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Estilista de género no binario crea un espacio seguro para cortar el cabello a jóvenes LGBTQ

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La mujer joven, transgénero y negra, en la silla del estilista Madin López, odiaba cortarse el cabello. Los peluqueros siempre le preguntaban acerca de su identidad de género, siempre le cortaban el cabello corto; ella siempre se sentía decepcionada.

Pero en una reciente tarde sofocante, López hizo una pequeña trenza sobre la frente de Kaityanna Phillips, de 23 años de edad, quien había dejado pacientemente crecer su cabello y, por primera vez, lograba trenzarlo. Maravillada, la joven no podía dejar de pasar sus manos sobre él. “Al venir aquí, la luz volvió a entrar en mí”, afirmó, con felicidad.

‘Aquí’ es el tráiler Airstream color beige, modelo 1977, que López convirtió en una barbería y estacionó en una bulliciosa calle de Hollywood, cerca del centro juvenil del Los Angeles LGBT Center.

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Dos veces al mes, López -quien se reconoce como de género no binario, o genderqueer, y no se identifica ni como hombre ni como mujer- corta el cabello gratuitamente a decenas de jóvenes LGBTQ, ofreciéndoles un espacio donde su identidad no sólo es respetada sino también abiertamente discutida.

López, cuyas manos tienen tatuadas las palabras ‘THEY’ y ‘THEM’ (‘ellos’ y ‘les’) le pregunta a cada persona: “¿Cuál es tu pronombre de género preferido?”. A sus 30 años, maneja una peluquería a través de una pequeña organización sin fines de lucro llamada Project Q (la ‘Q’ responde a queer). Muchos de los jóvenes que se cortan allí su cabello no tienen hogar, o llevan una vida difícil; otros son sólo niños que intentan saber quiénes son.

“Tener un corte de pelo genial es tan poderoso que sientes que eres dueño de todo en tu espacio, sientes que puedes ocupar ese espacio”, asegura López, quien trabaja también en un salón de Echo Park. “Cuando no te sientes bien contigo eres temeroso, no avanzas… Yo quería darle confianza a la gente que necesitaba ese empuje extra”.

Madin López habla con sus clientes en el exterior de su tráiler, donde corta el cabello gratis a jóvenes LGBTQ (Claire Hannah Collins / Los Angeles Times).

Madin López habla con sus clientes en el exterior de su tráiler, donde corta el cabello gratis a jóvenes LGBTQ (Claire Hannah Collins / Los Angeles Times).

(Claire Hannah Collins / Los Angeles Times)

Trabajar desde la experiencia

El estilista sabe lo que es ser joven, negro, queer y no aceptado. Durante su infancia en Los Ángeles, López tenía cerca de 12 años cuando comenzó a sentir que era diferente. Britney Spears apareció en TV un día, y López, quien por entonces se identificaba como mujer, pensó: “Oh, entiendo por que la gente dice que ella es atractiva”.

Después comenzó a preguntarle a sus familiares si pensaban que era homosexual. “Me dijeron que me golpearían hasta el cansancio, y lo hicieron”, cuenta López. “Es interesante cuando comienzas a darte cuenta de algo y tu familia, muy negra y muy cristiana, no lo acepta”.

López fue abusado físicamente y luego echado de su hogar. Recorrió hogares de crianza temporal, vivió primero con una familia adoptiva blanca y luego con otra, asiática. Ninguna de las dos sabía cómo cuidar de su cabello. “Se me caía el pelo; cada vez lo tenía más corto, porque nadie sabía qué hacer… Literalmente se me caían pulgadas de cabello”, narró.

Finalmente, se mudó con una madre adoptiva negra, quien tenía un salón de belleza en el sótano. La mujer le planchó el cabello y le ayudó a cuidarlo nuevamente. “Me sentí con vida otra vez”, afirma.

López comenzó a ocuparse de su pelo a los 16 años, sabiendo que los estilistas siempre son necesarios, tengan o no una familia. Así comenzó a trabajar, se volvió autosuficiente y luego quiso retribuir de algún modo.

Madin López, cuyos pronombres de género preferidos, ’THEY' y ‘THEM', están tatuados en sus manos, corta el cabello en un tráiler cerca del centro juvenil del Los Angeles LGBTQ, en Hollywood (Claire Hannah Collins / Los Angeles Times).

Madin López, cuyos pronombres de género preferidos, ’THEY’ y ‘THEM’, están tatuados en sus manos, corta el cabello en un tráiler cerca del centro juvenil del Los Angeles LGBTQ, en Hollywood (Claire Hannah Collins / Los Angeles Times).

(Claire Hannah Collins / Los Angeles Times)

Ni hombre ni mujer

“¡Pregúntenme a mí acerca de los pronombres!”, escribió López en una publicación reciente en Instagram, donde lucía una camiseta con las palabras: “Her/She. Him/He. Them/They” (La/Ella. Él/Él. Les/Ellos).

La identidad de López está fuera de los márgenes binarios, la tradicional clasificación de dos géneros distintos, varón y mujer, sin nada entre ambos.

Durante años, relató, hubo pocas palabras para articular su identidad. Así, usó los pronombres neutros de género (en inglés) ’xe’ ‘xim’ y ‘xir’.

Pero a medida que la comprensión de los estadounidenses acerca de la identidad de género y la sexualidad cambió rápidamente en los últimos años, los diccionarios y las principales organizaciones de noticias han adoptado cada vez más un lenguaje expansivo de género y el uso de ‘they’ como pronombre singular.

Merriam-Webster agregó varias palabras relacionadas -tales como genderqueer (género no binario) y cisgender (o cisgénero, empleado para una persona cuya identidad de género corresponde con su sexo biológico)- a su diccionario completo, el año pasado.

En abril pasado, The Times actualizó sus pautas de estilo para cobertura de temas de la comunidad LGBTQ, permitiendo el uso de “they” y “their” como pronombres singulares para individuos que no se identifican como hombres o mujeres, o para casos de género desconocido. La agencia Associated Press adoptó pautas similares.

Los legisladores estatales de California consideran actualmente una legislación que permitiría una tercera opción no binaria de género para los documentos estatales oficiales. El proyecto de ley, SB 179, fue aprobado por el Senado estatal en mayo.

El mes pasado, Oregon se convirtió en el primer estado en permitir que los residentes elijan “X” como identificación no binaria, en lugar de “M” (masculino) o “F” (femenino) en sus licencias de conducir y documentos de identificación, después de una decisión de la Comisión de Transporte estatal.

‘Este es un espacio seguro’

López, quien dirige Project Q junto con su esposa, Sabine, conduce el salón móvil a eventos de orgullo transgénero por todo California. Su iniciativa voluntaria apareció en un documental de MTV acerca de jóvenes transgénero el año pasado; eso le generó tanto trabajo adicional que debió incorporar a una segunda estilista, Coral Lobera, de 34 años de edad, en noviembre pasado. Lobera sonríe cuando se le pregunta acerca de sus pronombres de género preferidos. “Queer, lesbiana, todas las cosas, todos los pronombres, todas las etiquetas”, dice.

En una reciente tarde, el tráiler aparcó en Highland Avenue, en Hollywood. En el tapete de bienvenida podía leerse: “Este es un espacio seguro”.

Antes de cortarse el cabello, cada persona debe responder a una pregunta planteada por López en un tablero externo: ¿Cómo eliges ser visible? Cada día hay una nueva pregunta. López lo llama ‘el sistema monetario’: alguien responde cuidadosamente y obtiene un corte gratis. “Funciona como cualquier otra moneda”, dice. “Te dan algo y tú das algo a cambio”.

López creó el sistema después de trabajar con jóvenes desamparados. Algunos, buscando pagarle por sus servicios, intentaban dejarle alimentos de sus refugios, o su propia ropa.

Las preguntas son siempre personales:

“Mi cabello le dice al mundo ____”.

“¡Las vidas negras trans importan! ¿Por qué importa tu vida?”.

Ese día, un hombre transgénero de 19 años respondió acerca de la visibilidad: “Siendo yo, porque soy único”, afirmó.

El joven, quien sólo dio su primer nombre, Andre, tomó tres trenes y un autobús desde su casa, en Watts, para que López le corte el cabello. Orgulloso, mostró su nuevo tatuaje: el símbolo de Batman, coloreado en azul, rosa y blanco, la bandera del orgullo trans. “El motivo por el cual vuelvo a ver a Madin tan a menudo es porque crea un espacio seguro para la gente queer”, afirmó Andre. “En el área de Watts, si decido cortarme el cabello tengo que conformarme con mi entorno y ambiente… Tu estilista es como tu terapeuta. Como persona trans, necesito alguien con quien poder hablar”.

López pasó una afeitadora eléctrica por la espesa barba negra de Andre, donde diseñó una línea con picos similar a la del pulso cardíaco. “El costado de tu cabeza luce excelente ahora”, dijo López.

Hunter Pixel Jiménez, de Koreatown, un hombre transexual de 18 años, con aparatos de ortodoncia y una sonrisa tímida, aseguró que no puede imaginar cortarse el cabello en ningún otro sitio después de conocer a López. En otros lugares le dice al estilista que es hombre, pero le cobran un precio más alto por un corte de mujer, afirmó.

Mientras Lobera arreglaba su cabello, Jiménez explicó con emoción que su padre le ayudó a escoger su primer nombre después de que se reconoció como transgénero, y que hacía poco tiempo había elegido ‘Pixel’ como su segundo nombre porque ama los videojuegos.

López narró que, recientemente, una mujer desconcertada le preguntó: “¿Tú sólo cortas el cabello a jóvenes queer?”.

López respondió que sí; sólo a jóvenes queer y de color. La mujer insistió: “¿Y qué ocurre si llega a tu salón alguien totalmente opuesto a ello?”.

“Les digo que pueden esperar”, afirmó López “Si hay cuatro jóvenes negros, queer y desamparados que quieren cortarse el cabello, esa persona blanca, cisgénero y heterosexual puede esperar. Ellos tienen todo lo demás, todos los otros espacios. Este es el nuestro”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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