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Con un paseo a caballo, esta vaquera de 95 años saldó un pendiente de su lista de deseos

Opal Hagerty, 95, of Escondido meets Blossom, a 16-year-old Belgian draft horse, before a carriage ride last week in Temecula.
Opal Hagerty, de 95 años y residente de Escondido, conoce a Blossom, un caballo de tiro belga de 16 años, antes de un viaje en carruaje, la semana pasada, en Temécula. (Pam Kragen / San Diego Union-Tribune)
(Pam Kragen / San Diego Union-Tribune)

Opal Hagerty de Escondido, no quería morir sin un último paseo por el sendero.

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Cuando Opal Hagerty, de 95 años, se presentó la semana pasada para dar un paseo en carruaje tirado por caballos, en Temécula, estaba vestida de manera natural, con una chaqueta con flecos y un sombrero de vaquero.

Durante gran parte de la vida de esta vaquera de Escondido, montar a caballo fue un pasatiempo y una pasión. Pero los problemas de la edad y la salud obligaron a Hagerty y a su difunto esposo, Donald Gale Hagerty, a vender sus caballos hace más de 20 años. Así, habían pasado décadas desde la última vez que había podido siquiera acariciar a un caballo. Entonces, cuando el viernes pasado pudo saldar un pendiente de su lista de deseos finales, la viuda y madre de tres hijos decidió vestirse para la ocasión, y todo salió sin problemas.

“Fue la cabalgata más hermosa que he tenido”, afirmó después. “La recordaré por el resto de la vida que me quede”.

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Hagerty es la última receptora del programa Dreams Do Come True (Los sueños sí se hacen realidad) en el Centro de Retiro Cypress Court, en Escondido, donde vive desde 2011. Durante el último lustro, la directora de bienestar de Cypress Court, Judy Lucous, ha concedido los deseos de más de media docena de residentes. Los beneficiarios, muchos de ellos en cuidados paliativos o discapacitados, han disfrutado de paseos en bicicleta, en globo aerostático, en moto, en barco y hasta de una excursión de compras.

Opal Hagerty, de 95 años, da un paseo en carruaje con caballos por un viñedo de Temécula. A la mujer se le cumplió el deseo de disfrutar de un último paseo gracias al programa Dreams Do Come True, de la comunidad de jubilados de Cypress Court, en Escondido, donde vive desde 2011. (Pam Kragen / San Diego Union-Tribune)
(Pam Kragen / San Diego Union-Tribune)

A veces los residentes no saben bien qué es lo que más quieren, pero Hagerty nunca dudó. Durante casi una década le había dicho a cualquiera que preguntara que quería montar a caballo una vez más. Como tiene movilidad limitada y depende de un tanque de oxígeno, la cuestión no parecía segura o factible. Hasta que Mark y Marika Matson, de Temecula Carriage Co., le ofrecieron a Hagerty un paseo en carruaje tirado por caballos a través de los viñedos de la ciudad, y finalmente fijaron una fecha.

“He querido montar toda mi vida”, expuso Hagerty acerca de su pasión equina. “Siempre me pareció maravilloso estar sentada en un caballo y poder mirar todo a mi alrededor. Me encanta su libertad”.

Hagerty nació y se crió en Long Beach, donde descubrió su amor por los equinos en la escuela secundaria, cuando tomó clases de equitación. Casi al mismo tiempo, conoció a su futuro esposo, Don, un compañero de escuela, pero pasarían algunos años antes de que pudieran casarse.

Después de que Pearl Harbor fue bombardeado, en 1941, él se alistó en la Marina y sirvió en el cuerpo de submarinos. Mientras estaba destinado en la base de Pearl Harbor, durante la Segunda Guerra Mundial, resultó herido y pasó un tiempo en un hospital, recuperándose. Durante su internación, en enero de 1945, su submarino, el Seawolf, se perdió en el mar con 100 hombres a bordo, lo cual lo convirtió en el único tripulante sobreviviente, comentó Hagerty.

Después de la guerra, la pareja se casó y tuvo tres hijos. Compraron una casa en Buena Park y también sus primeros caballos, que montaban a través de los cauces secos de lo que entonces era principalmente un condado de Orange rural. Mientras tanto, Don trabajaba para McDonnell Douglas, probando la fuerza y la estabilidad de partes aéreas en túneles de viento. Después de criar a sus hijos, Opal trabajó en la oficina de una escuela vocacional. En 1997, se jubilaron y mudaron a Tehachapi, donde montaban a caballo a diario.

A medida que pasaron los años y su salud disminuía, los Hagerty se vieron obligados a vender su casa y a sus caballos en Tehachapi, y se trasladaron más cerca de su familia, a Escondido, en 2010. Un año después, se mudaron a Cypress Court, donde Don Hagerty murió en 2014, a los 92 años. El viernes, Opal dijo que estar cerca de un caballo nuevamente le había traído recuerdos agradables de los muchos años felices vividos con su esposo.

Mark Matson señaló que la historia de Hagerty lo había conmovido profundamente. Por esa razón, él y su esposa, Marika, quisieron hacer realidad su deseo.

Ambos comenzaron su empresa en 2007, con un caballo de tiro y un carruaje y, a lo largo de los años, el negocio se amplió para incluir 12 equinos y ocho carruajes.

Dado que el paseo del viernes fue el cumplimiento de un deseo, los Matson llegaron en un carruaje estilo Cenicienta tirado por Blossom, un caballo de tiro belga, de 16 años de edad. Después de darle a Hagerty tiempo para besar y acariciar a Blossom durante unos minutos, emprendieron un viaje de una hora a través de 109 acres de viñedos y olivares por la bodega Carter Estate.

Opal Hagerty, izquierda, en el carruaje junto con Judy Lucous, directora de bienestar en la comunidad de jubilados de Cypress Court, en Escondido. A través del programa Dreams Do Come True de la comunidad, Lucous concede deseos a los residentes mayores del centro. (Pam Kragen / San Diego Union-Tribune)
(Pam Kragen / San Diego Union-Tribune)

Lucous ahora trabaja para cumplir un deseo de una residente de 85 años, que corría autos de carrera en sus años más jóvenes y le gustaría conducir uno nuevamente, antes de morir. La mayoría de los deseos son cumplidos de forma gratuita por organizaciones y empresas locales.

“No sé cómo haremos eso, pero encontraremos la forma”, anticipó Lucous.

Kragen escribe para el San Diego Union-Tribune.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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