de la serie.

Entonces, cuántas explosiones quedan en el show -sobre todo porque, después de tantos años en el aire, su precio de producción ha aumentado con las tarifas de los productores y los sueldos (los cinco actores principales que están desde el comienzo, Parsons, Galecki, Cuoco, Nayyar y Helberg, ganan poco menos de $1 millón por episodio)-. El programa ya fue renovado por una duodécima temporada, pero CBS y Warner Bros. Television aún no ha anunciado planes para que continúe más allá. “Obviamente, dependerá de los actores, de la necesidad del canal”, indicó Roth. “Creo que todos estarán felices de que continúe el mayor tiempo posible, pero creo que los actores tendrán que determinar si quieren seguir”.

En una industria donde la sostenibilidad es el acto más difícil de alcanzar, la longevidad de esta comedia (tal como expresa Nayyar: “Los niños que nacieron hace 11 años ahora están viendo la serie”) la ha convertido en un empleador confiable. El programa tiene un equipo de aproximadamente 150 personas en el set, pero requiere de más puestos en la producción total (en 2016, según FilmLA, había alrededor de 150,000 empleos directos en cine y televisión en el condado de Los Ángeles, en gran parte impulsados por la TV. Esos empleos totalizaban alrededor de $14 mil millones en salarios en el condado).

Para Mark Cendrowski, director de la mayoría de los episodios de la comedia, encontrar estabilidad en la impredecible industria del entretenimiento ha sido una ganancia inesperada. “He estado en shows a lo largo de mi carrera que se cancelan la semana antes de Navidad”, relató. “Y a veces he estado sin trabajo porque, cuando se cancela un programa, los otros ya tienen su personal y hay que esperar hasta que llegue algo más. Ese es un momento de gran ansiedad. Pero aquí, no vivimos eso; sabemos que volveremos. Y eso hace la vida más fácil”.

Sin embargo, con más temporadas ya en el pasado que por adelante, es natural pensar en un inminente final. “Veo el fin de la serie de manera similar a como creo que un cristiano devoto mira la muerte; sin miedo, sino con la esperanza de ver aquello en lo que cree”, expuso Parsons. “Sé que, cuando llegue el día, tendré muchas emociones. Será la muerte natural de algo maravilloso. Aunque no es una tragedia, es una de esas cosas que te dejan, creo, muy conmovido de ver el final de una era en tu propia vida”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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