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Latina y gay, la sheriff que quiere ser gobernadora podría triunfar incluso si pierde

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Vestida con pantalones vaqueros y una blusa morada, Guadalupe “Lupe” Valdez circulaba un domingo reciente por Norma’s Cafe, un restaurante popular lleno de una mezcla diversa de tejanos.

“¡Oye, sheriff!”, exclamó un latino con una camiseta de los Dallas Cowboys, y Valdez se acercó pronto a su lado, sonriendo. “Temía que la gente no me reconociera sin el uniforme”, le dijo ella.

La semana anterior, Valdez -la primera sheriff latina y abiertamente homosexual del estado, con casi cuatro términos en su haber como la policía principal del condado de Dallas- anunció que renunciaba a su cargo para postularse como gobernadora.

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En una candente primaria demócrata, es la principal candidata con el potencial de impulsar el registro de votantes partidarios y la participación a largo plazo, especialmente entre los latinos.

Aunque es poco probable que Valdez venza al republicano Greg Abbott, un gobernador popular en un estado rojo y un candidato con $50 millones para gastar, la mujer podría beneficiarse de una reacción contra Trump y movilizar a los votantes latinos.

“Le estamos dando esperanza a la gente”, expresó Valdez. “Muchos han dado por perdida a Texas”.

Valdez, de 70 años, no es ajena a la adversidad. Creció en San Antonio, como la menor de ocho hijos en una familia mexicoamericana, y emigró con sus padres para trabajar en los campos.

Fue camarera para poder estudiar en la Universidad Southern Nazarene y luego se unió al Women’s Army Corps.

En ese momento no era abiertamente homosexual, pero tenía amigas que sí lo eran o que eran descubiertas en bares gay y eran dadas de baja deshonrosamente como resultado.

Ella lo confesó más tarde en la vida, por etapas: vivió más abiertamente en la década de 1990, asistió a una iglesia que aceptaba a homosexuales, trabajó para el gobierno federal y se preocupó menos por las implicaciones profesionales a medida que ascendía hasta llegar a convertirse en agente sénior del Departamento de Seguridad Nacional, en 2002.

Cuando se retiró y se postuló para sheriff, en 2004, ya era abiertamente lesbiana, pero incluso con el aumento de la participación en las elecciones presidenciales, lo suyo era una posibilidad remota.

“Se postuló para sheriff en un condado que hacía 20 años no tenía un sólo funcionario demócrata. Además, competía contra alguien en el cargo. No tenía ninguna experiencia en postulaciones. Pocas personas, o ninguna, le daban chances de éxito”, recordó el presidente del partido demócrata de Texas, Gilberto Hinojosa.

Valdez ganó por un margen pequeño, del 51% al 49%. Pero su victoria ayudó a preparar el escenario para un triunfo más amplio y atrajo a candidatos demócratas que asumieron el cargo en 2006.

Dos años después, el margen de victoria de Valdez se amplió al 55% -con un 45% de su rival-.

El año pasado fue reelecta por el margen más amplio hasta la fecha: 59% a 37%.

A medida que la población de Dallas crecía y se diversificaba, una de las claves de esos logros fue atraer votantes de las minorías, explicó ella.

Valdez, quien anunció el mes pasado que renunciaba como sheriff para postularse a la gobernación, afirmó que su campaña se centrará en asuntos económicos que afectan a las familias de obreros y a los ancianos -aquellos que trabajaron desde abajo tal como ella, subsistiendo a veces a base de mantequilla de maní y jalea- asegurándose de que puedan pagar la renta, asearse para ir a la iglesia y rezar antes de las comidas de la misma manera que ella y otros lo hacen en Norma’s.

“Ella entiende lo que están atravesando esas personas, lo que necesitan, cómo se componen sus familias”, comentó Hinojosa.

“La única razón por la cual Texas no es un estado azul es porque la gran población latina en este estado no ha salido a votar como debería y como lo ha hecho en estados como California”.

Wendy Davis, la demócrata que compitió contra Abbott en 2014, perdió más de 20 puntos porcentuales; un revés para los demócratas en todo el estado. Davis había cobrado prominencia nacional como legisladora estatal con su discurso por los derechos al aborto.

“Una esperanza que los demócratas tienen para Lupe Valdez es que aumente el registro de votantes y la participación entre los hispanos, y cambie el porcentaje del voto latino ganado por los demócratas del 55 %-65% -donde se ha ubicado recientemente en Texas- al rango del 65%-75%, como registran lugares como California “, consideró Mark Jones, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Rice, en Houston.

Los demócratas ahora tienen dos caminos hacia la relevancia en Texas, afirmó Jones: atraer a los votantes republicanos moderados y blancos, o movilizar su propia base, especialmente a los latinos.

Andrew White, de 45 años, empresario de Houston e hijo del difunto gobernador demócrata Mark White, representa al primer grupo; Valdez al segundo.

Aunque es abiertamente homosexual, Valdez “no está definida por su orientación sexual” tal como Davis se vio signada por su postura sobre el aborto, comentó Jones. “Ella no es Harvey Milk”, afirmó.

Su novia, una quiropráctica de Dallas, no planea hacer muchas apariciones en el recorrido de la campaña.

Mientras que Davis parecía una modelo rubia, Valdez afirmó que ella parece una “abuela”.

Como sheriff, Valdez se enfrentó con Abbott en política de inmigración durante 2015 y se negó a cumplir con el pedido inmigratorio federal de retener a los presos, a menos que fueran acusados de crímenes violentos.

Los municipios que querían ser ciudades “santuario” para los inmigrantes luchaban contra los funcionarios federales y estatales en ese momento, pero la postura de Valdez fue más pragmática que política, según Jones.

“Ella consideró que había espacio limitado en la cárcel. Abbott amenazó con retener la financiación y luego anunció que Valdez había retrocedido”.

Desde entonces, Texas aprobó una ley creada para tomar medidas enérgicas contra las ciudades santuario, que castigaría de cárcel y multas de más de $25,000 a los funcionarios locales que no honren el pedido de retener a los detenidos con penas.

Después de que los funcionarios de varias ciudades desafiaran la norma en una corte federal, un juez impidió que la mayor parte de ésta entrara en vigor, el verano pasado, y el tema sigue atado a los tribunales.

El presidente del partido republicano de Texas, James Dickey, cree que el historial de Valdez en las ciudades santuario y otros asuntos la vuelve poco atractiva para los moderados de Texas.

Señaló también que cuando la demócrata liberal Leticia Van de Putte se postuló para vicegobernadora, en 2014, contra el conservador senador estatal Dan Patrick -un incondicional del Tea Party-, perdió por un amplio margen: 39% a 58%.

“Hubo un interés limitado en cuanto a identidad y, al mismo tiempo, una desconexión masiva de valores, problemas y principios”, consideró Dickey. “Ningún moderado, de ninguna raza, que mire la trayectoria de Lupe la consideraría una moderada”.

Dickey tampoco espera que Valdez se beneficie de una reacción anti Trump en las urnas. “Aunque haya una oposición suscitada contra el presidente, no creo que los votantes de Texas la igualen con los funcionarios de Texas”, aseveró.

“Me sorprendería si no tenemos un candidato estatal en esta elección que gane la mayoría del voto hispano, porque son nuestros problemas los que resuenan en todos los tejanos”.

El expresidente del partido republicano del condado de Dallas, Jonathan Neerman, no está de acuerdo con ello.

“Los votantes republicanos latinos tradicionales podrían abandonar el partido debido a Trump y votar a los demócratas, o el gigante dormido podría despertar y los nuevos votantes hispanos podrían hacerlo”, manifestó.

De esa forma, Valdez sentaría las bases para que otro demócrata monte una campaña exitosa a la gobernación en 2022, agregó Jones, como el congresista de San Antonio, Joaquín Castro, o su hermano gemelo, el exsecretario de Vivienda de los EE.UU. y alcalde de San Antonio, Julián Castro.

El demócrata Tony Sánchez logró aumentar drásticamente la participación de los latinos cuando se postuló para gobernador contra el republicano Rick Perry en 2002, consideró Jones, pero el partido perdió la oportunidad de sacar provecho de eso cuatro años después.

“Lo que Lupe Valdez intentará hacer es involucrar a la comunidad hispana en [la idea de] que 2018 es un trampolín”, dijo.

“La clave para los demócratas será que la candidatura de Valdez no sea una excepción; que prepare las cosas para la llegada de otro candidato en 2022”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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