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Seis mujeres demandan a la USC, alegando que fueron abusadas por el ginecólogo del campus

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Seis mujeres presentaron demandas civiles, este lunes, donde alegan que un ginecólogo de la Universidad del Sur de California (USC) las abusó sexualmente con el pretexto de brindarles atención médica, y que la USC no atendió las quejas del personal de la clínica sobre el comportamiento del galeno.

Una mujer afirmó que el Dr. George Tyndall forzó toda su mano sin guante dentro de su vagina durante una cita, en 2003, mientras hacía comentarios “vulgares” sobre sus genitales, según una de las demandas. Otra mujer alegó que el ginecólogo manoseó sus senos en una visita de 2008, y que más tarde le dijo falsamente que “probablemente tenía SIDA”. Una tercera mujer acusó al médico de pasarle los dedos sin guantes sobre su cuerpo desnudo y de mirarla lascivamente durante un supuesto examen cutáneo, indica la demanda.

La ola de litigios se produce mientras la USC sigue lidiando con el escándalo, que, según los expertos legales, podría resultar costoso para la institución a medida que decenas de antiguas pacientes comparten sus experiencias con el ginecólogo.

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Tyndall, de 71 años, que trabajó en la clínica de salud estudiantil de la USC durante casi tres décadas, no pudo ser contactado para hacer comentarios el lunes. En entrevistas anteriores con The Times, el médico defendió sus exámenes y los definió como minuciosos y apropiados. Agregó también que el diálogo franco y honesto sobre la vida sexual era parte de su forma de tratar a las adolescentes mayores que estaban inscriptas en la USC.

“Nunca tuve deseos sexuales” hacia las pacientes, aseguró en una entrevista.

Tyndall no ha sido acusado de ningún delito. El capitán Billy Hayes, que supervisa la unidad de delitos sexuales de alto perfil del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), confirmó que no recibieron denuncias formales sobre el ginecólogo, pero discutió la investigación con la USC y con un abogado de varias expacientes.

La forma en que la USC manejó la situación con Tyndall provocó indignación e impulsó a algunos miembros del profesorado a expresar abiertamente sus críticas hacia el presidente de la institución, C.L. Max Nikias. Una petición online que aboga por el despido de Nikias cosechó más 1,500 firmas.

“Tenemos que dejar bien en claro que tenemos que cambiar nuestras prácticas”, afirmó una de las demandantes, Viva Symanski, de 30 años, quien afirma que Tyndall la tocó de manera inapropiada y le preguntó repetidamente sobre su vida sexual durante una cita, en enero de 2014.

La USC reconoció que los administradores tenían informes sobre las malas conductas de Tyndall que se remontan, al menos, a principios de la década de 2000. Los funcionarios admitieron la semana pasada que el ginecólogo debería haber sido apartado de la clínica años antes, debido a la gravedad de las quejas.

Tyndall no fue suspendido hasta junio de 2016, después de que una enfermera supervisora, Cindy Gilbert -frustrada de que los administradores de la clínica no tomaran en serio las quejas contra el ginecólogo-, lo denunció al centro de crisis por violación del campus. El especialista fue puesto en licencia con goce de sueldo por casi un año, y excluido de la clínica mientras se llevaba a cabo una investigación interna.

Algunas de las quejas más graves se refieren a su uso de los dedos al comienzo de los exámenes pélvicos. Los testigos le dijeron a The Times que el médico insertaba rutinariamente un dedo, y luego un segundo, en las pacientes, después de expresar preocupación de que el espéculo no cupiera, y comentaba sobre la rigidez de sus músculos vaginales mientras las examinaba.

En entrevistas recientes con The Times, Tyndall afirmó que su uso de los dedos tenía un propósito médico legítimo y dijo que algunos de sus comentarios a las pacientes fueron malinterpretados.

La investigación de la USC determinó que los exámenes pélvicos estaban fuera de los límites de la práctica médica aceptada, y equivalían al acoso sexual de las pacientes.

Sin embargo, la institución negoció un acuerdo secreto que le permitió a Tyndall renunciar a cambio de un pago no revelado. El hecho no fue reportado a la junta médica en ese momento. La semana pasada, la USC también reconoció que no denunciar a Tyndall ante la junta médica fue un error. Una denuncia tardía fue presentada en marzo.

El preboste de la USC, Michael Quick, emitió una carta, este lunes por la mañana, disculpándose con las pacientes de Tyndall y refutando la idea de que los principales administradores decidieran ignorar las quejas de las pacientes y el personal. “Es cierto que nuestro sistema falló, pero es importante que sepan que este rumor de encubrimiento es evidentemente falso”, escribió Quick en una carta. “Nunca a sabiendas pondríamos a los estudiantes en peligro”.

Quick agregó que “los acuerdos nunca parecen apropiados”, pero dado el tamaño y la complejidad de la USC, “a menudo es la forma más conveniente de retirar a alguien de la universidad”.

El preboste indicó que los altos directivos de la institución no se enteraron de las quejas contra Tyndall hasta 2017.

John Manly, un abogado del condado de Orange que representa a cuatro expacientes, no estuvo de acuerdo; para él, es evidente que la universidad ignoró las quejas sobre Tyndall durante años. “No importa cuántas personas salgan lastimadas. Se trata de proteger la reputación de la USC”, expuso Manly, quien la semana pasada ayudó a asegurar un acuerdo por $500 millones de la Universidad Estatal de Michigan para decenas de antiguas pacientes del Dr. Larry Nassar.

Las demandas afirman que muchas mujeres no reconocieron que lo que experimentaron era un abuso hasta que The Times reveló las acusaciones.

Lucy Chi, que entabló una demanda colectiva federal en el Distrito Central de California, alegó que fue violada por el médico en una cita de 2012 cuando él introdujo sus dedos en su vagina. La mujer pensó que el comportamiento de Tyndall era incorrecto después de leer una investigación del Times que detallaba las denuncias de mala conducta presentadas por las pacientes y el personal de la clínica durante años.

En una tercera demanda, una joven que se graduó de la facultad de derecho de la USC en 2016 alegó que Tyndall introdujo sus dedos dentro de ella al comienzo de un examen pélvico y comentó sobre la rigidez de sus músculos genitales. “En retrospectiva, ella piensa: ‘No estoy segura de que haya una razón para que se haga eso’”, relató su abogado, David Ring. “Ella se da cuenta ahora de que algunas de las cosas él hizo en el examen probablemente eran innecesarias y se realizaron solo por sus propios motivos lascivos”.

Los ginecólogos tocan de forma rutinaria a sus pacientes durante las visitas médicas, por lo cual un aspecto del litigio implicará evaluar si cada acusación contra Tyndall constituye una conducta indebida. Para muchas mujeres que ven a un ginecólogo, el examen pélvico puede ser invasivo y, a veces, incómodo.

Tal observación retrasada será un factor en el litigio, consideraron los abogados. Ronald Labriola, un letrado de Irvine que representa a cuatro de las mujeres, destacó que las demandantes argumentarán que la prescripción de dos años no se aplica a la conducta del ginecólogo. “El 99.95% de estas pacientes no tuvieron una verdadera comprensión del abuso hasta la semana pasada”, expresó, refiriéndose a la publicación del informe de The Times.

El viernes, Nikias escribió una carta a la comunidad diciendo que él personalmente había leído los informes de las antiguas pacientes de Tyndall, y que estaba preocupado. “El comportamiento del antiguo médico nos angustia profundamente”, escribió Nikias. “Debería haber sido destituido y remitido a las autoridades hace años”.

El abogado de San Francisco Paul E. Gaspari, quien defendió a distritos escolares y diócesis católicas en demandas por abuso sexual, explicó que dado el número de mujeres que se presentaron y la consistencia de sus denuncias, es casi seguro que la USC negocie un acuerdo masivo “por el bien de las víctimas y de la institución”.

“Es casi imposible abordarlas una por una. Un solo caso podría resultar fácilmente en un veredicto desbocado”, dijo Gaspari. “Es mejor identificar al mayor número de demandantes posibles, y abordarlas de forma colectiva”.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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