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LAPD requisa más a negros y latinos, pero son los blancos quienes llevan más artículos ilegales

LAPD Officer Charles Kumlander
Charles Kumlander, oficial de policía de Los Ángeles, revisa el bolso de una mujer después de percibir una pistola en el piso de un automóvil que él y su compañero detuvieron en el sur de Los Ángeles.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)
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Los oficiales de la Policía de Los Ángeles (LAPD) requisan a personas negras y latinas con mucha más frecuencia que a individuos blancos durante las detenciones en el tránsito, pese a que es más probable que hallen artículos ilegales a estos últimos, según un análisis del Times.

El análisis —el primero en una década en calcular los desgloses raciales de las inspecciones y otro accionar de los oficiales de LAPD después de detener vehículos— se da a conocer en medio de un creciente escrutinio a nivel nacional sobre las disparidades raciales en los controles efectuado por la policía.

The Times obtuvo los datos empleados en el análisis en virtud de una nueva ley de California que apunta contra la discriminación racial, y que exige que LAPD y otras agencias registren información detallada sobre cada parada de tránsito que efectúan.

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Después de un aumento en los delitos violentos, en 2014, la División Metropolitana del LAPD incrementó el uso de las detenciones de tráfico.

Ene. 24, 2019

El análisis de este periódico detectó que, en toda la ciudad, se revisó al 24% de los conductores y pasajeros negros, en comparación con el 16% de los latinos y el 5% de los blancos, durante un período reciente de 10 meses.

Eso significa que una persona negra en un vehículo tuvo más de cuatro veces mayor probabilidad de ser registrada por la policía que alguien blanco, y un latino experimentó tres veces más probabilidades.

Sin embargo, a los blancos se les encontraron drogas, armas u otros artículos de contrabando en el 20% de las requisas, en comparación con el 17% en caso de los negros y el 16% de los latinos. Los totales incluyen tanto la examinación de los vehículos como de los ocupantes.

Brian Allen conducía a casa desde el trabajo, en julio de 2017, cuando vio a un conocido de sus días en la preparatoria Crenshaw High School.

May. 17, 2019

Las disparidades raciales en los índices de búsquedas no necesariamente indican un sesgo; podrían reflejar diferencias en el comportamiento al conducir, tasas de criminalidad del vecindario y otros factores.

Pero las tasas más bajas de contrabando para los negros y los latinos plantean serias preguntas sobre la justificación de la aplicación de la ley para requisarlos con más frecuencia que a los blancos, señalan los criminólogos.

Las agencias del orden utilizan comúnmente estadísticas de detención y búsqueda para evaluar los dispares impactos raciales del accionar policial. El Departamento de Justicia de EE.UU a veces ordena que las agencias con problemas de derechos civiles recopilen y analicen los datos.

En la década de 1970, los agentes de policía de Los Ángeles estaban furiosos porque las quejas pasadas contra ellos llegaban cada vez más a los tribunales.

Ago. 15, 2018

Pero un asesor policial constitucional del Departamento de Policía de Los Ángeles señaló que este tipo de análisis no tiene en cuenta las complejidades de las decisiones de un oficial al evaluar una situación y decidir cómo tratar a las personas en un vehículo. Los agentes reciben capacitación sobre sus propios prejuicios implícitos y tienen una base legal para cada detención y requisa que llevan a cabo, explicó el asesor, Arif Alikhan, quien recientemente dejó LAPD.

Según este experto, el análisis incluye las detenciones donde los agentes ejercen poca discreción y es menos probable que el sesgo racial sea un factor de importancia, como en una requisa durante un arresto. “No detenemos a las personas por motivos de raza. Se supone que no debemos hacerlo”, remarcó. “Es ilegal, es inconstitucional y esa no es la base [sobre la cual] lo hacemos”.

Para algunos activistas y académicos de la comunidad, los números aumentan la preocupación de que LAPD podría apuntar a negros y latinos en inspecciones invasivas, dañando así las relaciones con los residentes minoritarios, un tema que el departamento trabajó mucho para fortalecer desde los oscuros días posteriores a los disturbios de 1992.

“Incluso con sospechas razonables o causa probable, si no genera arrestos que van directamente a los niveles más altos de seguridad pública, lo único que se hace es emboscar, y ello tiene un costo muy alto en la confianza”, señaló la abogada de derechos civiles Connie Rice, una veterana crítica de LAPD, que en los últimos años trabajó con la agencia para lograr reformas.

El alcalde Eric Garcetti calificó el análisis de The Times como “importante y oportuno”, e indicó que está comprometido a “ayudar a LAPD a avanzar en temas de raza y relaciones comunitarias”. “Espero que nuestra Comisión de Policía y los líderes de los departamentos utilicen esta información para enriquecer las mejores prácticas, y deseo que la agencia trabaje de manera consciente e imparcial para ganar la confianza de cada angelino, todos los días, con cada interacción”, expresó Garcetti en una declaración escrita.

El jefe de policía de Los Ángeles, Michel Moore, rechazó los pedidos de una entrevista. En un comunicado expuso que el análisis de The Times no cuenta la historia completa porque “no define ni describe las circunstancias de cada parada o requisa”.

La declaración señala que LAPD no tolera el sesgo racial y que disciplina a los oficiales si es necesario. “Nos esforzamos por garantizar que nuestras detenciones e inspecciones sean legales, y se realicen de una manera que genere confianza en la comunidad”, expuso Moore en el comunicado.

Los nuevos hallazgos siguen a un artículo de este periódico, publicado en enero pasado, que muestra que LAPD, incluida su división metropolitana de élite, detuvo a los conductores negros en tasas mucho más altas que su porción en la población.

Según el análisis hecho por The Times sobre los nuevos datos estatales, los conductores y pasajeros negros y latinos fueron requisados con más frecuencia que los blancos en casi todas las partes de la ciudad.

Los negros y los latinos tuvieron más del triple de probabilidades que los blancos de ser retirados del vehículo, y el doble de posibilidades de ser esposados o detenidos en la acera, conforme el análisis de The Times.

Alrededor del 3% de los negros y latinos detenidos por LAPD fueron arrestados, en comparación con el 2% de los blancos.

En general, los oficiales encontraron artículos ilegales en el 17% de sus requisas. La mayor parte de estos fueron drogas o alcohol, mientras que el 9% fueron armas de fuego.

Las disparidades raciales comienzan cuando los oficiales de LAPD deciden qué automóviles detener. El análisis del periódico detectó que los conductores negros y latinos fueron apartados del camino a tasas más altas que los blancos.

De los más de 385.000 conductores y pasajeros detenidos por LAPD desde el 1º de julio de 2018 hasta finales de abril último, el 27% fueron negros, en una ciudad que tiene aproximadamente un 9% de residentes de esa raza. Alrededor del 47% de los detenidos fueron latinos, lo cual equivale aproximadamente a su porción en la población, y cerca del 18% fueron blancos, cuando el 28% de los residentes de la ciudad lo son.

Los asiáticos, sin incluir a los descendientes del sur de Asia, constituyeron aproximadamente el 4% de los detenidos, y representan el 11% de la población. LAPD requisó al 2% de los conductores y pasajeros asiáticos que fueron demorados en un control policial.

Según el análisis de The Times, una violación del vehículo, como una luz trasera rota o vidrios polarizados, se mencionó como motivo en más del 20% de las paradas de vehículos que involucraron a negros y latinos, en comparación con el 11% de las que implicaron a blancos.

Dichas infracciones pueden servir como excusa para que los oficiales busquen irregularidades más graves. Las detenciones por estos pretextos son legales, pero han sido criticadas por académicos y defensores de los derechos civiles porque otorgan demasiadas licencias a las fuerzas del orden público para operar por instinto, en lugar de con base en la evidencia.

En respuesta al informe anterior de este periódico, que mostraba disparidades raciales similares, Garcetti ordenó al departamento que redujera las detenciones de vehículos. Hasta agosto último, el número de estas acciones realizadas por LAPD disminuyó un 11% en comparación con el mismo período del año pasado.

Mientras caía la noche en el sur de Los Ángeles, en una tarde reciente dos oficiales de LAPD detuvieron un Buick Regal blanco, y le pidieron a sus ocupantes que salieran del vehículo. Luego divisaron una pistola en el piso, del lado del pasajero delantero.

“Sé que hay un arma en el auto. ¿Les importa si lo registramos?”, le preguntó el oficial Charles Kumlander a los dos muchachos negros y a dos jóvenes latinas que estaban de pie y esposadas frente a una valla, mientras un periodista y fotógrafo de The Times observaba. Uno de los hombres asintió.

Kumlander puso el arma, junto con un pañuelo azul, en el capó del automóvil; las balas cayeron. Luego hurgó en los bolsos de las mujeres.

Los oficiales concluyeron que el arma pertenecía al pasajero, y dejaron ir a los demás. “No deberían conducir por el sur de Los Ángeles con una pistola envuelta en los colores de los Crip”, le advirtió el oficial Colt Haney a las mujeres, que eran de San Bernardino. “Así es como balean a la gente”.

Los funcionarios de LAPD no permitieron que el reportero de The Times hablara con los oficiales, pertenecientes a la unidad de pandillas de la División de 77th Street. Ellos informaron a su supervisor, el sargento Mario Cardona, sobre los motivos de la detención del automóvil, ocurrida en West 54th Street y South Vermont Avenue.

Según los oficiales, el pasajero delantero no llevaba puesto el cinturón de seguridad y se inclinó para ponerse algo entre las piernas. Además, las etiquetas de registro del automóvil habían vencido.

El auto tenía vidrios polarizados, estaba en un área conocida de pandillas y había varias personas adentro. Los oficiales consideraron que había un riesgo de seguridad y ordenaron al conductor y a los tres pasajeros que salieran del coche. El arma estaba a la vista, por eso pudieron confiscarla legalmente y registrar el resto del vehículo.

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El oficial de policía de Los Ángeles, Charles Kumlander, arresta a un sospechoso de posesión ilegal de una pistola.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)

Demográficamente, LAPD refleja con buena exactitud la ciudad: el 49% de los oficiales son latinos, el 10% son negros, el 31% son blancos y el 10% son asiáticos, según cifras del departamento.

Mientras recorren las calles de Los Ángeles, los oficiales deben sentir curiosidad por lo que ven, le dijo Cardona a un periodista de The Times, y comparó el proceso con el de lanzar una línea sin saber si se enganchará un pez pequeño o uno grande.

Si una persona parece estar fuera de contexto -por ejemplo, si usa un sombrero asociado con una pandilla pero está en el territorio de otra-, el oficial debe averiguar quién es ese individuo. Pero el sesgo racial nunca está involucrado, agregó. “¿Te detendremos sólo porque eres negro? No”, explicó Cardona. “Pero si pasaste un semáforo haremos una detención en el tránsito y averiguaremos quién eres”.

Los oficiales de LAPD encontraron armas en menos del 2% de las requisas realizadas, según el análisis de este periódico. Más de cuatro de cada cinco veces no hallaron nada, ni drogas ni armas.

En toda la ciudad, en 2018, el 43% de los sospechosos de delitos violentos fueron negros y el 40% latinos, según las estadísticas de LAPD. De acuerdo a los los expertos, esto no justifica las tasas de búsqueda dispares, porque el contrabando se encuentra con menor frecuencia en aquellos grupos que son requisados más a menudo. “En el nivel más simple, parece que los negros y los latinos están siendo sometidos a un umbral más bajo de sospecha para ser investigados”, consideró Jack Glaser, profesor de política pública en UC Berkeley, quien ha estudiado los datos de detención de tráfico.

Para Glaser, la tasa de búsqueda del 24% para los afroamericanos plantea preguntas sobre si los oficiales de LAPD apuntan a ellos debido a su raza. “Si se requisa a una cuarta parte de las personas que son detenidas, lo que se intenta es inspeccionar a los individuos”, dijo. “No se trata simplemente de detenerlas por pasar señales de alto y luego ver que tienen un bulto con forma de pistola en el bolsillo”.

Lorie Fridell, profesora de criminología de la Universidad del Sur de Florida y autora de un estudio pionero sobre datos de detención, expuso que las tasas de contrabando más bajas para los blancos son una “señal de advertencia” y deberían ser revisadas por los funcionarios de LAPD. “A pesar de que nunca podemos probar o refutar la discriminación, son una señal de alerta fuerte para la disparidad injustificable, que exige que una agencia al menos observe más de cerca las prácticas de inspecciones”, resaltó Fridell, quien llevó a cabo una capacitación financiada con fondos federales sobre el sesgo en los departamentos de policía de todo el país.

Además del análisis tradicional que involucra desgloses raciales de paradas y requisas, The Times usó un modelo estadístico llamado “prueba de umbral” en colaboración con Stanford Open Policing Project. El modelo sopesa las tasas de búsqueda y los índices de recuperación de artículos de contrabando para determinar cuánta evidencia requieren los oficiales antes de realizar búsquedas en diferentes grupos raciales.

Los investigadores de Stanford descubrieron que el Departamento de Policía de Los Ángeles generalmente requisaba a negros y latinos con menos evidencia que a los blancos. Esto era así incluso cuando se excluían las búsquedas “no discrecionales” —incluidas las realizadas debido a un arresto, o como condición de una libertad condicional— como la razón principal de la exploración. En esos casos, los oficiales tienen permiso explícito para inspeccionar, por lo cual es poco probable que exista un sesgo racial, en comparación con aquellas ocasiones en que la búsqueda es más una decisión judicial, consideraron los expertos.

Incluso si cada inspección tiene sustento legal, es inconstitucional aplicar un estándar diferente para los afroamericanos y latinos, y otro para los blancos, consideró Peter Bibring, abogado principal de ACLU del sur de California y director de prácticas policiales de ACLU de California. “Si ese es el tipo de accionar policial que creen que se ajusta a la comunidad blanca en Los Ángeles, si eso es lo menos intrusivo, pues entonces es el estándar que merecen todos los angelinos”, remarcó.

Para las personas que son detenidas y requisadas por LAPD, la experiencia puede ser humillante.

En noviembre de 2017, Bryant Mangum conducía a casa en su BMW blanco con vidrios polarizados cuando fue detenido por agentes de LAPD a punta de pistola. Lo palparon y le dijeron que se pusiera de pie frente a una cerca, con las manos detrás de la espalda, relató Mangum a The Times.

Mientras un oficial registraba el vehículo, el otro le preguntaba si tenía armas o drogas, si estaba en una pandilla y cómo podía pagar un BMW.

Los oficiales no precisaron por qué lo habían detenido y no pidieron permiso para requisar el auto, relató Mangum. Finalmente, lo dejaron ir sin ninguna multa ni advertencia.

Mangum, de 37 años, es un capataz de almacén que tiene una propiedad a una cuadra de las calles East 99th y South Main, donde ocurrió el incidente. Tiene antecedentes penales, principalmente por vandalismo en sus días como grafitero, pero su última condena fue en 2006, según muestran los registros judiciales.

South L.A. resident Bryant Mangum
Bryant Mangum, residente del sur de Los Ángeles, ha sido detenido y requisado muchas veces por la policía de Los Ángeles.
(Dania Maxwell / Los Angeles Times)

Cuando compró el BMW y el auto todavía tenía placas de papel, lo detuvieron 10 veces en un mes, detalló.

Mangum cree que los oficiales ven un lindo automóvil conducido por un hombre negro y quieren investigar si es miembro de una pandilla o narcotraficante. Ya no consulta por qué lo detienen o registran, porque algunos oficiales se han irritado ante esas preguntas en el pasado. “Es muy traumático; no me gusta conducir por la noche”, relató. “No puedo disfrutarlo donde vivo. Me preocupan más los policías que los delincuentes”.

En Van Nuys, Leo Hernández contó que fue detenido por oficiales de LAPD dos veces en 2015. Una vez, los policías le dijeron que su Honda Civic era un modelo frecuentemente robado en el área. La siguiente ocasión, le indicaron que sus vidrios polarizados eran demasiado oscuros y que los rosarios que colgaban de su espejo le obstruían la vista.

En ambas ocasiones, los oficiales solicitaron registrar su automóvil, comentó Hernández. Él estuvo de acuerdo, y los agentes no encontraron nada. “Pregunté: ‘¿Por qué me detienen? ¿Es por mi aspecto?’”.

Hernández, de 36 años, quien es latino y trabaja a tiempo parcial para el Departamento de Parques y Recreación de la ciudad, afirmó que la detención por las ventanas polarizadas -que resultó en una multa-: “Por supuesto, me pareció discriminatoria [por la raza]”.

Las brechas en los índices de inspecciones entre negros y blancos en Los Ángeles son más amplias que las encontradas en otras urbes importantes de California, como San Diego y Oakland, pero más pequeñas que en San Francisco, según los informes más recientes disponibles. Los expertos en temas policiales reconocen las limitaciones de los datos, pero afirman que los líderes locales de las fuerzas del orden deberían tomarlo en serio.

A LAPD se le exigió por un decreto de consentimiento federal que recopile datos detallados de sus detenciones y requisas, pero la práctica se redujo después de que el decreto fue suspendido, en 2013. Hasta que la nueva ley estatal entró en vigor, en julio pasado, los oficiales de LAPD recopilaban información básica sobre las detenciones de vehículos y transeúntes, pero casi nada sobre las inspecciones.

“Tienen la responsabilidad de decir: ‘Aquí está la naturaleza de los datos de las detenciones y del delito en esta área’”, resaltó Chuck Wexler, director ejecutivo de Police Executive Research Forum, que investiga y recomienda políticas para las agencias de policía. “No digo que las detenciones sean incorrectas, pero son un punto de partida para una discusión sobre la causa del crimen en ese vecindario y qué dice eso sobre la estrategia”.

En respuesta a una demanda de ACLU, el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York redujo drásticamente las detenciones y requisas de los transeúntes negros y latinos. El Departamento de Policía de Oakland restringió sus paradas de vehículos a casi la mitad desde 2015.

Los policías de Oakland aún detienen e inspeccionan a individuos negros a tasas más altas que otras razas. Pero menos residentes se ven incomodados por las paradas de tráfico, puesto que los delitos han disminuido en muchas categorías clave.

Las detenciones por pretextos son más bien una expedición de pesca que una iniciativa de lucha contra el crimen, según los líderes de la policía de Oakland, y a los oficiales se les instruyó usarlas con moderación. “Hemos reducido nuestra huella en la comunidad. Y eso también sana las relaciones”, expresó la jefa de policía Anne Kirkpatrick. “No debemos detener a todo el mundo con una red enorme”, finalizó.

Ryan Menezes, redactor de The Times, contribuyó con este artículo. Los datos, el código y la documentación de esta historia están disponibles en Github.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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